Columnas
Los ocho errores de Rusia en Siria
Por Nazanin Armanian
Analista política y traductora persa y dari
¿Desde cuándo el Kremlin conocía los planes de EEUU-Turquía-Israel (USATUIS) para volver a soltar a los Yihadistas sunnitas de Al Qaeda (alias, Hayat Tahrir al-Sham, Estado Islámico, DAESH, ISIS, etc.), el 28 de noviembre, desde su base en Idlib, ocupado por el ejercito turco (2018), y arrasar el resto del país? Es importante la respuesta debido a que los únicos sorprendidos han sido los “Yihadistas chiítas”, alias Fuerzas de Quds y Guardianes de la Revolución Islámica de Irán (los GRI): acusan a Rusia, Turquía y al ejercito sirio de traicionar a Bashar Al Assad y a los ayatolás, con un “Gran pacto secreto” entre EEUU y Rusia, rompiendo el acuerdo firmado seis semanas antes entre Rusia, Turquía, Irán, Egipto y Arabia Saudí, para mantener la República Árabe Siria como Estado, la dimisión de Assad, el inicio de una transición liderada por su primer ministro, y unas elecciones libres, etc. Esto no iba a ocurrir: si algo odian los neo- otomanosuque han encabezado la invasión, es el nacionalismo árabe y kurdo, responsables, según ellos, de la desintegración del imperio “islámico” turco. Lo que sorprende es cómo los rusos se fiaron de Erdogan, quién además no podía planear este ataque sin antes coordinarlo con EEUU, que cuenta con numerosas bases militares en Siria.
El pacto, programado para ponerlo en marcha el 10 de diciembre, fue roto, y el día 7 Al Qaeda lanzó su ofensiva, quizás con el objetivo de escenificar la captura y el asesinato de Assad. Gracias a la rapidez de los rusos, el dictador sirio se salvó, dejando a 18 millones de sus compatriotas en manos del fascismo religioso de unos bárbaros medievales despiadados: ya han asesinado a la microbiologista nuclear Zahra al-Homsiya, junto a sus tres hijos y esposo, y al químico Ismail Nada, mientras el Jomeini sirio, Abu Muhammad al-Jolani con su pedagogía del terror, saca las grúas para colgar seres humanos.
Siria se jomeiniza, siendo el paso necesario para la sirización de Irán, el único de la lista del Eje del Mal por destruir. El paralelismo entre los acontecimientos de ambos países no es casual. Fue en enero de 1978 cuando el embajador de EEUU en Teherán, Willliam Solivan, fue al palacio Niavarán para ordenarle al Sha (¡“el rey de reyes!) que debía abandonar el país; ya habían trasladado al Jomeini de Irak a Francia para negociar su precio: el trono de Irán a cambio de exterminar, de una vez, a los comunistas, y luchar contra su vecino del norte, la URSS desde Afganistán. Hay que reconocer que los rusos no son como los americanos: Assad fue acogido en una mansión en Moscú, mientras Jimmy Carter le negó el asilo al Sha, enfermo de cáncer, quien tuvo que pasar por Marruecos, México, Panamá, Bahamas, para poder morir en Egipto, y eso por la mediación de su primera esposa, la princesa egipcia Fawzia.
Dos detalles más. Irán fue el primer estado semilaico de la zona convertido por EEUU y Francia en un Estado Islámico de corte medieval para arrebatar la civilización a su pueblo, y Siria es (tras el desmantelamiento de los estados “nacionalistas” en Afganistán, Irak, Libia, y Yemen por EEUU y la OTAN), el último en esta categoría. Ahora toda la zona es azotada por las teocracias totalitarias semitas: judía, sunnitas y chiíta. Rusia es el primer país donde Al Qaeda-Siria ha izado su bandera en la embajada de la antigua República Árabe Siria. Nadie puede acusar a Rusia de oponerse al proyecto global de la internacional de los lúmpenes yihadistas panislamista, made in USA.
¿Qué ganó Rusia en Siria?
Debido a las buenas relaciones con Israel, Turquía y los países árabes, el primer contacto entre Vladimir Putin y Bashar al Assad no fue en 2011, fecha del inicio de las protestas convertidas en guerra, sino en 2013, y por teléfono. Dos años después, y cuando los enemigos de Siria habían terminado la etapa de su libanización para ser balcanizada, los generales rusos visitaron Damasco. Entonces, hablamos de los 20 propósitos del Kremlin en Siria, y la confusión de un sector de izquierda que aplaudía la intervención militar del “Camarada Putin” en aquel país, y que no podía terminar bien.
