El viaje del fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov, directo y sin escalas a Francia, detenido nada más aterrizar en el Aeropuerto de Le Bourget en París la semana pasada, no parece tener mucho sentido a la luz de los problemas que tiene con su aplicación, a la que se vincula por su falta de moderación con delitos de crimen organizado, pornografía infantil y fraude.

Con más de 950 millones de usuarios activos, Telegram es más una red social que un servicio de mensajería: la plataforma permite armar grupos de más de 200.000 miembros en torno a una cuenta o un interés común, es decir, comunidades abiertas.

Su fundador siempre ha presumido de ser un adalid de la privacidad y defensor de la libertad de expresión, pero lo cierto es que la aplicación no es tan segura: no aplica el cifrado de comunicaciones de extremo a extremo por defecto —como sí hace, por ejemplo, Signal o incluso WhatsApp—, de modo que sus servidores guardan datos de los usuarios tales como nombres, direcciones IP, teléfono, contactos de la agenda... Sólo se aplica el cifrado de extremo a extremo, estándar y seguro, a los chats privados.

Desde Telegram puntualizan que "en el caso de los chats en la 'nube', todos los datos se almacenan fuertemente cifrados y las claves de cifrado en cada caso se almacenan en varios otros centros de datos en diferentes jurisdicciones".

La empresa asegura que "el esquema de cifrado de Telegram está completamente documentado y sus aplicaciones son de código abierto", pero no el código de servidor (su 'nube'), que es propietario. No hay manera de saber si Durov dice la verdad cuando afirma que protege a sus usuarios frente a regímenes como el de Vladimir Putin, obsesionado precisamente con cercenar la libertad de expresión de sus opositores.

Aparentemente, Durov está enfrentado con el gobierno de Putin por negarse a entregar información sobre opositores en Rusia y —durante el Euromaidán— en Ucrania, además de por disputas con oligarcas sobre su antigua copropiedad de VK (la red social más popular en Rusia) y otras empresas, entre otros conflictos. No ha vivido en ese país desde 2014, pero sí realizó breves visitas a su familia en San Petersburgo hasta 2017.

Según una filtración, el empresario pudo haber estado en ese país varias veces hasta, al menos, 2021.

Ciudadano francés reclamado por Francia

El fundador de Telegram es ciudadano francés: adquirió esa nacionalidad con efecto del 23 de agosto de 2021 por un procedimiento excepcional para una persona sin relación significativa previa con Francia (JORF n° 0197 du 25 août 2021) que Le Monde llegó a calificar de "misterioso". Con ello, adquirió también ciudadanía de la Unión Europea. El 11 de mayo de 2022 afrancesó su nombre en ese país a Paul du Rove. (JORF n° 0110 du 12 mai 2022).

Ambos expedientes se iniciaron en el "departamento 99", es decir, desde el extranjero. No consta que dicha nacionalidad le haya sido revocada.

Es público y notorio que las autoridades francesas reclamaban a Durov (o Du Rove) desde al menos el 8 de julio por cuestiones relacionadas con su aplicación Telegram, tal y como confirma la nota de la Fiscalía de la República. En los últimos tiempos, Durov no ha dejado de moverse por medio planeta, quizá para esquivar preguntas incómodas de ciertos países acerca de su negocio.

Tal es así que el empresario colecciona nacionalidades. Así, solicitó en 2013 (y obtuvo en 2014) una nacionalidad de oro (invirtiendo) en San Cristóbal y Nieves. Y anteriormente, en abril de 2021, había adquirido nacionalidad en los Emiratos Árabes Unidos, donde reside legalmente.

De hecho, Durov ha aparecido en ciertas publicaciones como "el emprendedor más influyente de Dubai", lo que pone de manifiesto su vínculo con ese país.

Vuelo directo... a la detención

En la mañana del sábado 24 de agosto de 2024, se presentó un plan de vuelo directo sin escalas de Bakú (Azerbaiyán) a París (Francia) para el reactor privado modelo Embraer EMB-135BJ Legacy 600 con registro OE-IOI (nº de serie del fabricante 948) operado por la empresa austriaca Mjet, cuyos servicios Durov parece utilizar habitualmente.

Eurocontrol y la francesa DSNA (Dirección de Servicios de la Navegación Aérea) aceptaron y cursaron este plan de vuelo sin novedad. Durov embarcó en dicho avión y despegó del Aeropuerto Internacional Heydar Aliyev (UBBB) de Bakú a las 12:05
UTC (16:05 hora local) del mismo sábado.

El avión voló paralelo al espacio aéreo ruso (y abjasio) durante más de una hora sin realizar ningún intento aparente de penetrar en el mismo o ponerse en contacto con sus controladores.

En cualquier caso, si sus pilotos hubieran querido hacer tal cosa mientras sobrevolaban Georgia o el extremo oriental del mar Negro (dirigiéndose, por ejemplo, a Sochi, que está cerca), Georgia carece de medios para impedírselo de ninguna manera práctica.

El avión prosiguió su vuelo con normalidad, evitando la zona de exclusión de la Guerra en Ucrania, y penetró en espacio aéreo de la Unión Europea y de la OTAN sobre las 14:40 UTC por la aerovía de gran altitud L746 y el punto LUGEB, en la frontera entre Rumanía y Bulgaria, sin otra novedad.

Durov aterrizó a las 17:32 UTC (19:32 hora local) en París-Le Bourget (LFPB), un aeropuerto comúnmente utilizado por la aviación privada.

Algunos han querido ver en esta maniobra de aproximación un intento desesperado de huida al darse cuenta en el último momento de que lo iban a detener. Algo que no tiene sentido: una vez ahí, bien dentro de la OTAN y en el corazón parisino de la defensa aeroespacial francesa,  no es posible la evasión y cualquier piloto lo sabe. En realidad, es una maniobra relativamente típica para entrar a Le Bourget:


En cuanto Durov desembarcó del avión en Le Bourget lo detuvo inmediatamente la Gendarmería del Transporte Aéreo con una orden de captura de la Policía Nacional Judicial, sin violencia o resistencia conocidas. Tras una breve conversación, lo pusieron inmediatamente a disposición del juzgado de instrucción como ciudadano francés y europeo, con los derechos y garantías asociados que le corresponden.

Es necesario recordar que la legislación francesa vigente prohíbe la extradición de sus ciudadanos (Code de procédure pénale, art. 696–4), salvo por una excepción sólo válida para el espacio Schengen, e incluso esto último es muy inusual. Sin embargo, Durov podría tener que renunciar a sus otras nacionalidades para asegurarse de que este derecho le sea de completa aplicación.

Según el comunicado de la Fiscal de la República, Durov (o el ciudadano francés Du Rove) puede permanecer investigado con asistencia de sus abogados por el juzgado de instrucción durante un máximo de 96 horas. Sin embargo, en algunos casos excepcionales, este plazo puede extenderse hasta las 144 horas. Transcurrido el mismo, la persona debe ser liberada o presentada a un tribunal.

El gobierno francés insiste en que la detención de Durov ha tenido lugar en el marco de una investigación judicial y no de un ataque a la libertad de expresión. Por su parte, la Comisión Europea ha informado de que no está vinculada con esta operación, que es exclusivamente francesa.

Enseguida, los Emiratos Árabes Unidos exigieron a Francia proporcionarle todos los servicios necesarios a Durov. Además, según informa France 24, el magnate Elon Musk, dueño de la red social X, sostuvo que a su modo de ver la libertad de expresión sí está en juego.