Este artículo se publicó hace 11 años.
Educación, autoritarismo y alumnos privados de clase
Jorge Fonseca, profesor en la Universidad Complutense de Madrid
A cientos de miles de jóvenes, niñas y niños se les ha impedido hoy asistir a clase. Pero no lo han impedido piquetes de estudiantes, profesores o personal no docente. Quienes lo han hecho han sido el ministro de Educación y el Gobierno en pleno que aplican brutales recortes en el gasto educativo y sanitario para regalarle dinero a los banqueros y especuladores que desahucian familias con niños y ancianos. Recortes que dejan en la calle a miles de profesores (8.000 hoy mismo sólo en Madrid) y degradan la educación, degradación que el Gobierno pretende institucionalizar imponiendo la LOMCE, ley lesiva del derecho fundamental a la educación, que según muchos expertos viola la Constitución y tiene el rechazo de la mayoría social.
Los recortes sociales que empujan a la exclusión y destruyen el sistema educativo, siempre mejorable pero que ha conseguido que hoy tengamos las generaciones de jóvenes mejor formadas de la historia de España, han obligado a la ciudadanía a declararse en huelga en defensa de la educación. Y lo ha hecho con un éxito rotundo, más allá de la manipulación antidemocrática de cifras de seguimiento por parte del Gobierno y su sistema de propaganda público y privado.
La educación os hará libres, dijo José Martí. Quizás porque personas libres son un obstáculo para una política que recorta derechos sociales, laborales y políticos
La educación os hará libres, dijo José Martí. Quizás porque personas libres son un obstáculo para una política que recorta derechos sociales, laborales y políticos. El Gobierno parece empeñado en convertir la educación en un privilegio y a los ciudadanos en siervos. En realidad lo primero lo ha conseguido ya, pues los recortes a la educación, provocan deserción escolar en todos los niveles y coartan el derecho a acceder a estudios en la universidad a cientos de miles de jóvenes de familias trabajadoras. Y están expulsando a muchos estudiantes imposibilitados de pagar las tasas que no paran de subir. Muchos profesores pudimos constatarlo estos días en vivo y en directo en nuestras clases, en las que un alto número de estudiantes nos informaba que sus matrículas habían sido canceladas por impago de cuota de tasas. A su vez las últimas reuniones departamentales en vez de dedicarse a planificar la docencia son reuniones de 'reparto de cartas de despidos' a profesores a los que no se les renueva el contrato, situación que también afecta a personal de administración y servicios.
Por todo eso seguramente en la universidad el apoyo a la protesta ha sido masivo, de pocos precedentes en época reciente. En el Campus de Somosaguas de la Complutense, sólo unos pocos alumnos asistían a un par de clases esta mañana, con libertad, pues los piquetes informativos, que respetuosa y democráticamente invitaban a adherirse a la huelga, señalaban su respeto al derecho a asistir. Esos grupos informativos, organizados por la masiva asamblea de estudiantes y personal celebrada ayer, se limitaban a informar y pedir solidaridad con los compañeros excluidos de la universidad. Por el contrario algunos alumnos se quejaban de la coacción que supone la decisión de algún profesor de poner un examen en día de huelga sin ofrecer fecha alternativa para que los estudiantes pudieran ejercer el derecho de huelga. Debemos exigir que la adhesión a la huelga sea motivo de justificación de falta y no afecte a los resultados académicos de los alumnos.
Y de manera más general debemos exigir al Gobierno que abandone su deriva autoritaria y respete el derecho a la educación, derecho humano fundamental recogido en la Constitución.
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