En un mundo donde el cine ha sido históricamente un reflejo de la sociedad, la brecha de género en esta industria sigue siendo un indicador alarmante de la desigualdad estructural que persiste. A pesar de los avances impulsados por el feminismo, la equidad plena aún está lejos de alcanzarse. En este sentido, según el reciente informe de la Asociación de Mujeres Cineastas (CIMA), las disparidades en el cine español son evidentes, a pesar de que se ha registrado una ligera mejora en los últimos años.

El análisis de CIMA, presentado en la sede del Ministerio de Cultura, analiza 201 largometrajes que compitieron en la última edición de los Premios Goya. Los datos revelan que solo el 38% de los cargos de responsabilidad están ocupados por mujeres, mientras que los hombres dominan con un 62%. Aunque esta cifra representa una mejora de un punto porcentual con respecto al año pasado y un incremento de ocho puntos en los últimos nueve años, la desigualdad sigue siendo notoria.

Además, se confirma una segregación evidente en la industria cinematográfica. En roles clave como la dirección, las mujeres representan apenas el 29%, en producción ejecutiva el 31% y en guion el 35%. En contraste, hay una alta concentración de mujeres en puestos tradicionalmente vinculados a la estética: un 85% en diseño de vestuario, 81% en maquillaje y peluquería y 64% en dirección artística. La única categoría con paridad es la dirección de producción, con un 51% de mujeres.

Sara Cuenca, autora del informe, atribuye el incremento en la representatividad femenina a los avances feministas y a la implementación de medidas de discriminación positiva en la concesión de ayudas oficiales a la producción de largometrajes desde 2018. Desde la introducción de éstas, la presencia femenina ha crecido un promedio del 10% anual. Entre 2017 y 2023, el porcentaje de mujeres en dirección aumentó un 19%, en guion un 22%, en composición musical un 30%, en fotografía un 22% y en efectos especiales un notable 97%.

Uno de los aspectos más preocupantes del informe es la disparidad en los presupuestos asignados. En 2023, el coste medio de un largometraje fue de 2,44 millones de euros, pero los proyectos dirigidos por hombres recibieron un 42% más de financiación que los dirigidos por mujeres. Aunque esta brecha se está reduciendo lentamente, la tasa promedio anual de disminución es apenas del 1% en los últimos 13 años.

Las ayudas generales a la producción, repartidas por el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), sumaron 62 millones de euros para 52 largometrajes. De estos, el 37% fueron dirigidos por mujeres. En el ámbito del apoyo por parte de televisiones y plataformas, los datos muestran variaciones significativas.

RTVE participó en 50 largometrajes, con un 48% dirigidos por mujeres, mientras que en Atresmedia Cine la cifra se reduce al 33% y en Telecinco Cinema al 25%. Filmin lidera con un 67% de largometrajes dirigidos por mujeres, seguido por Movistar+ con un 43%, mientras que Netflix y Prime Video muestran cifras alarmantemente bajas, con un 7% y 0% respectivamente. En definitiva, el estudio pone de manifiesto que, a pesar de los progresos, la brecha de género en el cine sigue siendo una realidad palpable.