Opinión
El noble oficio de desinformar
Por Anibal Malvar
Periodista
Ha escrito Alberto Núñez Feijóo una carta abierta para defender la libertad de prensa y la twitosfera aun se está descojonando. Anda demasiado fresco el recuerdo del wasap de Miguel Ángel Rodríguez a Esther Palomera, subdirectora de eldiario.es, amenazándola con fulminar su periódico: “Os vamos a triturar, vais a tener que cerrar”. MAR sigue siendo empleado del Partido Popular, jefe de comunicación de Isabel Díaz Ayuso. Y los trabajadores de la Televisión Galega llevan más de cinco años celebrando viernes negros en protesta por la manipulación informativa orquestada desde la Xunta del propio Feijóo, ese señor al que se le dilatan las pupilas cuando hace mucho sol sobre la cubierta del bajel de su amigo narco.
Feijóo ha publicado su carta, entre otros, en los periódicos de Pedro J. Ramírez y Eduardo Inda. El primero es el gran urdidor de la teoría de que el 11-M fue una conjura entre José Luis Rodríguez Zapatero y la ETA para matar españoles a cambio de votos. Quizá el bulo más disparatado, sostenido, ridículo y sangrante de la historia del periodismo universal. Eduardo Inda es un mentiroso compulsivo y algo patético: OKDiario es una burla cotidiana al periodismo e Inda es una autoparodia constante de la inteligencia humana. El vídeo de la falsa agresión que sufrió en 2019 en Tele5 demuestra que la ridiculez del personaje no tiene techo. Incluso el que fuera su jefe de investigación, Francisco Mercado, abandonó su puesto y su buen sueldo cuando Inda le reescribió con nocturnidad y alevosía un reportaje. Los motivos de la dimisión los dejaba claros la denuncia del reportero: “Para evitar seguir dañando su nombre y prestigio periodístico al publicarse artículos que faltan a la verdad con la vinculación del nombre y firma sin haberlo consentido ni autorizado”. Pues este es el medio que ha elegido Feijóo para publicar su alegato en favor de la libertad de prensa.
Mi muy respetado compañero Ignacio Escolar debería ahora, para rematar la jugada, pedirle a Miguel Ángel Rodríguez un artículo sobre la libertad de prensa bajo el título Os vamos a triturar. Yo pago los whiskies, querido Nacho.
Feijóo, en su artículo, no está defendiendo la libertad de prensa, sino el derecho a difamar. Ya decía Antonio Machado que el arma más sangrienta del fascismo no es la pistola, sino la mentira. Y ahí tenemos a Donald Trump, a punto de ser elegido otra vez como el hombre militarmente más poderoso del planeta. Un tío que acusó a su propia democracia de manipular elecciones una vez que las perdió. Y ahora lo vuelven a votar. No entiendo cómo los científicos nos siguen calificando de homo sapiens.
En EEUU, la cadena ultraderechista Fox, cuyo dueño es Rupert Murdoch, jefe de José María Aznar, fue condenada a pagar 700 millones de euros por propalar que las elecciones de 2020 habían sido manipuladas. Fue esa escoria televisiva la que inspiró el asalto al Capitolio que tanto divirtió a los televidentes el día de reyes de 2021.
Los 700 millones de multa no hundieron a la Fox por una razón más que triste: la mentira es muy rentable. Mucho más que la información. Las revistas Science y Nature, de reconocido prestigio científico, publicaron hace dos o tres años un macroestudio sobre la incidencia de la mentira en las redes sociales: el 97% de los bulos son consumidos ávidamente por lectores de derechas. Estos bulos no son chorradas de espontáneos usuarios: la mayor parte proceden de medios de comunicación de presunto prestigio amparados en los dineros de los grandes anunciantes. Es el mercado, amigo. El mercado de la librementira al que Feijóo defiende con ahínco desde los medios más mentirosos de España. El noble oficio de desinformar está muy bien pagado. A los demás nos van a triturar.
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