Opinión
Macarena Olona, a otro perro con ese hueso
Por Anita Botwin
-Actualizado a
Se abre el telón y aparece una Macarena Olona de blanco inmaculado, un blanco que parece jugar a expiar los pecados políticos que pudo cometer. Al otro lado, el contraste con un Jordi Évole de negro, lanzando preguntas, en algún momento casi perdiendo los nervios, porque en el fondo sabe que ella se está saliendo con la suya, que está mostrando su mejor imagen, un postureo dramático de diez para su nuevo propósito: volver a la esfera política.
En la entrevista de Lo de Évole Macarena Olona citó a Julio Anguita y a Primo de Rivera y se quedó tan ancha, porque en el fondo su estrategia ahora es jugar al despiste y engañar a cuanta más gente posible para su futuro proyecto político, que no será otra cosa que otro partido de extrema derecha que no lo parezca. Chapa y pintura, algo que se estila mucho en los partidos políticos de la derecha de los últimos tiempos, crear nuevas estrategias, pero apuntando al mismo objetivo: el neoliberalismo adornado de tintes xenófobos, machistas, clasistas y edulcorado con tintes patrióticos que toque en lo profundo de la emoción de los votantes, donde la razón queda relegada a un segundo plano.
Macarena Olona apuntaba, pero no disparaba en el programa de Jordi Évole. La Despechá apuntaba contra los que hasta hace dos días eran sus colegas políticos, pero no disparaba porque en el fondo sabe las consecuencias de meterse contra ciertos sectores que ella ha conocido de cerca. Tiraba la piedra, pero escondía la mano, bien por interés personal, bien por miedo, bien por un poco de todo eso. De hecho, Olona apareció en televisión para contarnos algo que no sabíamos, que en su partido había nazis, machistas y xenófobos, pero que ella no era nada de eso. Macarena Olona, a otro perro con ese hueso.
Évole le mencionó en varias ocasiones a Franco, a lo que ella respondía con ETA tirando de argumentario, como si en el fondo no hubiera abandonado en ningún momento su partido y desde luego su ideología. Porque no engaña a nadie, por mucho que Olona se vista de seda, no está interesada por las víctimas del franquismo, ya que según sus palabras ese era un tema muy antiguo, no como las palabras de Primo de Rivera, que debe ser que son maistream y no nos hemos enterado.
Al final Lo de Olona no fue más que una carta de presentación para su próximo proyecto o una entrevista de trabajo para quien quiera captarla de cara a las elecciones generales. Por eso mostró su mejor cara, una cara que desde luego no engañaba a nadie con unas lágrimas de cocodrilo al más puro estilo Isabel Díaz Ayuso tras el fallecimiento de miles de ancianos en las residencias que ella misma gestionaba. Esas lágrimas nos las conocemos bien quienes sufrimos las políticas que más atacan a las más indefensas, son las lágrimas dramáticas que bien podrían optar a un Oscar, y que apuntan y disparan a migrantes, precarias, mujeres víctimas de violencia machista y demás colectivos vulnerables.
Olona apuntaba, porque insinuó varios delitos cometidos por el partido en el que ella participaba, pero no disparaba, no daba nombres, no concretaba, no remataba. Ella apareció en La Sexta para defenderse, ahora que ella había sido el blanco de España Bola, un grupo de Telegram que había arremetido contra los colectivos más frágiles y había lanzado odas a Hitler cuando ella participaba en política. Pero entonces no le importaba, a lo mejor hasta le parecía divertido como a sus colegas de VOX, porque los disparos iban en otra dirección.
Y así reapareció Macarena Olona, con un gran acting, hablando de su parte más íntima, de un padre con problemas de adicción que las abandonó, mostrando su vulnerabilidad para presentarse como víctima, para que nos apiademos y confiemos en ella de cara a su futuro partido o candidatura política.
Sin embargo, por mucho que recorra el camino de Santiago o lance tuits que jueguen a la redención o a la concordia, muchas no olvidamos sus ataques, sus insultos, su política ultra contra la gente y los colectivos vulnerables. Por todo ello, Macarena Olona, a otro perro con ese hueso.
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