Entrevista a Raquel MartíLa UNRWA cierra obligada en Jerusalén, pero resiste en los territorios ocupados: "No sabemos qué pasará"
'Público' habla con Raquel Martí, directora de la UNRWA en España, el día en el cierran su sede en Jerusalén Este.
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Madrid-
Llegó el día. Al este de la ciudad de Jerusalén, un pequeño grupo de ultranacionalistas israelíes se reúnen a las puertas de la que, hasta el 30 de enero, ha sido la sede central de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) desde hace 75 años. Entre ellos se encuentra el vicealcalde de Jerusalén, Arieh King, quien junto a una docena de compatriotas descorcha una botella de champán para brindar por el cierre de las instalaciones de la organización humanitaria. En esta parcela Tel Aviv proyecta levantar 1.440 viviendas para colonos.
El cierre llega tres meses después de que el Parlamento de Israel –Knèset– aprobara dos leyes que restringen la actividad de la UNRWA en los territorios ocupados palestinos. La primera, impide a la agencia de la ONU operar en Jerusalén Este al considerarlo un "territorio soberano de Israel". Esto contradice varias resoluciones de la ONU y, por tanto, los acuerdos aceptados por la comunidad internacional. Por su parte, la segunda ley impide las comunicaciones entre las instituciones israelíes y la agencia.
En realidad, Israel no tiene capacidad para acabar con la misión de la ONU en un territorio que no es suyo. Sin embargo, esto no impide que los partidos ultranacionalistas utilicen todos los medios a su disposición para asfixiar a la UNRWA hasta impedir su trabajo. Público habla con Raquel Martí, directora de la UNRWA en España, sobre las consecuencias que estas normas podrían tener –y que ya está teniendo– en el funcionamiento de la agencia y en el pueblo palestino.
¿Cuál es actualmente la situación de la UNRWA en los territorios palestinos ocupados?
En base a las leyes aprobadas en octubre, Israel no ha renovado los visados de nuestro personal internacional, que vencían el 29 de enero, y han tenido que abandonar el país. Ahora mismo están ubicados en nuestras oficinas de Amán, en Jordania, y desde ahí están trabajando en remoto para garantizar que se prestan los servicios en Cisjordania, en Gaza y en Jerusalén Este.
Las instalaciones de Jerusalén Este se han cerrado para proteger la integridad del personal local que trabaja allí, entre otras cosas porque había una concentración de ultras convocada en la puerta de la sede. Nuestros trabajadores locales, al igual que los internacionales, están teletrabajando. Es algo a lo que ya estamos acostumbrados desde la pandemia y tenemos un sistema de trabajo perfectamente integrado. Seguimos trabajando con normalidad. La diferencia con el resto de los territorios es que los empleados de la sede central están trabajando en remoto.
¿Y el resto de los territorios?
Con el resto me refiero a las oficinas, escuelas, clínicas de salud, centros de distribución de alimentos o centros de asuntos sociales que la UNRWA tiene en cada campo de refugiados. Una cosa son las oficinas centrales en Jerusalén Este, donde se desarrolla el trabajo administrativo y de coordinación, y otra las oficinas de campo, donde se implementan los programas de salud, de educación, de recogida de basura, de entrega de alimentos o de servicios sociales. Allí todo continúa igual. De hecho nuestras clínicas hoy siguen abiertas y nuestro personal sigue trabajando. Nosotros estamos comprometidos a seguir trabajando como lo hemos hecho en los últimos 75 años, tanto en Cisjordania, como en Gaza y Jerusalén Este.
Israel ni siquiera nos comunicó la aprobación de las leyes
Los días posteriores a que el Knèset aprobara las leyes Israel todavía no había comunicado a la UNRWA nada sobre las mismas. ¿Han recibido ya alguna información?
