China, EEUU, y 10 apuntes sobre el intercambio de misiles entre Irán y Pakistán

El 16 de enero, la República Islámica de Irán (RII) atacó militarmente a la región de Baluchistán de la República Islámica de Pakistán (RIP), matando a dos personas. El motivo oficial era “eliminar los refugios del grupo terrorista de Jaish al-Adl”, al que acusó de estar detrás del atentado del 4 de enero en la ciudad de Kerman, que quitó la vida a un centenar de civiles.

La RII, acostumbrada a lanzar proyectiles a Irak y Siria y no recibir represalias, se quedó estupefacta, cuando Islamabad retiró a su embajador de Teherán, expulsó al de la RII de Pakistán, culpó a los ayatolás del asesinato del líder religioso sunnita Masoud-ur-Rehman Osmani, en Pakistán unos días antes, y como guinda lanzó unos ataques aéreos y de artillería al Baluchistán iraní para “destruir el escondite de terroristas paquistaníes alojados en Irán”: mató a dos mujeres y cuatro niños.

Aquí, varias preguntas:

- Si Teherán ya había responsabilizado a Israel como el autor de aquel atentado, ¿por qué atacó a Pakistán?

- Si tanto EEUU como los Talibán afganos afirmaron que fue obra del ISIS, con sede en Afganistán ¿por qué la RII no castigó a este país?

-¿Por qué tardar 12 días en lanzar los misiles de venganza?

- Y la más inquietantes: ¿quién en la teocracia chiita tomó la decisión de atacar a un país con un poderoso ejército, equipado con armas nucleares, respaldado por las potencias árabes y musulmanas, además de EEUU y China? Pues, horas antes, el Ministro de Asuntos Exteriores de la RII, Hossein Amirabdollahian, había tenido un encuentro feliz con el Primer Ministro interino de Pakistán, Anwaar ul-Haq Kakar, en la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, mostrando, a todas luces, que desconocía el plan de guerra de los Guardianes de la Revolución Islámica (GRI) contra Pakistán; tampoco lo sabía el ejército regular iraní que en aquellos momentos estaba realizando unas maniobras navales conjuntas con Pakistán en el Golfo Pérsico.

La única explicación plausible es que los halcones de los GRI presionaran al Caudillo Ali Jamenei, un clérigo enfermo y ancianos de 83 años (que acaba de sorprender a otros ayatolás al decir que Dios hablaba a través de su boca), para que aprobara una decisión tan arriesgada. ¿Qué pretendían obtener? ¿Consiguieron sus objetivos?

Algunas hipótesis

a) La operación fue dirigida al consumo interno:

-A pesar de la dura represión contra el movimiento “Mujer, Vida, Libertad”, las protestas han llegado a la clase obrera, sobre todo a la industria petrolífera.

- Amenazar directamente a los baluches iraníes que después del aplastamiento de aquel movimiento laico y federalista, han seguido protestando contra la teocracia por las calles de la provincia, la más discriminada y militarizada del país. El régimen puede volver a bombardear esta zona y también el Kurdistan iraní, como lo hizo en los años 80. Molavi Abdolhamid, líder progresista religioso de los baluches, ha surgido como un opositor firme ante el Caudillo Jamenei. Cerca del 70% de los 752 iraníes ejecutados por la RII el año pasado han sido baluches, siendo sólo el 2% de la población iraní.

-El próximo mes habrá “elecciones” parlamentarias - en las que concurrirán los partidos islamitas ultras (excluidos no sólo la totalidad de los partidos veteranos iraníes, sino también los partidarios de los expresidentes Hassan Rohani, Mohammad Jatami y Maumud Ahmadineyad): se baraja una participación (real) menor del 15%.

- Salvarse la cara ante los paramilitares de la base de la teocracia que le reprochan haber abandonado a los palestinos, al no declarar la guerra a Israel.

b) Dirigida a las amenazas externas

-Enviar un mensaje a EEUU, Israel y los países árabes, de que la RII hará todo lo posible para salvar la teocracia, sin mirar sus consecuencias para Irán y para la región o el mundo. Disparar misiles a Idlib (Siria), un día antes, a 1.400 kilómetros de Irán, para “destruir el nido de los enemigos del islam”, está en esta línea.

