Este artículo se publicó hace 3 años.

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Costa-Gavras: "Los bárbaros están volviendo"

Alberto Costa-Gravas. Luis Otero

Luzes-Público / José Manuel Sande

Madrid-

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¿Cómo son sus orígenes en el cine? 

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Era Los raíles del crimen (Compartiment tueurs, 1965)...

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¿Qué tipo de películas le gustan o le interesan? En alguna entrevista hablaba de Avaricia (Greed, 1924), de Stroheim, como una revelación para usted. 

Desde Latinoamerica a Europa, el mundo corporativo, la banca, las empresas y esas luchas cotidianas o los sistemas totalitarios... De alguna manera su cine recorre toda la historia de su época, de aquellos sistemas políticos o sucesos que ocurrieron en la realidad a su alrededor. ¿Existe desde el principio en su cine la voluntad de contar relatos sociales o es algo que va sucediendo sobre la marcha? 

Hay un elemento singular en sus películas que es que ese análisis o crítica al poder va dirigida a todos los tipos de poder. Pueden ser los tupamaros, el retrato de Arthur London en La confesión (L'aveau, 1970), la ocupación alemana, el nazismo, el golpe de Pinochet... Recuerdo El sendero de la traición (Betrayed, 1988), donde se habla también de la banalidad y de la normalidad del mal. De cómo bajo un hombre común pueden ocultarse formas inquietantes de poder. 

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Después del éxito de Z, ¿tiene libertad creativa para hacer sus películas? 

En ese momento, todas las películas empiezan a tener proyección internacional. 

Hay varios rodajes en los que tiene producción estadounidense. ¿Percibe diferencias en esto además de en la parte cultural?

Hay un debate, casi siempre que el cine toca la política, sobre la forma, sobre cómo se cuentan las historias. Con usted, con Ken Loach y con otros cineastas, siempre se discutió que se acercaran a formas populares, lo que permite que sean más accesibles. ¿Que opina de eso? 

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Siempre me interesa saber qué proyectos quedaron por el camino, qué obras se frustraron o no llegaron a ser realizadas

¿Encontró alguna vez dificultades o intromisiones de los productores por la audacia política, o porque eran temas que no interesaban? 

En algunas de sus últimas películas, como Arcadia (Le couperet, 2005) y El capital (2012), analiza las estructuras económicas próximas a la parte sociopolítica. ¿Es esa su visión de la sociedad y enlaza con todas las películas anteriores? 

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Otros tipos de totalitarismo, Stalin, el nazismo y ahora este capitalismo... 

Me gustaría que hablara ahora de Semprún, que fue guionista en tres de sus películas (Z, La Confesión y Sección especial) y de la idea que tiene sobre España, un país con una historia convulsa en el siglo XX y hasta la actualidad. Con Semprún llegó a haber un proyecto sobre Yoyes, la etarra asesinada... 

Curiosamente, en España, Semprún es una figura respetada pero su obra es muy poco conocida, como pasa con otros personajes de la resistencia y el exilio. 

En los últimos años hubo tentativas de revoluciones democráticas, un caso es Grecia.

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La historia va muy rápido y Tsipras poco menos que cayó en el olvido. Aquello ha quedado como un movimiento político abortado que acabó entrando en las convenciones. ¿Qué piensa de algunas de las cosas que suceden ahora? El Brexit, Trump, la ultraderecha en Francia... 

Betrayed parece una película anticipatoria…

¿Qué relación ha mantenido estos años con Grecia? Llegó a Francia en los años 50, a veces se habla de usted más como francés y se olvidan sus orígenes. 

En España estamos interesados en cómo nos ven desde fuera. ¿Qué opina de lo que ocurre en este país? ¿Cómo ve nuestra sociedad? ¿Cree que hay posibilidad de ascenso de la extrema derecha aquí?

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En cuanto a los Estados Unidos, ¿piensa que Trump viene a demostrar la actitud demasiado cómoda o de dependencia que tuvo Europa con los Estados Unidos en muchos aspectos? 

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