MADRID
Tres de cada diez españoles creen que debería haber un "día del orgullo heterosexual", según la última encuesta de 40dB para El País y la Cadena Ser. La derecha y la extrema derecha hacen volteretas con este dato y lo aprovechan para censurar las banderas LGTBI+ en las instituciones donde gobiernan. "No celebro el Orgullo gay porque soy heterosexual", respondía hace un año por estas fechas Santiago Abascal. El PP trata de cuidar –un poco más– sus formas, pero el resultado final no dista mucho de lo que ofrece Vox. ¿Qué hay detrás del mantra del orgullo hetero?
"El auge de estos discursos tiene mucho que ver con la polarización creciente de la juventud. Los elementos identitarios cada vez tienen más peso para las nuevas generaciones. No podemos saber si los jóvenes son más homófobos ahora que hace 20 años, pero están más derechizados y expuestos a opiniones reaccionarias", sostiene Pablo Simón, politólogo y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid. La legislación estatal sitúa a España entre los países europeos más avanzados en derechos del colectivo LGTBI+. Los expertos señalan, sin embargo, que la sombra del retroceso avanza a pasos agigantados. Los recortes del Gobierno de Ayuso son uno de los ejemplos que recoge el informe Laws On Us del movimiento reaccionario global.
Víctor Gutiérrez, secretario de políticas LGTBI+ del PSOE, asegura en una conversación con Público que le parece "increíble" tener que seguir explicando por qué son necesarias las manifestaciones del colectivo. "¿Las personas heterosexuales tienen miedo a sentarse con sus padres o amigos para contar que tienen una pareja del mismo sexo? ¿Las personas heterosexuales tienen que mirar la legislación de otros países antes de viajar porque la homosexualidad está castigada con pena de muerte? ¿Las personas heterosexuales sufren acoso en el ámbito laboral?", pregunta el diputado socialista. La Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales hace tan solo 34 años.
El auge de las redes sociales y la "masculinidad frágil" de los jóvenes españoles son dos de los factores que aúpan las proclamas en favor del orgullo hetero. "Los hombres utilizan la manosfera para organizarse y difundir discursos elaborados desde la persuasión, con un sesgo evidente y argumentos absolutamente emocionales. Lo que venden es que los avances del feminismo y del colectivo LGTBI+ suponen para ellos una pérdida de derechos. El planteamiento es absurdo, pero cala por la radicalización [de los jóvenes españoles] y la falta de pensamiento crítico", señala Isabel Menéndez, catedrática de comunicación en la Universidad de Burgos y especialista en estudios de género.
"A los que piden un día del 'orgullo hetero' solo les digo que lo organicen"
El 31% de los encuestados por 40dB considera que debería celebrarse también el orgullo hetero. El porcentaje crece hasta el 43,6% entre los varones de la generación Z –los nacidos entre 1997 y 2012–. Las mujeres tienen por norma general actitudes más abiertas hacia la diversidad sexual. La diferencia con los hombres toca techo precisamente en este grupo de edad. "El mantra de que la masculinidad está en riesgo crece al calor de las redes sociales y los discursos de la derecha y la extrema derecha", continúa la profesora e investigadora.
La encuesta también evidencia que pertenecer al colectivo sigue condicionando el día a día de muchas personas: un 33,8% asegura que evita las muestras de cariño en público y un 29,5% oculta sus relaciones personales. "A los que piden un día del orgullo hetero solo puedo decirles que lo organicen, pero que nos cuenten también cuáles son sus demandas y qué discriminaciones sufren. Si empiezan a investigar, descrubirán que la fuente de todos sus malestares es el mismo sistema patriarcal contra el que las demás llevamos décadas luchando", propone Jimena González, diputada de Más Madrid en la Asamblea de Madrid.
Los 'populares', entregados a la causa
"A ver para cuándo un día del orgullo hetero". Esta frase ha resonado más de una vez en colegios, institutos, oficinas y grupos de WhatsApp. La derecha y la extrema derecha exprimen al máximo la polarización de los jóvenes españoles para tapar su homofobia y bifobia y conectar con las nuevas generaciones. "La lógica que utilizan coincide con lo que dicen los estudios sobre sexismo moderno. Lo que defiende Vox es que ya hemos reconocido la igualdad entre personas heterosexuales y LGTBI+. ¿Por que vamos a reivindicar el Orgullo homosexual si no tiene dimensión pública? Esto es un error, porque todo tiene relevancia social", advierte Pablo Simón.
Víctor Gutiérrez lamenta que el PP trabaje para embarrar la lucha del colectivo LGTBI+ y pone el foco en los retrocesos de los lugares donde gobiernan. "Los populares se han entregado a la hoja de ruta de la extrema derecha y parece que no aprenden. El hecho de colgar las banderas puede ser simbólico en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, pero no en pueblos de 500 habitantes. Es una acción que sirve para normalizar la diversidad sexual y proteger a las personas del colectivo", precisa. El socialista recuerda que muchos menores LGTBI+ todavía se suicidan por el acoso que sufren en sus círculos y reconoce que la "visibilidad en el ámbito deportivo" sigue siendo una "cuenta pendiente".
"Las reivindicaciones del colectivo LGTBI+ no van a mermar la hombría de nadie"
Los miembros del colectivo han denunciado un total de 57.000 agresiones homófobas durante los últimos cinco años, según el informe sobre delitos de odio publicado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+). Los activistas consideran, sin embargo, que los cuerpos de seguridad del Estado y la Justicia están "poco o nada concienciados" con los problemas del colectivo.
"La discriminación que sufren las personas del colectivo sigue siendo relevante. Las agresiones y los insultos están al orden del día. Esto no atenta contra la identidad de las personas heterosexuales. Las reivindicaciones LGTBI+ no van a mermar la hombría de nadie, de hecho, defienden que todos podamos desarrollarnos con mayor libertad", apunta Pablo Simón. Las fuentes consultadas por Público sitúan la "educación sexual" como punto clave y ponen el foco en los riesgos de la violencia discursiva: "El Orgullo no es solo una fiesta. La vida de las personas del colectivo puede llegar a ser durísima. La lucha no debe reducirse a las personas LGTBI+, todo el mundo es bienvenido".
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