Opinión
El drama de Florentino
Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
El mantra de Florentino Pérez lo recogió esta semana nuestro socio CTXT en un tuit: “Esto es una pirámide. Si los de arriba tenemos dinero y no perdemos dinero, fluye a todos porque compramos jugadores y podemos ser solidarios”. Sí, el presidente del Real Madrid, uno de los hombres más ricos de España y, sin duda, uno de los más poderosos, ha dicho eso, tomándonos por idiotas una vez más. Cuando se habla de la pérdida de contacto de la realidad de poderosos y millonarios, nos referimos a esto. No son todos, por suerte, pero Pérez es un ejemplo de manual.
Al acabar el miércoles el debate electoral en Telemadrid, pude oír, ya de madrugada, una parte de la entrevista que hicieron Manu Carreño y otros periodistas en El Larguero (Cadena Ser) a Florentino. No soy futbolera, pero sí sigo con especial interés la figura de un hombre cuya influencia y la oscuridad tenebrosa de sus artimañas y negocios me hacen dudar de todo un sistema democrático; no solo él, pero sobre todo él y lo que representa. A Florentino se le vio cabreado en la entrevista con Carreño; su proyecto de Superliga no duerme el sueño de los (in)justos, según él, pero ha quedado muy tocado después de la opacidad con la que fue gestado y la soberbia con la que fue anunciado, sin encomendarse ni al Diablo ni a Satanás, únicos patrocinadores posibles de semejante disparate (in)solidario.
Un negocio le ha salido mal a Florentino Pérez, al presidente de ACS que se embolsó 1.350 millones del erario español con el fallido proyecto Castor. Sorpresa. ¿Será que su éxito no dependía de administraciones públicas, tráfico de influencias, gobiernos sumisos, democracias dudosas, medios de comunicación entregados, sicarios de la información trabajando a pleno rendimiento con dossiers falsos o fiscalías cuestionadas? Será. Lo cierto es que la base del fútbol, la afición, los jugadores y los equipos menos enjoyados (y sin una deuda neta de 240 millones de euros) consideraron que el de Pérez sí que no era juego limpio y que a otros con esa chapuza gestada, probablemente y entre otras cuestionables aspiraciones, para que Barça (otro que tal) y Real Madrid saneen esa abultada deuda conjunta de más de 750 millones.
Poderoso caballero es Don Dinero; como Don Florentino, ese hombre gris que fue de la empresa privada a la política (UCD) madrileña en plena Transición y configuración de las clases privilegiadas postfranquistas; y de concejal del Ayuntamiento de Madrid, al liderazgo empresarial hasta que reculó, ya en 1993, en la presidencia de ACS y nunca se apeó. También es presidente del Real Madrid desde 2000, cuyo palco se considera el mejor sitio para hacer negocios en España, muy por encima de cualquier restaurante de lujo.
A Pérez no se le resiste nadie. Si hay que hablar con la fiscal general en plena pandemia y judicialización del escándalo de las residencias en Madrid por un modelo fallido y basado en el negocio, se habla. Si hay que dejar a 29.000 indígenas sin agua secando 30 km. de río en Guatemala por un proyecto hidroeléctrico, se les deja. Y éstos solo son dos ejemplos-gota en el océano del poder.
Ustedes tienen que entender que Florentino lo hace todo por solidaridad; que como dice el presidente del Barça, Joan Laporta, el único que sigue apoyando el proyecto que pretendía hacer sombra a la UEFA (dos UEFAs, para aguantar ese barro estamos), los clubes que manejan tanto dinero deben tener derecho a hacer y deshacer a su antojo. Así se lo cascó Pérez a uno de los periodistas de la SER cuando le preguntó si no habría sido mejor haber informado del proyecto de Superliga a socios, jugadores, entrenadores,...: “¿Y cuándo compro a un jugador también lo pregunto?”, a ver si se creía el periodista que el Real Madrid era una “asamblea” o qué...
Un drama, pobre hombre. Pero no le lloren demasiado que Pérez ha dicho que lo de la Superliga sigue. Temblad, idiotas, temblad.
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