Condenan a cinco años a un hombre por abusar sexualmente de su nieta en Sevilla
El hombre realizaba tocamientos a la menor de 11 años cuando esta pernoctaba en su casa, en cumplimiento de un régimen de visitas a favor del padre.
Un hombre de 85 años ha sido condenado a cinco años de prisión por abusar sexualmente de su nieta, cuando la niña tenía 11 años. Los hechos sucedieron cuando a menor veía y pernoctaba en casa de sus abuelos los fines de semana alternos, en cumplimiento de un régimen de visitas establecido a favor del padre en la sentencia de divorcio.
El fallo de la Audiencia de Sevilla, contra el que cabe recurso de apelación, inhabilita al anciano para cualquier profesión, oficio o actividades, sean o no retribuidas, que conlleve contacto regular y directo con personas menores de edad durante 10 años. Además, se le prohíbe aproximarse y comunicarse con su nieta durante diez años y le impone libertad vigilada durante cinco, una vez cumplida la pena de prisión.
La resolución de la Sección Tercera considera probado que el abuelo, aprovechando que su nieta de 11 años se encontraba en su casa por el régimen de visitas establecido a favor de su padre, que convivía con el acusado, actuó "con ánimo libidinoso valiéndose de la influencia y la superioridad derivada" de su relación de parentesco.
Los abusos
El primer abuso sexual denunciado se perpetuó en enero de 2021, a las 23.00 horas, aproximadamente, en el salón de la vivienda. La menor estaba sentada en el sofá y el acusado en un sillón a su lado cuando el mayor efectuó diversos tocamientos a la niña. Este hecho se repitió más adelante, igualmente en el salón de la vivienda, mientras visualizaban en la televisión imágenes de contenido sexual.
En febrero de 2021, aprovechando la misma situación, cuando el padre de la menor se había marchado a su dormitorio y ella se encontraba tumbada en el sofá, el abuelo volvió a efectuar algunos tocamientos. Después de los abusos, el hombre le decía a su nieta que no dijera nada de lo ocurrido, lo que ella cumplió hasta el tercer episodio descrito, cuando puso los hechos en conocimiento de su madre, quien seguidamente formuló denuncia, recoge la sentencia.
A consecuencia de estos hechos, la menor presenta sintomatología de tipo postraumática como signos de vergüenza, culpa, confusión, dudas, miedo, tristeza, recuerdos recurrentes, trastornos del sueño y pesadillas. Además, sufre hipervigilancia y aislamiento, disminución del rendimiento académico, baja autoestima y conducta autolesiva ante conflicto ocasional.
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