Si la derrota es cuando no se cumplen la mayoría de los propósitos fijados en una acción, veamos lo que logró el Kremlin en el país euroasiático:
* “Parar los pies del yihadismo”. ¿Cómo sus patrocinados – EEUU, Israel, Turquía y los jeques del Golfo Pérsico, la teocracia de Irán-, iban a soltar este huevo de oro, los mercenarios low cost? Esos deshechos de las sociedades capitalistas, que viven de quitar la vida a los demás, hacen de bulldozer allanando el camino de las tropas oficiales y cometen barbaries sin que se vea la mano de sus pagadores (el magnicidio de Moammar al Gadafi fue una excepción: la criminal de guerra Hilary Clinton se delató al gritar “Vinimos, vimos y murió”, cuando recibió la noticia).
* “Tener en cuenta a Rusia como potencia militar. Desde Siria pasa de ser una potencia regional a otra mundial”. Para ello, no hacía falta competir en militarismo con EEUU. Sin duda no ha sido el motivo por el que el Sur Global, por ejemplo, haya ignorado las sanciones impuestas por EEUU y la UE a Rusia, y se niega a aislarla.
* “Reconstruir la base naval de Tartus en el Mediterráneo”. Consciente de que la pérdida del poder de Assad sobre el país era irreversible, Rusia intentó hacerse un sitio en el país salvando la región alrededor de Latakia de la minoría religiosa alawí, y allí preservar la base naval de la era soviética en el puerto de Tartus. Lo consiguió, y también obtuvo una base aérea en Hmeimim, y las convirtió en centros de apoyo de sus operaciones en África. Ahora, Moscú intenta mantenerlas negociando con los jefes de Al Qaeda. Será lo que diga el Pentágono, no el Jomeini Junior sirio cuyo asesor de imagen le está reconstruyendo la cara para parecerse de forma gradual a George Clooney, antes de ser invitado de honor en las principales capitales del mundo. A pesar de que a Israel le interesa la presencia rusa en Siria, para contener a Turquía y a los islamistas independientes, aquellas bases ya son historia. Ahora, el Kremlin busca trasladarse a un puerto en Benghazi, si el señor de la guerra, el general Haftar, acepta sus condiciones. Así EEUU conseguirá la completa otanización del Mar Mediterráneo.
* “Desde una posición de fuerza, podría negociar con EEUU las sanciones que le impusieron por la anexión de Crimea”. Objetivo no conseguido.
* “Desactivar el plan de EEUU de crear una zona de exclusión aérea en el suelo sirio”, donde proteger a los yihadistas, y desde allí empezar a desintegrar el país como se hizo en Irak, Yugoslavia y Libia. No lo consiguió y es exactamente lo que ha sucedido.
* “Pacificar la situación, a través de la conferencia Astaná”, que reunía a Rusia, Turquía e Irán desde 2017, fue un esfuerzo inútil, como señalamos. Se trataba, más bien, de un foro tripartito para impedir el choque de intereses entre sus componentes, en lugar de encontrar una solución para los sirios.
* “Empujar al alza los precios de los hidrocarburos, al estar los cuatro grandes productores mundiales -Rusia, Arabia, Irak e Irán-, en guerra”. Los precios del petroleo son políticos y se fijan en la Casa Blanca que no en los mercados de oferta y demanda. ¿Se acuerdan cómo Trump amenazó a los reyes saudíes de que si no bajaban los precios “podrían darse por acabados en dos semanas”? Se desconoce cuántos miles de millones de rublos gastó Rusia en Siria para resucitar a un régimen muerto ( al que Barak Obama le regaló un tiempo extra a cambio de que Teherán firmase el acuerdo nuclear). No hubo ganancias económicas considerables. Por el momento, los dos barcos que se dirigían a Siria con 60.000 toneladas de granos han tomado el rumbo al puerto egipcio de Alejandría.
* “Mantener otro mercado de armas” y poder probar sus inventos en el campo real de la guerra: los cazas bombardeos Sukhoy su-34 destruyeron ciudades enteras controladas por los opositores yihadistas.
* “Construir una nueva arquitectura de seguridad en la región”. Ni siquiera hubo una propuesta (viable) al respecto.
