Opinión
30 de enero, un día para reflexionar sobre la paz
Grupo de Pensamiento Laico
El 30 de enero es el Día Escolar de la No-violencia y la Paz. Un día apropiado para reflexionar sobre los valores que se están transmitiendo en nuestro sistema educativo, pero habrá que tener en cuenta que el sistema educativo es una parte -importante- de la socialización de los niños y jóvenes, pero no la única, ya que el entorno social y los medios de comunicación, que hoy incluyen las redes sociales, forman también parte del proceso de socialización.
Desde luego, los mensajes que en este último año pueden llegar a nuestros niños y jóvenes no pueden estar más alejados de la persecución de la paz en nuestro planeta. El conflicto que hoy inunda los medios de comunicación a todas horas es la guerra entre la OTAN y Rusia, con Ucrania poniendo el territorio donde librarla, además de los muertos, por supuesto.
Como Franco en la Guerra Civil, la OTAN y su emperador no quieren la paz, sino la victoria, someter al enemigo sin contemplaciones, humillarlo sin dar la mínima oportunidad a la negociación y a la paz. El objetivo no es la paz, sino destrozar a Rusia.
Naturalmente, la propaganda es un arma importante en todas las guerras, hay que convencer a la población “nuestra” de que todo lo que hace el enemigo son fechorías sin ningún tipo de justificación, sino simplemente guiadas por el deseo de hacer daño, sin más; en cambio, “los nuestros” están guiados por la necesidad de defenderse y nunca cometen tropelías, sino, como mucho, errores.
Así que los nuestros son elevados a la categoría de caballeros andantes prácticamente, y los enemigos son reducidos a la categoría de alimañas cegadas por el placer de destrozar. Zelenski, un caballero blanco inmaculado; Putin, un psicópata que encarna ese mal del asesino en serie representado en las películas. El maniqueísmo de estas caricaturas no puede ser más infantil, pero funciona, aunque para que funcione plenamente hace falta censurar los medios y mensajes que cuestionen este guion hollywoodiense.
De manera que ya tenemos servido el discurso de odio, que incluye condenar incluso el arte y la cultura rusa. No hemos visto esto antes, al menos hasta el grado presente. El que se sale de este esquema queda bajo la sospecha de ser un traidor o hacer de tonto útil para el enemigo. El desprecio y el boicot a la Organización de Naciones Unidas, una organización creada después de la Segunda Guerra Mundial para evitar las guerras, es olímpico, no se le da ningún papel en los mayores conflictos, es ninguneada y arrinconada en pro de un difuso “orden basado en reglas” (¿en reglas de quién?).
Pues bien, en este ambiente tóxico, ¿puede celebrarse en los centros educativos el Día Escolar de la No-Violencia y la Paz?, ¿habrá docentes que se atrevan a cuestionar el guion preparado por la OTAN cuando salgan las preguntas y el debate en las aulas?, ¿se atreverán a denunciar la escalada bélica que fomentan la OTAN, Estados Unidos y la bienmandada Europa?, ¿se atreverán a decir que un periodista español -Pablo González- lleva detenido casi un año por ser un periodista incómodo para todo este montaje?, ¿se atreverán a decir que en nuestra parte del mundo se nos ha llevado a guerras desde hace décadas y en todas ellas se ha mentido para obtener el respaldo de la población, y, en consecuencia, no hay motivos para pensar que en esta se nos está diciendo la verdad? Porque todo esto es exactamente lo que habría que decir para combatir en algún grado la alienación que alimentan los medios y nuestras autoridades.
Malos tiempos para celebrar el Día Escolar de la No-violencia y la Paz.
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