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La OTAN y la UE respaldan la ofensiva ucraniana en Rusia pese al alto riesgo, también en la seguridad nuclear

La OTAN y la UE dan carta blanca a la ofensiva de Ucrania en Kursk aunque acelere la confrontación occidental con Rusia y amenace la seguridad nuclear de la región.

Soldados ucranianos hacen prácticas militares en Zaporiya.
Soldados ucranianos hacen prácticas militares en Zaporiya. Andriy Andriyenko / Zuma Press / ContactoPhoto / Europa Press

Ucrania está legitimada por el derecho internacional para atacar a Rusia por tierra. Esta es la posición expresada sin tapujos esta semana por la Unión Europea y la OTAN, que, sin embargo, evitaron evaluar el altísimo riesgo de que este giro en la guerra lleve a un punto sin retorno en la involucración occidental en el conflicto.

Una amenaza añadida y que se va revelando poco a poco es el alto riesgo de que la central nuclear rusa de Kursk, cuya toma es uno de los objetivos militares ucranianos, sufra un accidente de consecuencias impredecibles si es alcanzada por proyectiles, pues no tiene suficiente blindaje en sus reactores.

Tanto el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, como el alto representante de la UE para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, mostraron su apoyo a la incursión masiva ucraniana en esa región rusa de Kursk, con el argumento de que a Kiev le ampara el derecho de autodefensa, que incluye la posibilidad de invadir el territorio enemigo.

La OTAN no sabía qué tramaba Ucrania en Kursk

"Ucrania tiene derecho a defenderse. Y según el derecho internacional, ese derecho no termina en la frontera", dijo Stoltenberg al periódico alemán Welt am Sonntag en una entrevista publicada este sábado. Por primera vez, la cúpula de la OTAN daba un espaldarazo a la ofensiva lanzada por el ejército de Ucrania en el sur de Rusia el 6 de agosto.

El ataque ha permitido a las unidades ucranianas hacerse con cerca de 1.200 kilómetros cuadrados y un centenar de localidades rusas, aunque en las últimas jornadas parece haberse ralentizado.

El político noruego aprovechó para negar que la OTAN supiera con antelación del ataque ni que hubiera tenido algo que ver con sus preparativos. Una afirmación muy poco creíble dado el nivel de información satelital y de inteligencia que requirió la operación. Y de ser ciertas, las afirmaciones de Stoltenberg apuntarían a un fracaso absoluto de la inteligencia militar de la OTAN.

Como justificación de la ofensiva, Stoltenberg citó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y dijo que "la operación (en Kursk) tiene como objetivo crear una zona amortiguadora para evitar nuevos ataques rusos desde el otro lado de la frontera". Y, añadió, "como todas las operaciones militares, esto conlleva riesgos. Pero es la decisión de Ucrania defenderse de una forma u otra".

Riesgos que incluyen una mayor intervención occidental en la guerra, si se autoriza a Ucrania usar misiles de largo alcance contra territorio ruso para sostener a la larga la ofensiva, y la posibilidad de que los combates afecten a la central nuclear de Kursk y que se repita una catástrofe mayor que la que en 1986 afectó a Ucrania y buena parte de la Unión Soviética y Europa en Chernóbil.

Los fallos de la aviación ucraniana

El jefe de la diplomacia europea también ha defendido la legitimidad de Ucrania para atacar Kursk y este jueves volvió a reclamar que se levanten las restricciones al uso de misiles cedidos a Ucrania por países de la OTAN para golpear objetivos rusos en territorio ruso, a cientos de kilómetros del frente.

De momento, la aviación ucraniana, exigua pero reforzada por el puñado de F-16 donados por países europeos, no está siendo muy efectiva en esta ofensiva de Kursk y serían necesarios los misiles de largo alcance para neutralizar a los aviones rusos atacando sus bases, a cientos de kilómetros de la línea del frente.

El accidente de uno de esos F-16 esta semana, con la muerte de su piloto, podría mostrar que estas escuadrillas recién formadas no tienen aún la preparación necesaria para la guerra. O peor aún, que fue derribado por la propia fuerza aérea ucraniana. EEUU ha descartado que fueran los rusos.

La inmediata destitución del hasta ahora jefe de las fuerzas aéreas ucranianas, Mykola Oleshchuk, revela una crisis en la cúpula militar que no favorece a la ofensiva en curso y presiona a Zelenski a buscar todas las alternativas para no dejar que decaiga el éxito inicial del ataque a Kursk.

Borrell pide levantar las restricciones al uso de los misiles de la OTAN

"El armamento que estamos proporcionando a Ucrania tiene que tener pleno uso y las restricciones han de ser levantadas para que los ucranianos puedan apuntar a los lugares desde donde Rusia les está bombardeando; de lo contrario, el armamento es inútil", insistió Borrell.

En las reuniones que este viernes celebraron los ministros Exteriores y de Defensa de la UE, no hubo, sin embargo, una voluntad unánime al respecto y se dio permiso para que cada país aliado tome sus decisiones.

