El entorno de las víctimas no denuncia la violencia de género
Pese a las numerosas campañas de concienciación lanzadas por las distintas instituciones, las denuncias por parte de personas del entorno familiar, social y profesional siguen siendo residuales.
Marisa Kohan
Madrid-Actualizado a
"Se veía venir". "Todos sabían que había una situación de malos tratos y que él era capaz de cualquier cosa"... Son algunas de las frases que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado escuchan a menudo tras un asesinato machista. Declaraciones de resignación que muestran hasta qué punto, en muchos casos, el entorno de las víctimas de violencia de género conocía la existencia de riesgos.
Vecinos, allegados, familiares e incluso médicos de las mujeres declaran en el período de investigaciones haber temido un desenlace como el ocurrido, después de un feminicidio de género.
Si bien se trata de información importante para determinar la existencia de un crimen por violencia de género, el silencio del entorno no ha servido para prevenirlo ni para poner medidas que hubieran protegido a las víctimas.
Desde hace años las instituciones vienen advirtiendo sobre la importancia de que el entorno de las víctimas de este tipo de violencias no mire hacia otro lado y de que ponga esta información en conocimiento de quienes puedan ayudarlas o hacer un seguimiento de su caso a través de las herramientas puestas en marcha a lo largo de las últimas décadas para prevenir esta violencia.
Lo ha vuelto a recordar el Ministerio de Igualdad este pasado martes, tras la reunión del comité de crisis por la acumulación de feminicidios íntimos durante el mes de julio.
En la intervención posterior a la reunión, en la que participaron diversas instituciones del Estado, Victoria Rosell hizo un llamamiento para que el entorno de las víctimas tengan un papel más activo en la prevención de estas violencias.
"El silencio es cómplice o encubridor. Porque no son ellas, muchas veces, las que están en condiciones de denunciar", afirmó la delegada del Gobierno contra la violencia de género.
"El sistema judicial actúa en estos casos cuando el mal ya se ha producido, pero tenemos todo un sistema de detección precoz y de prevención que puede funcionar y que reside en el sistema educativo, en el de Salud, en los sistemas sociosanitarios y desde luego en los sistemas especializados", añadió Rosell.
Menos de un 2% del entorno denuncia
Según cifras del Observatorio de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), durante 2022 se presentaron algo más de 182.000 denuncias por violencia de género. Es decir, una media de casi 500 denuncias al día. Siete de cada diez (el 71,57%) la realizó la propia víctima principalmente ante la Policía (70,36%) y los juzgados (1,21%). Menos del 2% (el 1,82%) fueron presentadas por familiares y allegados de las víctimas. Una cifra que ha permanecido prácticamente inalterada en los últimos cinco años.
Otras cifras que no acaban de despegar son las denuncias de otros organismos. En 2022 las relativas a los atestados policiales supusieron el 14,9% del total, las originadas por partes de lesiones (es decir, por el sistema de Salud) el 7,8% y las presentadas por terceras personas, un 3,9%, muy similares a lo que ha ocurrido en los últimos años.
Para Victoria Rosell, este silencio es atribuible en parte "a la falta de detección, al menosprecio de la violencia no extrema, a no querer saber y a la tradición de que los platos sucios se lavan en casa, tan católica y tan dañina".
Para esta experta, otra gran parte del silencio se debe, también, al miedo del entorno cercano a que la víctima se aleje en caso de que presenten una denuncia y al hecho de que sin su colaboración o incluso su negativa, ésta no va a prosperar y que la situación puede ir a peor.
"Esto lo he percibido mucho en madres y en hijas de maltratadas.
Lo que yo les digo es que es muy importante no tirar la toalla, permanecer alerta, informarse, llamar al 016. Pero si no quieren alertar o creen que la víctima cortaría la relación con la familia, habría que seguir insistiendo en el mensaje, para que cuando realmente pase algo que les dé miedo y les impulse a buscar ayuda, no les de vergüenza ni reparo acudir a quien antes rechazaron. Es decir, siempre hay que mantener la puerta abierta", afirma Rosell.
Miedo a un maltrato mayor
Otro de los obstáculos resaltado por diversas expertas en violencias machistas, es el hecho de que muchas veces ni siquiera el entorno es consciente de la violencia o de hasta qué punto es grave. Es conocido que por la propia dinámica de este tipo de violencia, muchas víctimas no se identifican como tales y creen que son ellas las culpables de las palizas, las broncas o los enfados de sus parejas.
Algo similar ocurre a veces en el entorno cercano a las mujeres maltratadas. En la mayoría de ocasiones el maltratador las ha alejado de su ambiente familiar, de amistades o de su entorno de cuidados. En muchos casos, el propio entorno puede también naturalizar la violencia sin acabar de ser conscientes de su gravedad.
Otro de los obstáculos a la hora de que el entorno de la mujer se involucre es el miedo a posibles represalias del agresor o a que la situación de violencia se agrave aún más y confían en que se pueda mantener el status quo.
Por último, otra de las causas que justifican la infradenuncia del entorno cercano es la persistencia en creer que se trata de un tema íntimo y de pareja. La violencia de género, tras la ley del 2004 que la regula, es considerada un problema social y un delito público. Es decir, que puede ser denunciado por cualquiera y ha salido de la esfera privada del hogar donde muchos la quieren devolver.
"Por ello, la ciudadanía tenemos la obligación de denunciar a las autoridades, para que se puedan activar los diferentes mecanismos de protección a la mujer y los hechos no queden impunes. No mirar hacia otro lado y denunciar", advierten desde la Delegación del Gobierno contra la violencia de género.
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