Opinión
La gestión insostenible del agua en España
Por Santiago Martín Barajas
Según los planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas, en España existen actualmente algo más de 4 millones de hectáreas de regadío, que suponen alrededor del 85% del consumo total de agua. Pero este porcentaje es sin contar con los retornos, el agua que vuelve a los cauces y acuíferos después de ser usada. Mientras que en el abastecimiento urbano el retorno es del 80%, en el regadío es de tan solo el 10% y bajando, debido a la modernización de regadíos que se está llevando a cabo en los últimos años. De esta manera, considerando los retornos, nos encontramos con que el consumo “neto” de agua del regadío en España, supone el 93% del consumo total de agua. Al consumo "oficial" habría que añadirle el de los regadíos ilegales, lo que supondría un consumo adicional estimado entre un 5 y un 10 % más. De hecho, ya en 2006 el Ministerio de Medio Ambiente estimaba que existían en España alrededor de 510.000 pozos ilegales, de los que se extraían del orden de 3.600 Hm3 anuales, en su gran mayoría destinados a la actividad agraria. El número actual de pozos ilegales se desconoce, o al menos no es público, aunque se estima que es muy superior a esa cifra, de varios cientos de miles más, pues apenas se han perseguido, cuando no tolerado, y se han seguido abriendo a millares con casi total impunidad por todo el país.
El regadío es el gran consumidor de agua en nuestro país, y su superficie no ha dejado de crecer en las últimas décadas. De hecho, entre 1996 y 2016, la superficie regada en España se incrementó nada menos que en un 21%. La región donde más ha aumentado el regadío en los últimos 20 años ha sido Castilla-La Mancha (46%), seguida de Andalucía (38%) y de Extremadura (27%). Además, esta tendencia continua, como prueban las más de 700.000 nuevas hectáreas de regadío que aparecen contempladas en los planes hidrológicos de las diferentes demarcaciones hidrográficas actualmente vigentes.
A consecuencia de este continuo incremento del consumo, podría decirse que "vivimos al día" con el agua, pues según llega a los embalses, se deriva hacia los regadíos, habiendo pasado los primeros de ser "almacenes de agua" a casi ser meras "estaciones de transferencia o de tránsito". Una buena prueba de ello la tenemos en lo que está pasando en estos últimos meses. Enero y febrero del presente año han sido meses lluviosos con respecto a la media del periodo 1981-2010, para esos mismos meses. En enero ha llovido un 19% por encima de la media, mientras que en febrero el incremento de lluvias con respecto a la media del periodo de referencia 1981-2010 para ese mes, ha sido nada menos que del 35%. Pues bien, a pesar de ello, el nivel de llenado actual de los embalses se sitúa más de un punto por debajo de la media de los últimos 10 años para esta misma semana. De hecho, en los últimos años en muchas zonas puede observarse como se riega a lo largo de prácticamente todo el año, incluso durante el invierno.
Por otra parte, según un estudio que hemos realizado en Ecologistas en Acción, utilizando los datos de las confederaciones hidrográficas, dependientes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, los recursos hídricos disponibles en nuestro país se han visto mermados en los últimos 25 años del orden de un 20%, mayormente como consecuencia de la subida de las temperaturas a causa del cambio climático.
En definitiva, la superficie regada en España sigue aumentando, a la vez que los recursos hídricos disponibles se están reduciendo, lo que nos está llevando hacia a un escenario de insostenibilidad y vulnerabilidad y, si se produce un episodio de sequía prolongada, por otra parte propios de nuestro clima, podría desembocar en un auténtico colapso hídrico, con importantes y prolongadas restricciones en el abastecimiento urbano, incluyendo en grandes ciudades, a la vez que gravísimos daños ambientales en los ecosistemas fluviales.
Para evitar que ello ocurra, habría que frenar totalmente el crecimiento del regadío en todo el país, a la vez que se reduce la superficie regada actualmente existente, no debiendo pasar en ningún caso de los 3-3,2 millones de hectáreas de regadío, con lo que se satisface sobradamente la demanda interna actual y futura, a la vez que seguiría produciéndose una cantidad importante para seguir dedicando a la exportación. Y de esta manera, se podría llegar a alcanzar un cierto reequilibrio hídrico.
Por todo ello, hoy, en el Día Mundial del Agua, desde Ecologistas en Acción reclamamos, tanto al gobierno central como a los gobiernos autonómicos, que den un giro de 180 grados a la política de regadíos que actualmente se está llevando a cabo, no permitiendo la creación de nuevos regadíos en ningún lugar del país, y procediendo a una reconversión progresiva de parte del regadío existente. Si no se hace así, mucho nos tememos que la actual insostenibilidad y vulnerabilidad de nuestro sistema hídrico seguirá incrementándose, con consecuencias ambientales, sociales y económicas muy graves, especialmente cuando llegue la próxima sequía plurianual.
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