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Zelenski remodela su Gobierno acuciado por los avances rusos en Donetsk y los errores en la estrategia militar ucraniana

La crisis de Gabinete de Zelenski coincide con un imparable avance ruso en el este de Ucrania que la limitada ofensiva de Kiev en el sur de Rusia no ha podido frenar.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, durante una rueda de prensa.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, durante una rueda de prensa. Ukraine Presidency / Ukrainian Pre / Zuma Press / ContactoPhoto / Europa Press

Cuando las cosas no le salen bien al presidente Volodímir Zelenski, el actor devenido en líder de un país en guerra, toma el camino del medio y busca cabezas de turco, sin asumir la eventual responsabilidad que pudiera tener él mismo. Ocurrió ya con sus recientes cambios en la cúpula militar y ahora lo repite defenestrando a buena parte del Gobierno, incluido el hasta ahora ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, el cardenal gris de la diplomacia ucraniana y para quien todas las puertas en Occidente estaban abiertas.

Tras dos años y medio de guerra, Ucrania "necesita una nueva energía", afirmó Zelenski para justificar la remodelación del Gobierno, la mayor desde que empezó el conflicto, con cinco ministros y un número indefinido de altos funcionarios apartados de sus cargos.

La sustitución de Kuleba apunta a posibles desavenencias entre Zelenski y sus aliados occidentales, que siempre han considerado a ese ministro como una figura ejemplar en un Gobierno muy marcado por la corrupción.

Pero también su defenestración puede reflejar el descontento de Zelenski por las dificultades del diplomático a la hora de convencer al lobby ucraniano en el Congreso estadounidense para garantizar el suministro de armas a Ucrania sea quien sea el próximo presidente en Estados Unidos, Kamala Harris o Donald Trump, quien ya ha dicho que con su llegada a la Casa Blanca pondrá fin a esa guerra. O al menos a la involucración de EEUU en la misma.

Disensiones entre Zelenski y Kuleba

A fines de este mes se espera a Zelenski en Washington para que presente su nuevo "Plan de la victoria", que incluiría acciones militares con las que Kuleba habría manifestado su oposición por el alto riesgo de confrontación total en Europa contra Rusia que supondrían tales propuestas.

Kuleba, de 43 años, es la figura más prominente descartada en esta crisis. Es el político ucraniano más conocido internacionalmente, junto al propio presidente, pero era aquel quien se movía con más facilidad en la arena diplomática, desde Bruselas a Washington, e incluso Pekín, en uno de sus últimos viajes.

Vestido siempre con un elegante traje de corte occidental, a Kuleba no se le veía paseando entre la élite política internacional con la ropa militar de campaña que tanto gusta a Zelenski y a algunos de sus pretorianos, con menos formación que el ministro de Exteriores dimitido (doctor en derecho internacional) y más cercanos a los ambientes artísticos del presidente cuando era actor.

Se ha hablado de diferencias entre Zelenski y Kuleba, por plantear éste de forma abierta las dudas crecientes en EEUU y Europa sobre la confusa estrategia bélica adoptada por el presidente ucraniano y que le llevó a sustituir en febrero al entonces comandante en jefe de las fuerzas armadas, Valeri Zaluzhni, por el actual responsable del ejército, Oleksander Sirski.

Zelenski mantiene el poder gracias a la guerra, aunque no la esté ganando

Pero una vez más, Zelenski, quien debería haber dejado su mandato o haberlo renovado en unas elecciones a fines de marzo, finalmente pospuestas, ha demostrado que se mantiene en el poder gracias a la misma guerra, aunque el horizonte de la contienda sea muy oscuro.

Incluso a pesar de la ofensiva ucraniana lanzada a principios de agosto en la región rusa de Kursk en la que se puso tanta confianza y con la que se obnubiló a los aliados occidentales.

La incursión masiva en Kursk fue un golpe muy audaz y mostró unas tácticas bélicas excepcionales gracias a la movilidad de las unidades motorizadas ucranianas. Sin embargo, no ha logrado arrebatar a Rusia más de 1.200 kilómetros cuadrados ni restar fuerzas al Ejército ruso en Donetsk, este de Ucrania, donde su avance es pausado, pero imparable.

La amenaza de que Pokrovsk, una encrucijada de caminos clave en que Donetsk sea en breve tomada por los rusos deja más cerca la ocupación rusa de todo el Donbás, la histórica región ucraniana de mayoría prorrusa formada por los óblasts de Donetsk y Lugansk.

Inexorable avance ruso en Donetsk

El ataque ucraniano a Kursk puede haber servido para debilitar la propia ofensiva rusa en Járkov, muy cerca y también en el norte, pero no ha conseguido desacelerar el avance de las fuerzas del Kremlin en Donetsk. Que el alto mando ruso esté priorizando esta iniciativa oriental frente a la reconquista del territorio ocupado por el ejercito ucraniano en Kursk pone muy nerviosos a los militares de Kiev y a los occidentales que les asesoran.

También pone de los nervios a la OTAN las crecientes críticas en la propia Ucrania, entre los militares sobre todo, por el traslado al "experimento" de Kursk de tropas que estaban conteniendo en Donetsk a los rusos, que ahora ven facilitada su labor.

