Opinión
Asfixia, abandono y derribo de la escuela pública por Ayuso
Por Mar Espinar Mesa-Moles y Esteban Álvarez León
Partido Socialista de Madrid
Los ciudadanos de la Comunidad de Madrid, voten a quien voten, necesitan tener meridianamente claro que España es un país descentralizado en el que el peso presupuestario y organizativo de las competencias educativas recae sobre las comunidades autónomas. No partir de este punto desfigura cualquier discusión. El pan y el circo conservador no pueden hacernos perder de vista la realidad. La situación de la educación en Madrid tiene un único responsable político: el PP.
Desde hace años, el gobierno de Ayuso está desarrollando una estrategia de asfixia, de abandono, de derribo y acoso contra la escuela pública con el único fin de ampliar la presencia de la enseñanza concertada y privada. En lugar de mejorar aquello que nos une, se debilita; en vez de reforzar un sistema que busca la igualdad, se depaupera. La apuesta ayusista de desprestigio hacia lo público hace que el ecosistema educativo madrileño esté siendo parasitado por una educación privada que no arriesga capital.
Me explico. Defender que en nuestra comunidad existe libertad en la elección de centro escolar representa una deformación grotesca y tendenciosa de la verdad. Las subvenciones a las familias que opten por el modelo privado y concertado suponen, ¿quién se atreve a negarlo?, arrebatar partidas presupuestarias a la enseñanza pública para derivarlas hacia una empresa privada que las acoge con los brazos abiertos. Se premia lo particular y se castiga el interés general. Los colegios e institutos públicos de la región, insignias de la justicia social, de la integración y de la igualdad de oportunidades, languidecen mientras aquellos centros que solo existen para conseguir beneficio económico y para fortalecer cierta endogamia económica, engordan mórbidamente.
Isabel Díaz Ayuso encarna una ideología muy definida que se caracteriza por convertir la sociedad en un entorno hostil. El fin estratégico de este neoliberalismo cruel es que el interés individual y la acción solidaria se convierta en un ejercicio de legítima defensa. “No te fíes de nadie que proponga un modelo fraternal. Ve a lo tuyo, como hago yo, como hacen los míos. ¿No ves lo bien que nos va?”, sería el lema ayusista. De ahí la conjuración contra la universidad pública. ¿Por qué no hacer negocio con la educación superior? Hablemos claro. Si a día de hoy la universidad pública madrileña puede continuar en pie es gracias al compromiso del gobierno de la nación. Solo los necios caerán en la trampa ayusista de sacar rédito político al último convenio sobre universidades entre la Puerta del Sol y Moncloa. El PP deja morir la universidad pública madrileña, el PSOE la salva.
No se le puede pedir al gobierno central lo que es competencia del autonómico. Vivimos una época peligrosa porque la mentira triunfa porque lo único que importa es triunfar frente a los demás. Los socialistas madrileños creemos que el único triunfo político que merece la pena es aquel que ayuda a quien más lo necesita. Lo dijo Leonard Cohen: A veces uno sabe de qué lado estar, simplemente viendo quienes están al otro lado. Mira a tu alrededor, pregunta a tus amigos, escucha a los profesionales de la enseñanza y luego elige si quieres lo mejor para todos o solo para ti.
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