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Los animales de compañía en el maltrato a las mujeres: "Es una especie de violencia vicaria"

Casi un 90% de las víctimas de violencia machista con animales declara que su maltratador también les maltrata a ellos.

Un galgo asoma el morro a través de la verja de uno de los recintos de juego de la protectora ALBA, en la Comunidad de Madrid.
Un galgo asoma el morro a través de la verja de uno de los recintos de juego de la protectora ALBA, en la Comunidad de Madrid. Alfredo Langa

Un animal de compañía puede ser la diferencia entre sentirse sola o acompañada. O, incluso, segura. Los maltratadores lo saben y utilizan a los animales de las víctimas como rehén para ejercer la violencia machista. "En muchos casos es ella la que cuida al animal y genera un vínculo especial. En cuanto el hombre ve que hay este cariño, comienzan los celos y el maltrato hacia la mascota", explica Marta Simón, trabajadora social forense en casos de violencia machista.

Un ejemplo de ello es el caso reciente en la localidad valenciana de Montserrat d'Alcalà, en donde un agresor (para el que la Fiscalía pide, entre otros, cinco delitos por violencia de género) degolló al conejo de su pareja, lo cocinó e intentó que se lo comiera. Por esto, el fiscal pide además otro delito contra la integridad moral (por obligarla a comerlo) y uno de maltrato animal (por asesinar al conejo), según el escrito de la Fiscalía al que tuvo acceso EFE.

"A nivel psicológico, hacerte comer a tu compañero animal, es lo que denominamos perverso, que es el mayor daño posible. Nadie se puede imaginar comerse a un ser vivo con el que ha tenido un vínculo afectivo", apunta Marta Simón.

El 81% de los maltratadores machistas admitió haber cometido actos de maltrato animal

Tener antecedentes de maltrato a animales es uno de los cuatro factores de riesgo más significativos para ejercer violencia machista, como apunta el Observatorio de Violencia hacia los animales.

Un estudio llevado a cabo entre hombres encarcelados en Estados Unidos, con historial de violencia contra sus parejas, muestra que un alto porcentaje, el 81%, admitió haber cometido actos de maltrato animal. Entre ellos, el 38% había amenazado con dañar al animal, mientras que el 52% informó haber maltratado o incluso llegado a matar a una mascota durante una disputa con su pareja.

El daño a través del animal 

"Con una mascota hay lealtad, hay cercanía, hay habitualidad y, sobre todo, la experiencia de recibir afecto a cambio de nada. Desde el punto de vista del daño social —el menoscabo a la víctima para que luego pueda llevar a cabo su proyecto de vida—, podría suponer que la mujer nunca más pudiera volver a tener esa compañía", explica Simón, que también es experta en el daño social a las víctimas.

El caso de Montserrat es paradigmático de la conexión entre el vínculo "especial" con el animal y el daño que quiere generar el agresor. Después de matar al animal, el acusado aseguró que lo hizo para "que aprendiera una lección", es decir, para infringir el mayor daño posible a su expareja. Tal y como ocurre con los niños y niñas víctimas de violencia vicaria: el parricida de Sueca admitió haber matado a su hijo porque era lo que la madre "más quería en el mundo".

Un 59% de las víctimas retrasan el abandono a su maltratador por temor a posibles represalias contra sus animales

Casi un 90% de las víctimas de violencia machista con animales de compañía manifiestan que su animal también es maltratado por su agresor, según la primera investigación en España que cruza la violencia de género con el maltrato animal.

Otro estudio de la Sociedad de Alberta para la Prevención de la Crueldad hacia los animales en Canadá (que cifró en un 30% las mujeres maltratadas con animales de compañía) explicaba que un 59% de ellas retrasan el abandono a su maltratador por temor a posibles represalias contra sus animales.

La desconfianza en las relaciones personales es una de las facetas de la realidad social en la que vivimos y una de las posibles causas de que cada vez haya más animales de compañía. "El vínculo con un animal es más incondicional y genera menos desconfianza o miedo a que se pierda la lealtad", apunta Simón.