Esas tropas y material bélico enviados a Kursk por los ucranianos no son suficientes para continuar la ofensiva hacia el corazón de Rusia, sino solo para resistir de momento en ese pedazo de territorio arrebatado a los rusos. Por eso, las fuerzas del contraataque ruso han evitado que los ucranianos tomaran Koronevo, Olgovka y Pogrebki, por ejemplo. Cada día que pasa, es mayor para las fuerzas ucranianas el riesgo de verse rodeadas.

El cambio político trae incertidumbres a la campaña

Y en medio de este laberinto bélico y con las renovadas críticas que estaban recibiendo el Gobierno y el propio Zelenski también por su tardanza a la hora de reemplazar a las tropas en el frente, por falta de efectivos, o por las campañas de movilización que reclutan incluso a hombres de sesenta años, llega el cambio político.

Una reforma del Gobierno que no se sabe si está orientada al consumo interno o a remachar la imagen de Ucrania en el exterior, donde los aliados europeos y norteamericanos de Kiev no acaban de ver que funcione su estrategia bélica y temen cada vez más una confrontación directa con Rusia.

La dimisión de Kuleba, artífice de la devoción que buena parte del mundo sintió por la Ucrania que resistía la invasión lanzada por Moscú en febrero de 2022, está pendiente ser aprobada por el Parlamento ucraniano, que sí tuvo tiempo este miércoles para aceptar los ceses de una viceprimera ministra y los ministros de Justicia, Industrias Estratégicas y Medio Ambiente, además del responsable del Fondo de Propiedad del Estado.

También se destituyó al director del operador de la red estatal ucraniana de electricidad Ukrenergo. Zelenski necesitaba un chivo expiatorio nacional ante la incapacidad de los militares para defender las infraestructuras eléctricas ucranianas de la nueva oleada de bombardeos rusos lanzada desde fines de agosto.

Pero la caída más destacada ha sido la de Kuleba. Este político demostró en estos años de guerra una gran capacidad para aglutinar el rechazo internacional a Moscú, pero no había podido en los últimos tiempos convencer a Estados Unidos y a varios países europeos de que permitan al ejército ucraniano utilizar sus misiles de largo alcance contra objetivos en territorio ruso.

Amenazas rusas

Al respecto, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, acusó este miércoles a Washington de perder su "política de contención" y lanzó una clara advertencia a la Casa Blanca: "Deben entender que no hay que bromear sobre nuestras líneas rojas. Saben muy bien dónde están".

Lavrov se estaba refiriendo a esa posibilidad de que Washington dé el permiso para que Kiev utilice los sistemas de misiles estadounidenses ATACMS contra aeródromos, bases y otros objetivos militares dentro de la Federación Rusia.

El propio secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ya advirtió a su homólogo ucraniano sobre esta prohibición de momento vigente para el uso de los ATACMS o de los HIMARS, otro sistema de misiles, fuera del territorio invadido y anexionado por Rusia en Ucrania, en contra de la opinión de Zelenski.

La posición de Kuleba podría haber quedado comprometida al posicionarse con los aliados occidentales y advertir al respecto al mandatario ucraniano sobre el uso de esos misiles. La lealtad de Kuleba a Zelenski era muy conocida, pero podría haber sido cuestionada por el nerviosismo del líder ucraniano ante los últimos reveses en la guerra.

¿Instructores militares extranjeros ya en Ucrania?

Reveses como el ocurrido este martes. La purga del Gabinete de ministros ucraniano se produjo poco después del ataque ruso en Poltava, donde dos misiles rusos acabaron con la vida de al menos 53 cadetes, oficiales y otro personal civil y militar, e hirieran a 298 en el Instituto Militar de Comunicaciones de esa localidad, en un oscuro incidente que podría tener implicaciones muy graves sobre la implicación occidental en la guerra.

Zelenski quiso aprovechar el ataque y evitó mencionar que las instalaciones bombardeadas eran militares y por tanto un posible objetivo bélico, que la mayor parte de las víctimas no eran civiles y además estaban concentradas contraviniendo cualquier lógica de la guerra.

Los principales analistas militares ucranianos vieron inmediatamente que el ataque había sido contra un complejo militar y no contra instalaciones civiles como daba a entender el Gobierno, que insistió en hablar del bombardeo de una "institución educativa".

El Kremlin informó del ataque y afirmó que los militares atacados recibían su enseñanza de instructores extranjeros. Según el Ministerio de Defensa ruso, en el centro de entrenamiento de Poltava se preparaban especialistas en comunicaciones y lucha radioelectrónica, así como operadores de drones.

Algunos analistas criticaron la concentración de militares en la institución atacada, tal y como ya sucedió en ataques anteriores, ignorando las medidas de seguridad mínimas en este contexto bélico.

Antes de dimitir, Kuleba reconoció en una entrevista con la CNN que el ataque a Poltava evidenciaba los problemas que tiene Ucrania para conseguir suficientes sistemas Patriot o SAMP/T, "los únicos capaces de interceptar misiles balísticos".

Será ahora su sucesor el encargado de conseguir ese tipo de armamento de EEUU y, como indicó el propio Zelenski, este mes de septiembre será clave para avanzar en esa dirección antes de que sea tarde.

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