Opinión
Ricky Martin (por fin) ha parido
Periodista
Y, que estamos en el mes que se celebra la madre, les pido que hagamos conciencia sobre las mamás más vulnerables: aquellas que han sido vendidas como esposas, violadas, robadas de su libertad y convertidas en mamás. (...) Nadie debería ser explotado, nadie debería ser obligado a vivir con abuso, ni perder su derecho a vivir en libertad y a tomar sus propias decisiones. Estoy convencido de que cada niño o niña tiene el derecho a tener eso, una niñez o juventud libre y feliz.(...) Como activista por los derechos humanos quiero que estas niñas tengan la posibilidad de retomar el control de sus vidas y se conviertan en agentes de cambio para que puedan desarrollar su potencial con plenitud. La trata humana es una violación de los Derechos Humanos. No debería existir en este mundo, por esto les exhorto a que actuemos, que se unan y que nos ayuden a luchar para combatirlo y ponerle fin. Ricky Martin, como embajador de Buena Voluntad de UNICEF.
Ricky Martin y su marido Jwan Yosef acaban de ser papás. A través de una publicación en Instagram hemos podido saber que el paquete que encargaron hace unos meses ha llegado a su destino en tiempo y forma. Con una foto, un escueto mensaje ("Nuestro hijo Renn Martin-Yosef ha nacido") y la etiqueta #elbebéhanacido, Martin daba la buena nueva a todos sus seguidores. O seguidoras. La gigantesca legión de mujeres fans que desde hace años sostienen su carrera profesional y sus ingresos multimillonarios para ser borradas, como de costumbre, de un plumazo.
En 2008 los titulares anunciaban la visita de Ricky Martin a las víctimas de prostitución en Camboya. El cantante se sacaba tiernas fotos en los centros que se dedican a acoger a las víctimas de prostitución infantil, justo el mismo año en que nacían por gestación subrogada sus dos primeros hijos, dos varones gemelos. Ricky Martin ha seguido unido a causas contra la trata a través de su fundación. Y ha seguido comprando niños.
Hace justo un año nacía la tercera hija de Ricky Martin. La primera que tuvo con su marido y también la primera mujer. Así nos contaba el cantante de María (tan caliente y fría) su emocionada espera. "La niñita bonita de papá tiene que venir. Es curioso, porque la manera en que tenemos los bebés, me permite elegir el sexo. Así que la niña están de camino". Este año, el feliz papá, hacía un anuncio parecido de su cuarto hijo, el segundo con su pareja. "Estamos embarazados, ¡estamos esperando un bebé! ¡Me encantan las familias grandes!" Parafraseando al periodista Alberto Rey "Increíble el cuerpazo que conserva Ricky Martin incluso después de sus partos".
Un señor tan concienciado como Ricky Martin debería saber que la explotación reproductiva de las mujeres es igual de denigrante y traumática que la explotación sexual. Que la inseminación, el embarazo, el control y el despojamiento del hijo a la mujer, es igual de doloroso -física y emocionalmente- que las violaciones continuadas. Que "obligar a ser mamás" a las mujeres para después robarles sus hijos, es el vértice menos humano de la trata, y que muchas de las "madres subrogadas" viven igual de hacinadas que las víctimas de prostitución infantil. Y muchas, también son niñas. ¿Acaso no sabe Ricky Martin que las granjas de mujeres funcionan con un sistema de secuestro similar a los prostíbulos, en donde las chicas no pueden salir hasta que paguen su deuda con el hijo que prometieron dar en un contrato abusivo y surrealista? ¿Sabe Ricky Martin que, al igual que las mujeres prostituidas, las MVA (Madres de Vientres de Alquiler) no tienen derecho al arrepentimiento? Que, como las niñas víctimas de pederastia ¿las jóvenes gestantes se quedan solo una pequeña parte del dinero que los ricos pagan a las agencias para abusar de ellas? Por eso, del mismo modo que Ricky Martin visita prostíbulos, yo le animo a visitar las granjas de mujeres y de niñas embarazadas en Malasia, Brasil, Camboya, Vietnam o Ucrania en donde por 9.000 euros cientos de madres son esclavizadas por empresas de compra venta de seres humanos.
Pero en esta historia las víctimas no son solo las madres. Desde hace años, sabemos que el estado emocional de las mujeres durante el embarazo y el parto afecta de manera muy directa al desarrollo emocional de los bebés y que la violencia obstétrica (como partos no respetados o la imposibilidad de la madre y el bebé de estar juntos después del nacimiento) trae problemas serios a las criaturas. Me pregunto si esos "padres de intención" han reparado en cómo se sentirán esos niños el día de mañana, en cómo les afectará la separación de su madre, la violencia con la que fueron traídos a este mundo y la posible angustia ante la imposibilidad de conocer sus orígenes porque sus madres fueron borradas de la ecuación de sus vidas. Una angustia que muestran incluso muchas personas adoptadas como la autora de Palimpsesto, el cómic que relata la búsqueda de una mujer coreana que fue dada en adopción a unos padres noruegos en los años 70. Una angustia que el propio Comité de Bioética de España quiere reparar poniendo fin al anonimato de los donantes de esperma y óvulos.
Aunque Ricky Martin lo hizo bien. Aclaró en una entrevista que él no alquiló un vientre, sino que se lo "prestaron". Porque igual que en la prostitución, en la gestación subrogada hay niveles. Las que lo hacen obligadas y las que lo hacen porque quieren. Porque nada hay más reconfortante que poner nuestro útero, o nuestro coño, a disposición de las personas que quieren cumplir sus pajas físicas y emocionales. Como señala Nazanín Armanín en su artículo, "ninguna se convierte en MVA libremente: la pobreza es incompatible con la libertad".
Diversas autoras feministas como la profesora Ana de Miguel, en su libro Neoliberalismo Sexual, nos interpelan sobre "el mito de la libre elección", justificación perversa de un orden patriarcal en donde las mujeres siguen siendo puestas al servicio del mercado y de los poderes masculinos. No existe libre elección si no hay igualdad real. Y no la habrá mientras las mujeres sigamos siendo más pobres, al tiempo que asumimos la responsabilidad de los hijos lanzados a este mundo. La mayor parte de las mujeres que "alquilan" sus vientres ya son madres de familias numerosas a las que no pueden alimentar. Este orden de cosas nos lleva a lo que Alicia Puleo llamó "patriarcado por consentimiento": dejarse explotar -e incluso promoverlo como algo empoderador- esconde la subordinación machista a la que muchas mujeres se aferran para sobrevivir.
Borrándolas y borrándonos, Ricky Martin despoja a las mujeres de su humanidad y convierte la maternidad en un negocio que reduce a las madres a "seres gestantes". La megalomanía masculina a través de la acumulación de hijos genéticamente iguales encuentra en varones ricos y exitosos como Ricky Martin o Cristiano Ronaldo su máxima expresión. Ser padre es lo importante. Ellas, si existen, un complemento.
Querido Ricky, te felicito por tu parto. Espero que los puntos no te tiren mucho y que pases una buena cuarentena. Después del cuarto el suelo pélvico debe resentirse. Mientras, las feministas seguiremos cuidando a las mamás más vulnerables, queriendo que todas las niñas tengan la posibilidad de retomar el control de sus vidas y se conviertan en agentes de cambio para nunca, nunca, tengan la necesidad de poner su cuerpo y su alma a disposición del patriarcado.
¿Qué historia le contarás entonces a la niña de tus ojos?
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