- El fracaso de las fuerzas “proxy” de la RII en Irak, Siria, Líbano y Gaza, en proteger las posiciones del régimen en la región, obliga a los ayatolás actuar de forma directa.

- Mostrar su voluntad de empezar una guerra si lo considera necesario: pues la carne la pondrán los de siempre, el pueblo sin voz ni voto envuelto en tales aventuras suicidas-maquiávelicas.

Los motivos de Pakistán

a) De cara a la sociedad:

- La profunda crisis política que sufre el país se ha intensificada con la condena a la prisión del ex primer ministro carismático Imran Khan, destituido tras visitar a Vladimir Putin en Moscú, y la proximidad de las elecciones generales del 8 de febrero, que obligan a los militares que dirigen el país, a responder el ataque de Irán. El jefe del ejército, el general Asim Munir, recibe aplausos de “las masas” de Pakistán, el País de los Cándidos.

- Volver a amenazar a los baluches, que mientras viven en absoluta pobreza y subdesarrollo en el estado más grande del país (el 44% del suelo del país) y rico en gas, petróleo, carbón, hierro, etc.

b) Disuadir a los enemigos extranjeros:

- Recordar a Irán que Pakistán no es Irak o Siria, sus campos de tiro.

- Impedir que tal atrevimiento siente precedente para India o los talibán, muy molestos por la expulsión de decenas de miles de los refugiados afganos.

Unos secretos poco confesables

En 1978, con la derrota en Vietnam en la retina, y en el marco de la Guerra Fría, EEUU decide utilizar a las fuerzas de extrema derecha religiosa cristiana, judía, e islámicas chiita y sunnita, contra el imparable avance de la izquierda y la Unión Soviética: aborta la revolución progresista iraní llevando a Jomeini al poder en Teherán, tras los acuerdos de Guadalupe, patrocina al obrero ultracatólico Lech Walesa en Polonia, otro país con frontera con la URSS (a la vez que instala en el Vaticano a su compatriota, el profundamente anticomunista Karol Wojtyła), y para terminar el cerco, organiza un golpe de estado en Pakistán, el mismo año, a través del general islamista Muhammad Zia-ul-Haq, derrocando a Zulfaghar Ali Bhutto, que es ahorcado.

Paralelamente, Zbigniew Brzezinskiy, asesor de seguridad del gobierno de Jimmy Carter crea el grupo terrorista Muyahedines “afganos” (con muchos chiitas y tayicos en sus filas) en Pakistán, para desmantelar la República Democrática de Afganistán. Aquí, Jomeini y Hagh cooperan, respaldando diferentes facciones del grupo, hasta el fin de la URSS.

La colaboración entre los dos regímenes termina cuando EEUU decide en 1992 sustituir a los Muyahedines por los talibanes afgano-paquistaníes-sunnitas de origen pastun, limitando la influencia histórica de Irán e india en el país.

La invasión de la OTAN a Afganistán y el fin provisional de los taliban por su incapacidad de construir el gaseoducto transfagano, tras el 11 de septiembre del 2001, fuerza a Teherán a volver a acercarse a la RIP; la salida parcial de las tropas de EEUU en 2021 de Afganistán, que marcará el inicio de la sexta fase de su intervención en el estratégico país (el único cuyas bases de EEUU tendrían acceso terrestre a China), vuelven a convertirlo en el campo de rivalidad entre ambos regímenes. Pakistán también está molesto por el proselitismo de los ayatolás y reclutar sus ciudadanos chiitas para el grupo paramilitar Zeinabiyun, que opera en Siria. Dos de los empleados del consulado de Irán en Pakistán, Sadeq Ganji y Abolhasan Jafari, fueron asesinados, años atrás, por “propagar el jomeinismo” a mano de extremistas sunnitas del país.