* Regresar al club de “occidente”, por el mérito de luchar contra el terrorismo. Tampoco sucedió.
* Servirle de ensayo, para intervenir militarmente en otros espacios, como en Ucrania, otro error del Kremlin, incluso a la vista de los resultados.
* ”Ganar ventajas respecto a Irán”, forzando a Teherán a ”tener en cuenta los intereses rusos en Irán, en su intento de acercarse a Occidente en el mismo 2015” al firmar con Obama el Acuerdo Nuclear. ¡Lo consiguió!, pero haciendo de perro del hortelano: no invirtió en Irán ni un rublo por el temor a las sanciones secundarias de EEUU, ni le protegió en Siria de los bombardeos israelíes. Los GRI aun no saben por qué los cuatro sistemas anti-misiles S300 que compraron a Rusia por 800 millones de dólares en 2008, y sólo les fueron entregados en 2015 cuando Irán le amenazó a reclamarle 4.000 millones de dólares por el incumplimiento del acuerdo, no funcionaron las dos veces que Israel atacó Irán (en el abril y octubre del 2024). Todos fueron destruídos.
* “Apartar a Assad del poder de forma no violenta”. Sí, lo logró, pero no a cambio de lo que buscaba de recompensa: tener la voz cantante en la elección de su sucesor”, que no la tendrá.
* “Negociar el destino de Ucrania”. Si Trump pretende poner fin a esta guerra, se debe a que su equipo neocon planea volcarse con Oriente Próximo, atacando Irán; además los objetivos que perseguía EEUU en Ucrania se han conseguido.
* “Demostrar la eficacia de la coalición alternativa, formada por Rusia, Irán, Irak y Hezbolá”. Sin comentario.
¿En qué se equivocó Moscú?
En volver a fiarse de las promesas de EEUU y sus socios: lo hizo Gorbachov, desmantelando la URSS a cambio de que las nuevas repúblicas no se convirtieran en las bases de la OTAN; no vetó la resolución de EEUU para una intervención de la OTAN en Libia “con el fin de salvar al pueblo”, santo y seña de un complot contra la República Árabe de Libia, y ahora en Siria.
Al sugerir “la formación de una coalición internacional anti Daesh, dirigida por la ONU, que integrase al ejército sirio y el gobierno de Assad”, daba a entender de que no había comprendido los 1+12 motivos de la guerra contra Siria, en cuyo centro estaban la creación del Gran Israel, vía la eliminación de Irán empezando por sus “aliados” Hamas, Hezbolá y Siria.
En proponer un “diálogo con la oposición”, y no se refería a los demócratas y fuerzas progresistas, sino los “rebeldes” armados. ¿Realmente creía que así iba a sabotear el proyecto del Nuevo Oriente Próximo de EEUU? Siria era uno de los “siete regímenes a derrocar en cinco años”, que revelaba el general Wesley Clark, ex jefe de la OTAN, en 2007: Irak, Libia, Sudán, Somalia, Líbano, Siria e Irán iban a ser arrasados y convertidos en miniestados controlables o Estados fallidos, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo islámico, ocultando que fue EEUU el fabricante del Yihadismo terrorista, en 1978, en los dos países frontera con la URSS, Irán y Afganistán, y que una vez que ganó la Guerra Fría, lo utilizó para hacer de bombero pirómano, en decenas de Estados. Aquel proyecto se ralentizó debido a que los demócratas decidieron salir de Oriente Próximo para ir a cercar a China en Asia Pacífico. Ahora, los neocon, que niegan que China sea una amenaza, han apoyado terminar el expediente sirio para ir a por Irán. Rusia debería haber promovido foros como Los Países No Aliados, Internacional Socialista, organizaciones de la sociedad civil de los países implicados en este intento, que no luchar para llevarse parte del pastel.
