Las feministas en la Argentina de Milei: de liderar la lucha social a recibir amenazas y temer por su futuro
Las pequeñas asociaciones reconocen estar "desbordadas". Las activistas son víctimas de ataques sistemáticos a través de las redes sociales cada vez que deciden alzar la voz contra las políticas agresivas de la extrema derecha.
Madrid--Actualizado a
La sociedad argentina todavía tiene pintado en el calendario el 3 de junio de 2015. Aquel miércoles se celebró la primera marcha masiva del movimiento Ni Una Menos en el país latinoamericano. Las mujeres tomaron las calles para visibilizar y denunciar la violencia machista. La gota que colmó el vaso fue el asesinato de Chiara Páez, una adolescente de 14 años que fue duramente golpeada y enterrada viva por su novio después de contarle que estaba embarazada. "Ese día vivimos un estallido feminista que luego se tradujo en un montón de leyes", recuerda Micaela Polak, secretaria de Género en el Sindicato de Prensa de Buenos Aires.
La ley de paridad de género en los medios, el derecho a la educación sexual y la inclusión de las personas trans en el mercado laboral son solo tres de las conquistas que llegaron durante la última década. Entre los avances más recientes se encuentra también la Ley Micaela, que establece la capacitación obligatoria en género y violencia machista para todos los trabajadores de la administración pública argentina. El feminismo tocó techo con la legalización del aborto, aprobada por el Senado hace apenas tres años. La llegada de la extrema derecha al poder, sin embargo, amenaza con tumbar todos los derechos conquistados en los últimos años.
Luciana Peker: "La ola ultra está castigando a un país que ha sido vanguardia mundial"
El mensaje de Javier Milei no puede ser más claro: correr un tupido velo y borrar todas las políticas de igualdad impulsadas por sus predecesores. El líder de La Libertad Avanza se ha estrenado en el cargo eliminando el Ministerio de Igualdad, prohibiendo el lenguaje inclusivo y negando la brecha salarial entre hombres y mujeres, un dato que las estadísticas oficiales sitúan en torno al 25%. La libertad que da nombre al partido es, cuando menos, selectiva. "La ola ultraconservadora está castigando a un país que ha sido vanguardia en América Latina y en el mundo. El ensañamiento es vergonzoso. Las activistas estamos siendo víctimas de una persecución orquestada desde las esferas del propio Gobierno", denuncia Luciana Peker, periodista argentina especializada en cuestiones de género.
"Estamos en una situación de alerta máxima. Las organizaciones de base estamos desbordadas, porque todos los canales institucionales de ayuda a las mujeres en situación de violencia o vulnerabilidad están suspendidos", reconoce Lala Pasquinelli, fundadora del colectivo Mujeres que no fueron tapa. Javier Milei se presenta como un negacionista de la violencia machista y define la agenda feminista como una "pelea ridícula" entre iguales. En 2022, una mujer fue asesinada cada 35 horas en Argentina, según datos de Amnistía Internacional. Mariela Belski, directora ejecutiva de la asociación en Buenos Aires, analiza la complejidad de la situación: "Somos conscientes de que defender nuestros derechos genera ataques, pero no vamos a quedarnos calladas".
La extrema derecha se ceba con las periodistas
La extrema derecha ni siquiera lleva tres meses en la Casa Rosada. En 12 semanas de Gobierno, Milei ha recortado el presupuesto que reciben programas clave como la línea 144 para víctimas de violencia de género y los centros integrales en los que reciben ayuda. Los ataques contra las voces disidentes se han intensificado y la pluralidad en los medios es cada vez más reducida. "La cobertura de temas de género es delicada. Tenemos compañeras que lo han pasado realmente mal y han recibido insultos de todo tipo por firmar artículos con una perspectiva feminista. El avance del fascismo vino acompañado de una serie de señalamientos muy personales", precisa Micaela Polak.
Micaela Polak, periodista: "Hay compañeras que han recibido insultos por firmar artículos feministas"
La periodista, escritora y activista por los derechos de las mujeres Miriam Lewin conoce de primera mano los efectos de esta escabechina. "Te cortaría la cabeza y la pondría dentro de un diccionario". Este es uno de los múltiples mensajes que recibió después de publicar en X —antes Twitter— un saludo en lenguaje inclusivo. "El proceso de autocensura viene de lejos. Las editoras de género nunca han tenido el respaldo de las empresas para las que trabajaban, ni siquiera para asesoramiento legal", recuerda la comunicadora. El problema se agudizó tras la llegada de Milei al poder.
"Los temas que pueden generar reacciones violentas o ataques en redes los evitamos. Esto afecta de lleno a la libertad de expresión y facilita el predominio de discursos machistas, legitimados en los estudios de radio y televisión", sostiene Lewin. El cambio en el panorama político y las múltiples experiencias de acoso han sido determinantes para que Luciana Peker anunciase su exilio. La columnista considera que "la palabra periodística ha quedado monopolizada por los varones" y tiene que lidiar de forma rutinaria con "amenazas y fake news".
Mariela Belski pone el foco en el desgaste emocional de las profesionales que tienen que soportar las políticas de odio de la extrema derecha: "Esto no solo genera un efecto silenciador en el debate público, sino que también deteriora la salud mental de las mujeres afectadas. Muchas periodistas han tenido que cerrar sus cuentas". Amnistía Internacional calcula que una de cada tres mujeres sufre violencia en las redes sociales. "Lo que quieren es amedrentarnos y han conseguido que muchas periodistas abandonen sus puestos de trabajo", añade Peker.
El feminismo se atrinchera de cara al 8M
Las asociaciones feministas saldrán a la calle este viernes bajo el lema "No vamos a retroceder". El movimiento se prepara para renovar su compromiso con la lucha por la igualdad y blindar las conquistas alcanzadas durante la última década. "Nos hemos revitalizado porque necesitamos un espacio para responder a las provocaciones permanentes de este Gobierno. La situación es complicada, porque militar se ha convertido en un privilegio", subraya Luci Cavallero, miembro del colectivo Ni Una Menos.
Mariela Belski, activista: "La persecución genera un efecto silenciador en el debate público"
"Estamos en un estado de desesperación, porque vemos como se desarma todo lo que ha costado tanto tiempo conseguir", apunta Lala Pasquinelli. Las organizaciones han llamado al pueblo argentino a "secundar en masa" las marchas convocadas este 8M. "El miedo a la exposición pública no puede frenarnos, tenemos que pelear junto a otras asociaciones. Estamos tratando de hacer un equilibrio para no caer rendidas al terror y practicar cada vez más el autocuidado, incluso para ocupar la calle", reivindica Cavallero. El mensaje que llega desde Buenos Aires ante el auge mundial de la extrema derecha es contundente: "El entramado popular es la mejor forma de autodefensa".
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