"Se puede entender como una violencia similar a la ejercida contra un humano por el vínculo de la víctima", apunta Marta Simón

En este sentido, los animales son indispensables en la relación familiar. Por eso, para la trabajadora social el maltrato animal como violencia en la separación "sí se puede entender como una violencia similar a la ejercida contra un humano por el vínculo de la víctima". 

El agresor también lo puede ver como una forma de cortar la socialización de la víctima. "El animal puede suponer el cumplir una función social, ir al parque y socializar o simplemente salir a pasear. Esto el agresor te lo quita. Si tu perro desaparece, por ejemplo, termina ese tipo de relación social. Las víctimas no son capaces de ir al lugar donde estaban con sus animales y que les pregunten por ellos después de una situación así", explica Simón.

"Otra forma de maltrato es que, cuando ella no se puede ocupar, él deja al animal sin cuidar —sin comida, sin agua, sin higiene—. Ella acaba por cargarse ese trabajo porque tiene ternura por el animal, entonces, efectivamente, es una especie de violencia vicaria", continúa Simón. Los patrones de maltrato son parecidos, ellas son las que cuidan y las que sufren el daño que infringe el agresor sobre sus seres queridos, incluidos los animales.

Además, las penas por maltrato animal son menos elevadas a las penas por violencia machista por lo que también puede ser un paso anterior y menos comprometido al de ejercer violencia directa contra las mujeres. En el caso de Montserrat, el agresor se enfrenta a 18 meses de prisión por el maltrato animal.

El agravante legal del maltrato animal

La reforma del Código Penal a través de la Ley Orgánica 3/2023, aprobada en abril del año pasado, incorpora una disposición que reconoce el vínculo entre el maltrato a los animales y la violencia de género. Se establece un agravante para aquellos casos en los que se causen lesiones graves o se provoque la muerte de un animal con el objetivo de "coaccionar, intimidar, acosar o producir menoscabo psíquico" a una pareja o expareja.

"No es la primera vez que lo hemos traído a competencia de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer. Cuando hablamos del delito de lesiones, físicas o psíquicas, el Código Penal dice que por cualquier medio o procedimiento por el cual se cause esta lesión. Si el medio es el maltrato animal, entonces atraemos esa competencia", explica a Público, Teresa Peramato, fiscal de Sala de Violencia sobre la Mujer.

La Fiscalía General del Estado ha señalado este lunes que este tipo de violencia también es de género y, por tanto, debe ser competencia de los juzgados de violencia machista. "Ahora tenemos ese tipo específico —el del maltrato animal— y por eso tuvimos que decir que si se dan las circunstancias concretas es competencia de estos juzgados", explica Peramato.

Para Peramato es imprescindible trasladar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado la necesidad de trasladar "inmediatamente al detenido y el atestado" a disposición de los Juzgados de Violencia sobre la mujer cuando se den las circunstancias del maltrato animal para hacer daño a la mujer.

Viopet: el servicio de acogida

Desde 2021, las mujeres pueden mantener la custodia sobre los animales en caso de una separación con características de violencia machista. La Ley 17/2021 modifica el Código Civil sobre el régimen jurídico de los animales y establece una nueva conexión entre el maltrato animal y la violencia de género, y el abuso infantil, para limitar la custodia en casos donde existan antecedentes de maltrato animal como forma de violencia o abuso psicológico.

"He peritado casos en los que las mujeres no podían llevarse a los perros a los centros de acogida o, incluso, que no les da tiempo a sacarlos de su casa y se quedan con su agresor, con lo que esto supone", asegura Simón, que, como trabajadora social, ha visto numerosos casos en los que se implica el maltrato al animal. 

La ley de bienestar animal prevé que, en la medida de lo posible, las víctimas puedan llevarse a sus animales a los centros de acogida, pero, de no ser así y previa justificación, tendrán que proveerse otros recursos con entidades especializadas.

Aquí entra en escena el servicio de acogida a los animales de las víctimas puesto en marcha por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 en 2020. El programa Viopet: una asistencia temporal pero imprescindible para las víctimas que no pueden hacerse cargo de su animal.

Según la página del servicio, Viopet ha atendido ya a 500 mujeres, de las cuales la mitad habían puesto en marcha el sistema de acogida de mascotas.

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