Opinión
Froilán de Arabia
Por David Torres
Escritor
Parece que Felipe Juan Froilán de Todos los Santos ha vuelto de su periplo por tierras árabes con las ganas de juerga renovadas. A quien tuviera la brillante idea de trasladarlo temporalmente a Abu Dabi, a hacerle compañía a su abuelo, no se le ocurrió que al juntar a los dos borbones más revoltosos de los últimos decenios podía producirse este efecto bumerán. Lo lógico hubiese sido enviar a Froilán a una academia militar, a un convento de clausura o a varear aceitunas, pero la lógica y los borbones nunca se han llevado muy bien desde los tiempos en que Felipe V se creía que era una rana.
Más imaginativos todavía que los borbones, son los defensores acérrimos de la monarquía borbónica, ya que quienes pensaban que Juan Carlos era un rey ejemplar no cayeron en la cuenta de la clase de ejemplo que podía darle a Froilán. Hubiera sido muy instructivo contemplar la interacción de abuelo y nieto en Abu Dabi -clases de protocolo y de elegir la pala del pescado-, pero para eso tendremos que esperar quizá tres o cuatro décadas, más o menos las mismas que han tardado en estrenar el documental de HBO sobre cómo el servicio secreto se dedicaba a tapar los escándalos del rey Juan Carlos a tiempo completo. En el entorno de La Zarzuela corre el rumor de que el emérito no está muy contento con el comportamiento de Froilán, que quiere visitar España en breve y que sus altercados en discotecas y antros de perdición perjudican su ya bastante maltrecha imagen. Se ve que los borbones no toleran la competencia.
Froilán estuvo dos días en Abu Dabi, alojado en una espectacular mansión de 22 millones de euros en la isla de Nurai y charlando de sus cosas con el abuelo, según han publicado diversos medios. Dicen que no quiere estar en España porque aquí siempre lo relacionan con líos y la verdad es que no le falta razón. Fue volver a casa y liarla parda otra vez. En cuestión de unos pocos días pasó por unos cuantos locales de marcha, Istar, Panthera y un after ilegal en los aledaños del Santiago Bernabéu que fue desalojado por la Policía la mañana del domingo. No se entiende muy bien dónde está la noticia, cuando lo verdaderamente milagroso sería encontrar al número cuatro en la línea de sucesión a la corona española en una biblioteca, un concierto de cámara o en las salas de Goya del Museo del Prado, donde el pintor aragonés inmortalizó a sus antepasados entre fiesta y fiesta. El hábitat natural de Froilán es el desparrame, ya sea en una reyerta a navajazos en Vandido o en medio de un tiroteo en Opium, sin olvidar peleas a cabezazos con su primo o un tiro en el propio pie.
Este domingo la fortuna ha querido ubicarlo en un local con un aforo autorizado para 99 personas donde había más de doscientas, incluidas menores, y en el que, entre jacuzzis y salas VIP a 1.500 euros la noche, corrían las drogas como agua del grifo. Por si fuera poco, a uno de los clientes la Policía le encontró un cuchillo que, seguramente, sería para cortar jamón. Puesto que todavía era temprano y le habían jodido la diversión, una vez en la calle, Froilán se marchó a otro after en Vallecas. No iba a ponerse a leer a una biblioteca porque era domingo. Entre los fanáticos de la parranda sin inhibiciones y los partidarios de la república, el primogénito de la infanta ya debe de contar con un buen club de fans incluso en Abu Dabi, donde lo van a recibir a su regreso como a la reencarnación de Lawrence de Arabia. Nos sale por un pico, pero lo que nos estamos riendo. El que más, seguro, Jaime de Marichalar.
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