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Una visita histórica: entre la semilla del cambio y un nuevo socialismo

La apuesta de Obama respecto a la isla parece pasar por la promoción de un sector empresarial interno. Los cuentapropistas y cooperativistas, autorizados por el Gobierno suman ya medio millón de personas.

Un retrato de Barack Obama cuelga en la entrada de una casa en plena La Habana. - EFE

FERNANDO RAVSBERG

LA HABANA.- El histórico encuentro entre los presidentes Raúl Castro y Barack Obama terminó con una declaración de este último de enorme trascendencia: “El destino de Cuba no será decidido ni por Estados Unidos ni por ninguna otra nación”, expresó y agregó que “lo definirán los cubanos y nadie más”. Esta declaración de principios solo ha sido superada por el expresidente J. F. Kennedy, cuando se comprometió con los soviéticos a no invadir Cuba, en las negociaciones de la Crisis de los Misiles.

Queda ahora por saber si, para llevar a la práctica ese precepto, Washington dejará de enviar 20 millones de dólares anuales a la disidencia política interna y de financiar con decenas de millones más la actividad de Radio y TV Martí, las cuales transmiten propaganda anticastrista hacia Cuba. El intelectual cubano Luis Suarez dijo a Público que hay que buscar la “anormalización” de las relaciones bilaterales porque lo “normal” desde antes de la independencia es que EEUU se arrogue el derecho a intervenir en los asuntos internos de Cuba.

El resto de las declaraciones y la conferencia de prensa fueron más de lo mismo, EEUU demandando a Cuba mejoras en los Derechos Humanos, mientras La Habana exige que termine el Bloqueo Económico y que le devuelvan la Base Militar de Guantánamo. Sin embargo, los discursos fueron cordiales, con críticas pero remarcando siempre los méritos del otro. “Reconocemos la posición del presidente Obama y su gobierno contra el bloqueo y los llamados que hizo al Congreso para que lo elimine”, expresó el propio Castro.

EE.UU. reconoce los progresos que hizo Cuba como nación en educación y salud pública”, dijo Barack Obama y fue un reconocimiento inédito, viniendo de un presidente estadounidense. Advirtió además que "la relación entre nuestros dos gobiernos no se va a transformar de la noche a la mañana; tenemos muchas diferencias en lo que respecta a
democracia y derechos humanos”.

Raúl Castro abordó el tema pidiendo que no se politicen los Derechos Humanos ni se apliquen dobles raseros. En esencia la posición cubana es que no hay unos derechos más importantes que otros y que Cuba cumple con la mayor parte de ellos. "No concebimos que un gobierno no defienda el derecho a la salud, a la salud social, al salario igual
por trabajo igual y los derechos de los niños
. Nos oponemos a la manipulación política por los derechos humanos. Cuba tiene mucho que decir y mostrar en esta materia", afirmó Castro.

Barack Obama ha demostrado sus dotes políticos en este viaje, vino con toda su familia, suegra incluida, lo cual ha despertado cariñosas bromas en la isla. Antes de llegar se comunicó con el programa de humor cubano de mayor audiencia, “Vivir del cuento”, y se prestó a un diálogo en clave de broma que vio todo el país. Al abordar el avión
rumbo a Cuba envió un mensaje de twitter con la frase “que bolá, cubanos”, lo que en la jerga más juvenil y popular quiere decir “como están”. Y, sin dudas, en la propia conferencia de prensa se mostró mucho más relajado que el presidente cubano.

La apuesta de Barack Obama respecto a Cuba parece pasar por la promoción de un sector empresarial interno, los cuentapropistas y cooperativistas, autorizados por el gobierno de Raúl Castro y que suman ya medio millón de personas. Tuvo un encuentro con un grupo de
ellos a los cuales podría apoyar porque legalmente el Embargo Económico solo impide hacer negocios con el gobierno cubano. Este sector, para los EEUU podría convertirse en la semilla del cambio mientras que para La Habana es parte del nuevo modelo de socialismo, “próspero y sustentable”.

Este martes, será el gran día, Obama hablará en cadena nacional de TV para todos los ciudadanos y podrá decir lo que crea conveniente. Algunos apuestan a que esto provocará una reacción política entre los cubanos, una apuesta que ya se hizo antes con la visita del Papa Juan Pablo II o la del expresidente de los EEUU James Carter. Sin embargo, lo cierto es que hay mucha más expectativa en el juego de beisbol contra un equipo de las Grandes Ligas que en más discursos. Por cierto, Obama también estará allí, en primera fila, compartiendo la afición nacional de los cubanos.

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