La cuestión sobre el fin de las restricciones occidentales al uso de sus misiles por Ucrania se lleva discutiendo en Bruselas desde mayo. Hasta ahora se oponen a las restricciones Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Republica Checa, Polonia, Lituania, Letonia y Estonia.

Sin embargo, los países que importan más para la concesión del permiso son EEUU, que ha entregado a Ucrania misiles ATACMS, Francia, que ha donado los Scalp, Gran Bretaña con sus Shadow Storm, y Alemania, que aún no ha aportado sus misiles de largo alcance Taurus, cuyo uso en la guerra supondría una seria amenaza a las fuerzas rusas.

En la UE, son Alemania, Francia, España e Italia los países más reacios a autorizar el empleo de los misiles europeos. El ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, indicó esta semana que Italia no permitirá que Ucrania utilice armas entregadas por ese país para atacar objetivos militares en territorio ruso. Según Tajani, ni la OTAN ni Italia están en guerra con Rusia. Italia ha entregado misiles Storm Shadow a Ucrania.

Borrell desautorizó esta postura en el marco del encuentro informal de ministros. Dijo que es "ridículo" pensar que el uso de los misiles europeos contra blancos rusos signifique que la UE o la OTAN estén en guerra con Rusia.

En el Kremlin la visión es muy diferente y sí se considera un acto agresivo que se permita que misiles de la OTAN destruyan objetivos militares o civiles en el corazón de su territorio. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, instó a la OTAN a "no jugar con fuego" y advirtió del riesgo real de una guerra total en Europa.

EEUU da largas al uso de sus misiles balísticos

Estados Unidos no se ha manifestado al respecto, pese a las presiones ucranianas para que les dejen usar contra territorio ruso sus sistemas ATACMS de largo alcance. De momento, con las restricciones, Kiev solo ha empleado estos misiles para atacar la península de Crimea.

Durante la visita que realizó a Washington esta semana, el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, volvió a plantear al secretario de Defensa estadounidense, el tema del permiso para utilizar los ATCAMS contra Rusia, pero el Pentágono le dio largas.

Tampoco tuvo éxito el Gobierno de Kiev en su petición para que expertos (militares) de la OTAN y los países europeos entrenen a las tropas ucranianas en la propia Ucrania. Ese paso habría significado una implicación adicional de Occidente en la guerra, con sus militares pululando por territorio ucraniano.

Lo único que obtuvo fue el compromiso de Bruselas para seguir preparando soldados ucranianos en Europa. Son ya 60.000 los efectivos ucranianos adiestrados desde que comenzó la guerra y se espera que otros 15.000 sean formados en los próximos meses.

En una reunión este viernes de los ministros de Defensa de la UE, Borrell anunció que se establecerá "una pequeña célula de enlace y coordinación en Kiev" dedicada a organizar ese adiestramiento de soldados y "oficialmente" sin otro tipo de misiones relacionadas con la guerra.

Los ministros también estudiaron la forma de aumentar el apoyo armamentístico a Ucrania por la UE, que, desde que empezó la guerra en febrero de 2022, ha ascendido a 43.000 millones de euros.

La UE insiste en la provisión de sistemas antiaéreos y munición de artillería. Pero los planes de suministro de armas a Ucrania van desfasados de la guerra y de sus vaivenes, y aún no se ha entregado el millón de rondas de munición de artillería prometidos el año pasado.

El peligro nuclear

La ofensiva lanzada en Kursk ha evidenciado de nuevo la ausencia de planes en Bruselas para afrontar una de las contingencias que puede suponer un mayor peligro para Europa en estos momentos, esto es, la seguridad de las centrales nucleares en funcionamiento en territorio ucraniano y ruso, y que están amenazadas por los combates.

Entre los objetivos de la incursión ucraniana en Rusia está la eventual toma de la central nuclear de Kursk, que ya ha sufrido, como la de Zaporiyia, en el sur ucraniano, ataques por parte de las fuerzas armadas de Kiev, aunque éstas insistan en que son los rusos los que se disparan contra su propio tejado.

El Gobierno de Zelenski también acusa, con más sentido, a los rusos de que sus oleadas de bombardeos para destruir el sistema eléctrico de Ucrania podrían producir cortes en el suministro a las centrales nucleares del país y desencadenar ese temido accidente.

Las centrales atómicas ucranianas producen el 60% de la electricidad del país, de ahí el interés ruso en detener el funcionamiento de sus reactores. Tras el ataque masivo con misiles y drones lanzado contra el sistema energético ucraniano esta semana, cuatro reactores nucleares quedaron desconectados de la red eléctrica nacional, según informó Kiev al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

Los ucranianos acusan a los rusos de buscar así un accidente similar al de Chernóbil y los rusos afirman que Ucrania, ante su incapacidad para vencer en el campo de batalla, apostaría por un desastre nuclear en la propia Rusia para detener la guerra. Ninguno de estos dos postulados parece recordar la catástrofe del 86 y la mortífera contaminación radiactiva de Chernóbil por media Europa.

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