Opinión
Contra el cierre de uno de los centros de estudios de cooperación más importantes de España
Por Carmen Trabazos
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Carmen Trabazos (@ctrabazosh)
Ya se han superado las mil firmas de apoyo al manifiesto creado por el Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid (IUDC-UCM) tras haberse anunciado el inicio de un procedimiento para la supresión del mismo el pasado mes de diciembre. La institución, única especializada en cooperación internacional para el desarrollo en la universidad, lleva 25 años trabajando en la organización de cursos de formación, asistencia técnica en intervenciones de cooperación para el desarrollo, investigaciones sobre migraciones, género y derechos humanos, publicaciones como la Revista Española de Desarrollo y Cooperación, y la divulgación de otros estudios en este ámbito, lo que la convierte en un referente nacional e internacional, especialmente en el ámbito iberoamericano.
El Vicerrectorado expone varios motivos para el cierre del centro, como el incumplimiento con el número mínimo de profesorado adscrito y de horas de dedicación semanales, o el no haber desarrollado una actividad netamente investigadora ni haber publicado artículos en revistas científicas internacionales. Por su parte, la dirección del IUDC y otros institutos de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) han manifestado su descontento por este proceso de evaluación y sin precedentes, que califican como injustificado por la falta de transparencia, el uso de información desactualizada y la falta de consenso y de criterios y tiempos claros para la implementación de dicho plan.
Vale la pena destacar las grandes aportaciones que este instituto, pionero en la materia, ha proporcionado a la política de cooperación española a lo largo de su historia, como el apoyo técnico para la elaboración de la Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo de 1998, la participación en el Consejo de Cooperación o la prestación de servicios para agencias de Naciones Unidas como la OIT o la FAO, diferentes instancias de cooperación de la Unión Europea, organizaciones internacionales como la Organización de Estados Iberoamericanos y administraciones del Estado como la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, entre otras.
No entender que las diferentes actividades del IUDC son imprescindibles tanto para la comunidad educativa como para la sociedad en su totalidad es ignorar los grandes problemas a los que nos enfrentamos hoy en día. Desde los movimientos migratorios hasta la vulneración de todo tipo de derechos dentro y fuera de nuestras fronteras, se deben de seguir estudiando estos fenómenos y buscando soluciones por medio de una ciudadanía informada y crítica, políticas públicas pertinentes y un compromiso global con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En este sentido, no sólo el IUDC es fundamental para que se sigan realizando estudios de calidad, donde se están abordando temas como la actual crisis migratoria y la situación de las personas refugiadas, la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres y la transversalización del enfoque de género, sino que todos los departamentos universitarios son necesarios para impulsar la ciencia en el sentido más amplio de la palabra. Es por ello que no se les puede dejar al margen ni desfavorecer la colaboración de los investigadores en la docencia y viceversa, reduciendo las tasas de reposición de profesores y, en consecuencia, limitando su tiempo y disponibilidad para la investigación.
E igual de preocupante es despreciar las investigaciones aplicadas, que buscan resolver problemas, frente a las investigaciones puras que tienen el propósito de desarrollar o reformular teorías y aumentar el conocimiento de los principios fundamentales, siendo estrictamente de naturaleza teórica. Teniendo en cuenta que las ciencias sociales no son comprobables, sino que parten de la afirmación de que el comportamiento humano no está regido por leyes científicas como en el caso de los fenómenos naturales, se limitan a plantear hipótesis deducidas de la recogida y el análisis de datos con el fin de comprender y mejorar diferentes aspectos de la sociedad.
Por lo tanto, los criterios planteados por el vicerrectorado de la UCM para la búsqueda de la “excelencia” no tienen objetividad alguna, menosprecian la investigación realizada así como la transferencia de conocimientos que se realiza a través de la formación, seminarios o congresos que organizan, y los temas económicos tampoco explican la petición de la supresión del IUDC ya que, según la dirección del instituto, aportan mucho más a la universidad de lo que reciben anualmente, multiplicando estas cantidades sólo con los cursos que imparten.
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