No, Israel no se ha puesto en contacto con la UNRWA. Ni siquiera nos comunicó la aprobación de las leyes, con lo cual no sabemos qué es lo que van a hacer. La única comunicación que ha hecho Israel al respecto fue hace unos días, cuando envió una carta al secretario general de Naciones Unidas, Antònio Guterres, en la que decía que prohibía nuestras actividades en Jerusalén Este desde el 30 de enero.
O sea, que aparte de denegar los visados a los trabajadores internacionales, no saben cómo Israel van a aplicar las leyes.
No, no sabemos nada. Sólo conocemos el contenido de las leyes, pero porque ya han sido publicadas.
Háblenos de cómo funcionan.
Una de las leyes aprobadas dice que la UNRWA no puede trabajar en el Estado soberano de Israel. Es decir, que según Israel, Jerusalén forma parte de su Estado soberano. Sin embargo, no es así. Jerusalén Este, según Naciones Unidas y la comunidad internacional, forma parte del territorio palestino ocupado. Por tanto, no tendría derecho a impedirnos trabajar en Jerusalén. Al hacerlo, está violando el convenio de privilegios e inmunidades de Naciones Unidas, que está incluido en su propia legislación.
Es la primera vez en la historia que un estado miembro de la ONU prohíbe trabajar a una agencia de Naciones Unidas
Y esto no tiene precedentes. Es la primera vez en la historia que un estado miembro de la ONU toma una decisión al respecto de una agencia de Naciones Unidas y le prohíbe trabajar. Por lo tanto, no es solo un ataque directo a la UNRWA, sino a la totalidad del sistema de Naciones Unidas.
¿Y la segunda ley?
La segunda ley prohíbe las relaciones entre la UNRWA e Israel y rompe el acuerdo firmado entre ambas partes en 1965. Este acuerdo se firmó para permitir y facilitar las operaciones de UNRWA en el territorio palestino ocupado. Es decir, para que pudiéramos tener acceso a la población bajo ocupación. Pero la nueva ley ha prohibido que las instituciones israelíes tengan relación con la UNRWA.
A pesar de eso, el Gobierno de Israel dice que no está prohibiendo a UNRWA trabajar en Gaza y Cisjordania, sino que solo está prohibiendo a sus instituciones mantener las comunicaciones con nosotros. Pero claro, ellos son la potencia ocupante y para cruzar un checkpoint e introducir ayuda en Gaza, nosotros necesitamos coordinarnos con ellos. Si prohíben las comunicaciones que permiten esa coordinación, el resultado es evidentemente el mismo: no vamos a poder trabajar en el territorio palestino ocupado.
¿Qué otras alternativas habría?
Lo que Israel ha propuesto en repetidas ocasiones es que otras agencias de Naciones Unidas hagan el trabajo de UNRWA. Pero estas agencias han dicho es que nadie puede sustituir a la UNRWA, porque ninguna tiene la capacidad, la experiencia, ni el personal que nosotros tenemos.
Para dimensionarlo ¿Cómo de grande es la estructura de la UNRWA?
La UNRWA opera el mayor sistema educativo en Oriente Medio, con más de 600.000 niños en sus escuelas. El resto de las agencias trabajan con ONG o con los gobiernos locales, pero no gestionan directamente un sistema educativo. La UNRWA es la única agencia que tiene un sistema de educación y de salud propio.
Dos tercios de la ayuda humanitaria que entra en Gaza es gracias a la UNRWA
Por otro lado, si hablamos de Gaza, la UNRWA presta apoyo a todas las agencias de Naciones Unidas, nosotros somos los que estamos introduciendo toda la ayuda humanitaria y el combustible del que se abastecen el resto de las agencias de la ONU. Dos tercios de la ayuda humanitaria que entra en Gaza es gracias a la UNRWA, mientras que el otro tercio lo introducen otras 30 agencias de Naciones Unidas. Si UNRWA no puede hacer este trabajo, el resto de las agencias tampoco, porque han estado dependiendo de UNRWA para ello. Sólo en la Franja de Gaza la UNRWA tiene 13.000 trabajadores, frente a los 200 que tienen otras agencias de Naciones Unidas.
