LA HABANA
La relación entre Cuba y España suele compararse en la isla como la de un exmatrimonio que conserva demasiados nexos comunes como para dejar de tratarse cada dos por tres. No es extraño entonces que desde la oficialidad cubana se apele más a la familiaridad y el cariño para referirse a los vínculos con la península ibérica que no a una cuestión geopolítica.
Desde que Aznar abandonara la Presidencia en 2004, las relaciones han ido mejorando gradualmente. Con Zapatero claramente se revirtió la tendencia de la política de enfrentamiento, pero no hubo una ruptura total. El Gobierno Rajoy se caracterizó por su indiferencia respecto al país caribeño, lo que no impidió que la relación mejorara hasta el punto de calificarse como “excelentes” aunque fuera a través de niveles inferiores de la diplomacia. Con el presidente conservador el miembro de más rango que visitó Cuba fue el ministro de Exteriores, José María Margallo. Esa incomparecencia provocó que la presencia económica e institucional haya perdido posiciones hasta el punto de ver amenazado el liderazgo europeo de España.
La posición de Cuba se ha mantenido estable y únicamente había tenido salidas de tono retóricas para responder a Aznar en los años duros. A las autoridades comunistas les gustaría que la presencia española se incrementará porque consideran que debe ser algo natural si se tiene en cuenta los profundos lazos económicos, sociales y culturales entre las dos naciones.
Cuba nunca ha comprendido que la política hacia la isla muchas veces haya servido para atizarse entre los grandes partidos, en lugar de que forme parte de la política de Estado como se hace con otros países. A nivel político, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que se reunirá con Sánchez, confía en que el presidente español avale su agenda de reforma constitucional, así como su liderazgo al frente del país.
"El empresariado suele ser un sector social conservador, pero eso no lo entendemos"
En el ámbito económico, el país caribeño se siente más cómodo negociando con empresas españolas que de otros países europeos, o de naciones con mayor coincidencia ideológica pero menor conexión cultural, como China y Rusia. El 71% de las habitaciones de hotel en el país está gestionado por empresas hoteleras españolas en colaboración con empresas cubanas.
La numerosa comunidad española —formada principalmente por pequeños empresarios—está muy satisfecha por la visita después de sentirse sola durante muchos años. El presidente de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba, Xulio Fontecha, dice que las compañías en el país no comprenden la obsesión de la derecha española de demonizar cualquier acercamiento con Cuba y ser indiferente con otros países. “El empresariado suele ser un sector social conservador, pero eso no lo entendemos”, señala.
Sobre la posibilidad de que la visita de Sánchez sirva para aliviar las tensiones de tesorería de algunas empresas españolas que sufren importantes retrasos en los pagos con empresas importadoras cubanas estatales, Fontecha cree que es “ingenuo” que el viaje del presidente solucione ese problema por arte de magia pero cree que puede servir para otros aspectos que considera importantes.
Opina que la delegación española puede desbloquear líneas de crédito españolas que mitiguen el riesgo de los pequeños empresarios y aumentar las probabilidades de ganar más licitaciones, como hacen otros países como Canadá. A través de una institución financiera gubernamental otorga créditos blandos a las importadoras cubanas para garantizar el pago a empresarios canadienses.
La visita española llega en un momento de máxima fragilidad de la economía cubana. A la falta de liquidez se le suma el debilitamiento de su aliado estratégico Venezuela y el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos con Trump. Además de la inversión, Cuba cree que España podría ayudar a estimular las muy necesitadas exportaciones de la isla para generen ingresos, como hacen Francia y Canadá a través de Pernod Ricard —ligada con Havana Club— y Sherrittcon la explotación de carburantes y minería.
"Si entran las grandes empresas, se apoyarán en los pequeños que ya estamos implementados y mejorará nuestra situación"
Asimismo, confía en que la visita genere un efecto llamada en las grandes empresas españolas para que se decidan a entrar en el mercado cubano —muy poco explorado hasta ahora—y que las pymes actuales se vean beneficiadas por un efecto arrastre. Destaca que parte del incremento de la presencia francesa se basa en que la mayor constructora del país, Boygues, confía en una red de pequeños proveedores franceses para abastecerse. “Si entran las grandes, se apoyarán en los pequeños que ya estamos implementados y mejorará nuestra situación”, afirma.
¿Reunión con la oposición?
Sin duda si el presidente del Gobierno español se reunirá con representantes de la oposición al Gobierno cubano es uno de los aspectos que más interés genera en la península ibérica. No es así en Cuba donde los líderes opositores son prácticamente desconocidos para la sociedad y su capacidad de influencia sobre la misma es nula.
Por este motivo, la oposición ve el viaje de Sánchez como una oportunidad de oro para proyectarse y darse a conocer como hizo Oswaldo Payá y otros líderes cuando se reunieron con Aznar en 1999 en La Habana, cuando el mandatario visitó el país para acudir a una Cumbre Iberoamericana. En un artículo en El País, una de las caras más conocidas de la oposición, Yoani Sánchez, alertaba a Sánchez de que su viaje sería un “fracaso” si no se reunía con ningún opositor y le instaba a no “dejarse engañar” por las autoridades del país.
Fuentes de la delegación españolay cubana que coordinan la visita han afirmado a este periódico que la agenda todavía no está cerrada y que podría haber cambios de última hora. Fuentes de la Moncloa señalan que “ya se verá” si el presidente finalmente se reúne con líderes de la oposición, pero se destaca que no sería algo extraño ya que también lo hicieron el presidente Obama u otros líderes europeos en anteriores viajes.
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