Del #SeAcabó a la sentencia de Alves: las conquistas de un feminismo imparable
Este año ha sido de consolidación de algunas de las reivindicaciones que se reclaman cada 8M. La credibilidad hacia las víctimas y el blindaje del consentimiento son dos de los grandes hitos.
Madrid--Actualizado a
Hace seis años las feministas salieron a las calles masivamente en la huelga más importante para el movimiento. Era el 8M de 2018. Aquella movilización histórica marcó el rumbo de los años posteriores en los que cada paso tenía el respaldo de una gran mayoría de mujeres.
El feminismo se coló imparable en la agenda política y dio respuesta a años y años de lucha con la consolidación de algunas de las leyes feministas más reclamadas —el solo sí es sí, la reforma de la ley del aborto, las leyes trans y LGTBI+—. Una nueva generación de derechos alcanzados.
"Ha habido un proceso de coger fuerzas por parte del feminismo que no viene del último año. Se remonta casi una década. Esa fortaleza hace que marquemos la agenda política sin precedentes", explica Inés Morales, activista feminista y vocera de la Comisión 8M.
Sin embargo, cada 8M se refuerza de manera interesada el relato mediático de la división del movimiento feminista. Un relato agrandado que choca con los logros conseguidos. No ha sido baladí todo lo que ha ocurrido al margen de los debates internos, algunos de ellos imprescindibles para la consolidación de los avances en los derechos humanos, el motor del feminismo.
El poder del #Cuéntalo
Esa llamada cuarta ola feminista empezó para muchas con la lucha contra las violencias sexuales que abrió el movimiento del #MeToo, en 2017 en Estados Unidos, y ya después en nuestro país con el #Cuéntalo. Para otras, en España habría comenzado incluso un poco antes, con las mujeres unidas en el movimiento 15M en 2012.
El #Cuéntalo como el momento de inflexión en la lucha contra la violencia sexual
En cualquier caso, el #Cuéntalo fue un momento de inflexión. Un movimiento que comenzó con un artículo que escribió la directora de Público, Virginia P. Alonso, donde narraba una agresión que sufrió por parte de un grupo de hombres en su adolescencia.
Este texto, que se enmarcó en el contexto del juicio de 'La Manada', fue compartido por la escritora y activista feminista Cristina Fallarás con el hashtag #Cuéntalo e impulsó que miles de mujeres a relatar sus testimonios de violencia sexual.
Todos esos relatos se unieron a la resolución del caso de La Manada en aquella primera sentencia que tildó de abuso lo que era una agresión. El Tribunal Supremo dio la razón a la víctima y al movimiento feminista que gritaba 'yo sí te creo'.
Fue aquel caldo de cultivo lo que hizo germinar una ley decisiva para combatir las violencias sexuales, el solo sí es sí. Una norma que costó numerosos debates y que el PSOE acabó reformando para incorporar la distinción entre abuso y agresión. Así con todo, el germen era claro: poner el consentimiento en el centro. Y este 2023 lo hemos visto.
Ahora, Meta, la empresa propietaria de Instagram, ha vuelvo a abrir la cuenta con la que Fallarás llevaba meses y meses recabando los testimonios de cientos de mujeres víctimas y que había cerrado hace una semana*. Para poder recuperar todo este trabajo de memoria feminista, se inició hasta una campaña de recogida de firmas dirigida a la empresa tecnológica.
No es el único atropello sufrido, las reacciones a nuestros avances también han tenido su espacio en nuestro calendario de progresos. En 2020 se acusó a las feministas de ser las propagadoras de la covid-19 por convocar la manifestación del 8M al inicio de la pandemia.
La acusación fue uno de los muchos bulos de la respuesta antifeminista para desprestigiar a las mujeres. Un reducto reaccionario que ha respondido a cada paso dado y que ha tenido su presencia, aunque ciertamente no comparable a la apuesta mayoritaria, en cada caso que contamos a continuación.
Terminar con la impunidad
Aquel #YoTambién, aquel #Cuéntalo, se ha transformado este año en el #SeAcabó. Un lema que las futbolistas recuperan a raíz del beso no consentido de Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, a la campeona del mundo de fútbol, Jenni Hermoso.
La agresión en directo, televisada en todo el mundo, suscitó una respuesta masiva de rechazo de la sociedad, liderada por el movimiento feminista y las mujeres futbolistas alrededor de todo el mundo.
"Lo más importante del 'se acabó' es la culminación de cómo las mujeres han tomado la decisión de romper los silencios. Esa valentía, esas denuncias, a nivel social y penal, son imprescindibles", explica Inés Morales de la Comisión 8M.
Hermoso y sus compañeras firmaron la repulsa de la actitud de Rubiales en el palco de celebración de la Copa del Mundo pero también venían a poner de relieve el acoso y las violencias silenciadas en el mundo del deporte. Su voz y aquellas firmas bajo el lema #SeAcabó fueron la voz de muchas otras mujeres, en concreto, las del mundo del deporte.
Por mucho que Rubiales y su entorno intentaran atacar a Hermoso y que se difundieran vídeos acusándola de mala víctima, el feminismo ya había vencido. Todo aquello solo nos enseñó el modus operandi de los agresores machistas con declaraciones como "no voy a dimitir", con múltiples versiones de los hechos y sin pedir perdón.