Sin poder operar, en qué situación quedaría la Franja de Gaza y los territorios ocupados palestinos.
La implementación de las leyes podrían poner en riesgo el alto el fuego
Podría incluso poner en riesgo el alto el fuego. Lo que está acordado para la tregua, entre otras cuestiones, es la entrada diaria de un mínimo de 600 camiones de ayuda humanitaria. Si la UNRWA no puede entrarlos y no hay ninguna organización que se encargue de esto, se reduciría la entrada de camiones y esto pondría en riesgo el alto el fuego.
Pero además, estamos hablando de que la UNRWA atiende a 16.000 pacientes diarios. Es una atención que no puede ser sustituida por ninguna organización y estas personas se quedarían sin acceso al sistema de salud. Ahora mismo, la UNRWA ha puesto en marcha una plataforma online donde se han registrado 250.000 niños y estamos formándonos para hacer labores de aprendizaje con ellos. Esto solo lo podemos gestionar nosotros. Ahora mismo estamos preparando pozos de agua, las plantas de desalinización y estamos llevando ayuda humanitaria a toda Gaza. En los nueve días anteriores hemos repartido alimentos y agua a medio millón de personas.
Es tal la envergadura de las operaciones que realizamos en Gaza, que sería imposible que nos pudieran sustituir. Sería una catástrofe. Ya estamos en una catástrofe. Tenemos que seguir avanzando para restituir una vida digna dentro de la Franja de Gaza.
¿Prepara la ONU algún tipo de acción legal?
Se ha aprobado en la asamblea general de las Naciones Unidas una consulta a la CIJ [Corte Internacional de Justicia] sobre la legalidad de estas leyes. No sabemos cuándo se resolverá.
Durante todo este tiempo, Israel ha contado con el apoyo incondicional de EEUU , que tiene derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU ¿Qué panorama se espera con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca?
Es importante que tengamos claro que la ONU en sí misma no puede hacer nada. La ONU es un foro de naciones. Por lo tanto, son estas las que tienen que ponerse de acuerdo para tomar medidas. El problema es que el foro que en el que se toman decisiones vinculantes es el Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos ha vetado cada una de las resoluciones que se proponen para solucionar la situación en Palestina, acabar con la ocupación, acabar con las agresiones israelíes, etc. Es la decisión de un único país lo que está impidiendo que se consiga una solución en contra de la decisión del resto de los países del mundo.
¿Qué cree que podemos esperar del próximo Gobierno de Trump?
Es impredecible, como toda su política. Sí es cierto que desde que ha accedido a la presidencia está mostrando su apoyo incondicional a Benjamín Netanyahu. Pero al mismo tiempo le está exigiendo el fin de la ofensiva militar sobre Gaza. También le ha dicho que está de acuerdo en expulsar a UNRWA del Estado soberano de Israel. Pero, de nuevo esto es falso, porque Jerusalén Este no forma parte del Estado soberano de Israel.
Así que no podemos esperar ni más ni menos que lo que teníamos con la Administración de Joe Biden: que no se financie a la UNRWA, como ha ocurrido durante el Gobierno de Biden, y que no se ponga fin a este conflicto, como también ha sucedido durante la administración de Biden.
Una de las argumentaciones de Netanyahu para impulsar las leyes que acaban de entrar en vigor es que seis empleados de la UNRWA pudieron estar implicados en el ataque del 7 de octubre. La ONU inició una investigación independiente, pero no pudo acceder a las pruebas. ¿Saben algo más?
La investigación ya está terminada y concluye que Israel no ha presentado las pruebas para que puedan ser contrastadas y verificadas por un investigador independiente de las Naciones Unidas. Esta investigación era para determinar si había pruebas suficientes para abrir un proceso criminal contra estos trabajadores, pero no se puede abrir ningún procedimiento criminal contra ellos porque no hay prueba.
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