'Nosotros somos hombres de ley. Tendremos que presentarnos a los juzgados competentes'. El general Romeo Vásquez, uno de los hombres más poderosos de Honduras y líder militar del golpe contra el presidente Manuel Zelaya, recibió así de tranquilo la noticia de la orden de captura solicitada a la Corte Suprema de Justicia por el fiscal general del Estado. 'Sabemos que somos inocentes y que la verdad siempre sale a relucir', sentenció Vásquez. El fiscal le acusa a él y a otros cinco altos mandos militares de los delitos de abuso de autoridad y de la expatriación ilegal de Zelaya durante la madrugada del 28 de junio.

El requerimiento del fiscal supuso un nuevo terremoto político a pocas semanas de la toma de posesión del líder nacionalista Porfirio Pepe Lobo, prevista el 27 de enero.

Para Zelaya, se trata de cartas marcadas: 'Una nueva estratagema del fiscal, que tiene igual o más responsabilidad que los propios militares'. El 'truco' buscaría la impunidad de los militares 'al acusarlos de delitos menores y no por los delitos graves que han cometido: traición a la patria, asesinatos, violaciones de los derechos humanos y torturas'.

'Una estratagema del fiscal, que tiene igual o más responsabilidad que los militares'

La maniobra del fiscal coincide con el decreto de amnistía general que el próximo lunes aprobará el Congreso. Todos los protagonistas de la crisis hondureña, desde Zelaya a Micheletti pasando por los militares ahora amenazados, resultarían así amnistiados.

El enroque del golpista Micheletti, obviando las presiones de EEUU, dificulta los intentos de pacificación de Lobo. El presidente de facto ha anunciado que no asistirá a la toma de posesión de Lobo, pero que agotará hasta el último minuto de gloria en la Casa Presidencial.