En apuntalar al régimen policial y mafioso de la familia Assad en lugar de contribuir a la formación de un frente unido de las fuerzas progresistas y patriotas sirias (lo mismo que ha hecho en Irán). Esta política viene de los años sesenta con el surgimiento del movimiento de los “Oficiales Libres” árabes, en Egipto, Siria, Irak, Libia y Yemen contra las monarquías patrocinadas por los colonialismos franceses y británicos. Entonces, el teórico soviético Rostislav Olianovski, en su obra La vía no capitalista del desarrollo afirmaba que aquellas dictaduras militares-capitalistas-anticomunistas, por estar enfadadas con “Occidente”, tenían la capacidad de esquivar el capitalismo y dirigir el país hacia el socialismo. Para justificar tal estupidez, el académico recurría a la Nueva Política Económica (NEP) lanzada por Lenin en 1920. Olianovski ignoraba que la NEP pudo dar resultados positivos por: 1) estar dirigida por la vanguardia comunista, que no militares pequeño burgueses, con sus horteras cultos a la personalidad, y fidelidades tribales, nacionalistas o religiosas, y 2) la NEP fue una etapa del socialismo de la URSS, y no una tercera vía entre el capitalismo y el socialismo: tal vía no existe.
En crear falsas expectativas tanto en el régimen de Assad como en Irán sobre su presencia militar en Siria. Ninguno entendía cómo permitía a Israel bombardear las bases sirias e iraníes. Uno de los ataques más graves de Israel fue contra el consulado de Irán en Damasco el 1 de abril de 2024, provocando la reacción de los ayatolás que cayendo en la trampa convirtieron la guerra de Israel contra Gaza en una de carácter regional. Las relaciones entre Israel y Rusia además de magníficas son estratégicas.
En no poder convencer o incluso presionar a Assad a aceptar la principal demanda de Turquía en repatriar varios millones de refugiados sirios. ¡Mire cómo Europa llegó a un acuerdo con el líder turco sobre los refugiados sirios, a golpe de varios millones de euros!
Rusia tardó casi diez años en darse cuenta que Assad era una apuesta fallida, y no sólo porque su pueblo le detestaba, sino también por su falta de capacidad y habilidad para gobernar y lograr la reconciliación política, cosa que sí hizo el propio Putin, pactando tanto con los comunistas como con la extremaderecha.
Lo más grave fue su pacto con el jefe de las fuerzas de Qods, Qasem Soleimani, de trasladar a Siria a decenas de miles de mercenarios chiítas, que hacían de fuerzas terrestres para Rusia. Provocó cuatro efectos nefastos:
- El bombardeo continúo de Israel y EEUU sobre las posiciones de Quds, que mataron a decenas de miles de sirios y destruyeron las infraestructuras vitales del país, convirtiendo Siria en un campo de batalla entre Irán e Israel.
- No darse cuenta de que el objetivo del régimen de Irán no era “fortalecer el Estado sirio”, sino tener bases militares en la frontera de Israel para conquistar el templo Al Aqsa en Jerusalén, la misma intención de Hamas en su asalto “Tormenta Al Aqsa” del 7 de Octubre del 2023, y para este objetivo, suministrar armas y dinero a Hezbolá en el Líbano.
- Privar a los sirios de las inversiones de árabes del Golfo Pérsico, molestos con las pretensiones religiosas de Irán en un país árabe y sunnita. Assad no fue capaz ni de suministrar electricidad a los habitantes de Damasco.
- Dividir a la extremaderecha islamista entre los “mercenarios de EEUU”, como los que operaban en Chechenia, y los “auténticos”, con los que coopera (los ayatolás de Irán y los Talibán afganos). ¿De verdad que los servicios de inteligencia rusos no se enteraron de que el equipo de Jomeini pactó con los G4 en 1978, o la CIA creó el yihadismo afgano ¡y contra la URSS!, o que Trump negoció con los Talibán en 2019, para devolverles al poder en Kabul, y que no existe un “islamismo positivo”(no se confunda con el islam como religión)?
- No detectar la amplia infiltración de los agentes del Mossad en la cúpula del poder político-militar de Irán, y por ende en Hamas, Hezbolá y el régimen de Assad, el llamado Eje de Resistencia contra Israel.
¿En qué se equivocó Moscú?
Rusia se aleja de Irán (dándole por acabado, quizás), para acercarse aun más a Turquía, a los países árabes y sunnitas y a Israel, con el que podrá firmar un acuerdo para explotar el gas del Mediterráneo (y ahora la parte que correspondía a Gaza, Líbano y Siria, será de Israel), y un acuerdo aduanero.
Siria, igual que Gaza, Líbano e Irán, bajo el fuego de EEUU-Israel, han demostrado que el proyecto chino-ruso de un mundo multilateral debe esperar, y la hegemonía del imperialismo estadounidense sigue siendo casi absoluta, entre otros motivos, por la ausencia de un movimiento progresista y antimilitarista organizado a nivel mundial.
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