A los pocos días de lo ocurrido, los “pensantes” de la RII, convencen a Jamenei a dar marcha atrás: envían a Amirabdollahian a la RIP, mostrando que no esperaban el ataque de Pakistán. Aun así, la “evaluación de costes y beneficios” de una acción entre los mandatarios de Irán no es como en un estado convencional: en ella influyen su creencia religiosa (en la que están omnipresentes el martirio y las guerras del islam), y también las ideas apocalípticas del chiismo que espera la aparición milagrosa de Mahdi, su Mesías, con el fin del mundo, que podrá ser ahora.

Guerra de todos contra todos

Una epidemia de caos está sacudiendo Oriente Próximo:

- EEUU bombardea Siria, Irak y Yemen.

- Israel ataca a los palestinos, Líbano, Irak, Siria, y organiza atentados en Irán.

- Irán ataca Irak, Siria, y Pakistán.

- Turquía ataca a Irak, Siria.

- Hezbolá, desde el Libano, ataca Israel.

- Pakistán ataca Irán.

- Yemen ataca los barcos de diferentes nacionalidades en el Mar rojo.

El factor “religión” es uno de los elementos que separa las guerras de esta zona, gestionadas por los lunáticos enviados de Dios, de la racionalidad de los implicados en la guerra de Ucrania.

China al rescate

A China, que es, después del pueblo yemení, la principal perjudicada del aventurismo de los hutíes (talibanes yemeníes) en el Mar Rojo, sólo le faltaba una guerra entre Irán y Pakistán, ambos miembros de la Organización de Cooperación de Shangai liderada por Beijín. Por lo que, Sun Weidong, Ministro de Asuntos Exteriores de China, se apresuró a viajar a Pakistán para apagar un incendio entre su proveedor iraní de petróleo y el país con el que comparte 525 kilómetros de frontera y en el que ha realizado importantes inversiones: el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) conectaría la región de Xinjiang, mediante autopistas, vías ferroviarias y oleoductos, al puerto de Gwadar en Baluchistán, y de allí al Océano Índico.

El proyecto, que cogió fuerza cuando Pakistán se alejó de EEUU (al violar Barak Obama el espacio aéreo de Pakistán para matar a un hombre al que presentó como Ben Laden), se ha ralentizado debido a la falta de seguridad en la región y los atentados contra los trabajadores chinos. El último tuvo lugar el 26 de abril de 2022, cuando un suicida se autoinmoló cerca del Instituto Confuciano de la Universidad de Karachi, matando a tres académicos chinos y su conductor paquistaní.

¿Vuelve Pakistán a la órbita de EEUU?

Según el diario estadounidense de "The Intercept", en su viaje del septiembre pasado, el general Munir obtuvo de EEUU un préstamo del FMI para engordar aun más los bolsillos de los militares, y unos 700.000 dólares para que se alejase de Rusia suministrando armas a Ucrania. Islamabad, que permitirá al Pentágono utilizar su espacio aéreo, se ha rendido a las presiones de EEUU para suspender el proyecto del "Oleoducto de la Paz", que iba a transferir el gas iraní a Pakistán.

Tras fracasar la Doctrina de Regreso a Asia, que llevó a Obama a sacrificar a Pakistán para llevar a la India a una coalición antichina, Washington recupera a su viejo aliado.

Consecuencias de un shock geopolítico

-La política de disuasión de la RII se ha erosionado y el propio Jamenei – que presumía de ser el Caudillo de un régimen que “nunca ha agredido a un país” (Irak ya le ha denunciado ante la ONU por continúan las agresiones militares a su Kurdistán) y que “nadie puede agredir a Irán”-, recibe un duro golpe.

- Las vulnerabilidades de Irán han quedado expuestas e Israel y EEUU, incluso Arabia Saudí y Afganistán, pueden tomar nota. La “Doctrina misilística” de la teocracia lejos de proteger a Irán está siendo una amenaza para la seguridad del país.

- La frágil coexistencia semipacífica entre Pakistán e Irán se ha roto. Pakistán, que tenía instalados sus radares en la frontera con India, ahora también tendrá que militarizar sus límites geográficos con Irán, que gesta un nuevo estallido social contra la teocracia totalitaria en la región más estratégica e inquietante del mundo.