"Es inevitable que cuando se cuestionan privilegios —palabra que incorporamos en el lema de este año— algunos se sientan molestos pero hay una mayoría que se siente aludida e interpelada y están de acuerdo con las demandas", alude la activista feminista.
"Teníamos a nuestro alcance ver lo que se había consolidado con el debate (del solo sí es sí)", dice Bakea Alonso
"El 'se acabó' es síntoma de donde están los movimientos de mujeres, el decir que ya no estamos dispuestas a aguantar. Es un mensaje de hartazgo", explica la socióloga feminista Bakea Alonso. Para ella lo que hicieron las futbolistas fue asentar el debate del consentimiento que se abrió con La Manada y la ley del solo sí es sí. "Ni que lo hubiéramos planificado, teníamos a nuestro alcance ver lo que se había consolidado con aquel debate", concluye.
El deporte ha sido uno de los ámbitos donde empiezan a levantarse las alfombras para destapar la violencia sistémica silenciada por los aparatos de poder patriarcal. Este mismo año, el periódico El País, sacó a la luz el caso de Mario López, exseleccionador español de baloncesto, investigado por una agresión continuada a una menor de edad.
El #MeToo del cine
Pero también el cine. En otro reportaje del mismo medio tres mujeres contaron las agresiones sexuales que sufrieron por parte del director de cine, Carlos Vermut. Semanas después, otras tres mujeres se unían a los testimonios y contaban lo que les había hecho el cineasta. Vermut, que contestó en aquel primer reportaje restándole importancia a las agresiones, ha recibido una mayoritaria reacción de condena desde su profesión.
"El 'se acabó' no solo ha puesto el foco en el 'yo sí te creo'. La credibilidad ya no es suficiente, queremos un cambio estructural para acabar con la violencia sexual. Es un hito determinante para eso", explica Morales.
También en Público destapamos en esta serie de reportajes los fallos en el protocolo contra el acoso sexual del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que está provocando que muchas víctimas queden desamparadas y los agresores impunes. Esta investigación parte del caso de Mari Carmen Fernández, que desapareció tras supuestamente arrojarse al mar después de coincidir con su violador en el barco del CSIC en el que trabajaba.
Para Bakea Alonso solo se explica que los periódicos estén investigando los casos de acoso sexual y agresiones en el ámbito del deporte, del cine o del trabajo por "lo que vino antes", el 15M, el #MeToo y el punto de inflexión de las manifestaciones de 2018 alrededor de todo el Estado. Le queda en el tintero la respuesta de los compañeros.
"Me interesa seguir viendo cómo se posicionan los hombres. En los Tarantino que como con Harvey Weinstein sabían que estaba pasando y no hicieron nada, ¿qué más van a hacer ellos por ayudarnos?", explica la socióloga.
Caso Alves y los protocolos
Ya no se puede mirar hacia otro lado. De hecho, este año y antes de las publicaciones que señalaron a Vermut, la Academia de Cine se puso en marcha para consolidar su protocolo antiacoso en la fiesta de los Goya.
Protocolos que han sido clave en la atención a las víctimas y, en concreto, este año en el acompañamiento a la víctima del exfutbolista Dani Alves. La discoteca Sutton de Barcelona tenía uno puesto en marcha por el Ajuntament de Barcelona en el año 2018 para fortalecer las medidas a favor de las víctimas en los espacios de ocio nocturno.
Como reflejo sin igual de toda esta transformación está la propia sentencia del caso Alves, que dentro de sus incongruencias, se alza como un gran hito: la consolidación del consentimiento y la credibilidad de las víctimas. El 'yo sí te creo' inserto en la lógica judicial.
Una sentencia que comprende a la víctima y da peso a su versión de los hechos frente a un Alves que cambió hasta cinco veces de versión, cuyo entorno compartió los datos personales de la mujer a través de un vídeo que pretendía juzgarla como mala víctima y que llegó a decir que ella se le había insinuado como excusa.
También ahí, en cuanto a las insinuaciones sexuales, los bailes o los gestos eróticos, la sentencia fue clara: nada de lo anterior es sinónimo de consentir y un agresor no podrá utilizarlo en un juicio contra la víctima. Algo que antes no pasaba en muchas sentencias judiciales en la que jueces como Ricardo González aludían al "jolgorio" y "regocijo" como en la violación grupal de La Manada.
"Expandir los derechos" feministas
Puede que sin toda esta lucha tampoco se hubiera llegado a la encuesta tan debatida del CIS sobre cuestiones feministas. "Probablemente hace ocho años al CIS no le interesaba la cuestión, eran las feministas las que hablaban de feminismo", explica Alonso.
Decía la última campaña del anterior Ministerio de Igualdad, "Ahora ya España es otra". Para Alonso "aún queda materializar las leyes" pero sí, España es otra. España ya está en el cuarto puesto en igualdad según el Instituto Europeo para la Igualdad de Género.
Llegamos al 8M, un año más, en unas manifestaciones que estarán marcadas por un ejercicio de orgullo y memoria de todo lo conseguido y con la mirada puesta en ir más allá. "No podemos dejar ni un año la reivindicación, hay que salir a las calles para no dar ni un paso marcha atrás pero también para expandir los derechos a todas las mujeres", termina Morales.
(*) Actualizamos esta pieza para incluir la noticia de que Meta, la empresa propietaria de Instagram, ha vuelto a activar la cuenta de la escritora y activista Cristina Fallarás.
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