Este artículo se publicó hace 8 años.
Ruina y devastación en Gaza dos años después de la guerra de 2014
La reconstrucción de la destrucción que causó Israel apenas ha comenzado. Las promesas que hicieron en Occidente no se han concretado y los israelíes mantienen el bloqueo que impusieron hace nueve años y que afecta a toda la población de la Franja
Eugenio García Gascón
JERUSALÉN.- Según las Naciones Unidas, 120.000 viviendas resultaron dañadas en la Franja de Gaza durante la guerra del verano de 2014, de las que aproximadamente 20.000 quedaron “completamente inhabitables”. Dos años después del final del conflicto, sólamente el 10% han sido rehabilitadas.
Hay barrios enteros que siguen totalmente destruidos, hospitales y clínicas que no se han podido reconstruir y escuelas que han desaparecido, mientras que otras presentan enormes daños materiales que continúan sin subsanarse.
Aunque la comunidad internacional prometió ayudas para la reconstrucción de la Franja, estas promesas se las ha llevado el viento, en parte porque Israel no ha querido y en parte porque la comunidad internacional sigue sin atreverse a hacer cualquier cosa que indisponga al Estado judío.
Según el cómputo de las Naciones Unidas y de distintas organizaciones internacionales, en los cincuenta días que duró la guerra que se inició el 8 de julio, murieron más de 2.200 palestinos, de los que 1.492 eran civiles, incluidos 551 niños, mientras que el número de heridos fue mucho mayor. En el lado israelí murieron 73 personas, incluidos cinco civiles.
Los ataques indiscriminados del ejército israelí, documentados por organizaciones y periodistas internacionales, devastaron zonas inmensas de la franja. Dos años después siguen sin agua ni electricidad barrios enteros. De acuerdo con Amnistía Internacional, los bombardeos israelíes dañaron 120.000 viviendas de las que 20.000 quedaron completamente inhabitables.
“El hecho de que todavía no se hayan atribuido a nadie crímenes de guerra evidentes que cometieron las dos partes en conflicto es absolutamente indefendible”, ha dicho Philip Luther, director regional de Amnistía Internacional.
La mitad de la población de la Franja son niños que no conocen otra cosa que no sea el bloqueo impuesto por Israel. Han nacido con él y no han visto nada más desde que el Estado judío decidió imponerlo hace ahora nueve años.
El bloqueo es ilegal porque se trata de una forma de castigo colectivo contra toda la población de la Franja, incluidos los niños, pero nadie exige a Israel que lo levante debido a que Estados Unidos lo apoya y los europeos carecen completamente de fuerza y voluntad para presionar a Israel y hacer cumplir las leyes internacionales.
Un dato que revela la magnitud de la destrucción lo aporta Ziad Zabet, del Ministerio de Educación de Gaza, quien señala que 187 escuelas resultaron dañadas durante la guerra, de las que tres fueron totalmente arrasadas. Muchas de las escuelas no han sido reconstruidas debido a la falta de cemento y otros materiales.
Israel prohíbe o limita de manera muy rigurosa la entrada de materiales para la construcción argumentando que Hamás los utiliza para construir túneles que comunican con el sur de Israel. En la guerra de 2014, los milicianos utilizaron estos túneles para entrar en Israel y mataron a un considerable número de soldados. Ahora mismo el 94% de las escuelas de la Franja trabajan a doble turno. Por la mañana reciben a una parte del alumnado y por la tarde a otra parte. Esta medida es necesaria, puesto que un gran número de aulas resultaron dañadas en los bombardeos y no pueden utilizarse.
Una escuela de Shuyaiya, uno de los barrios más castigados en los bombardeos de julio de 2014, perdió ocho aulas, el edificio de la administración, la biblioteca y el laboratorio, lo que da una idea de lo discriminados que fueron los ataques. Debido a la ausencia de materiales, la reconstrucción ha sido muy limitada. Las Naciones Unidas tardaron un año en reconstruir la primera casa destruida en la guerra. Sin embargo, nadie se ha inmutado y nadie sabe cuánto tiempo será necesario para completar la tarea.
Como es habitual en estos casos, Israel ha abierto algunas investigaciones, aunque se trata de investigaciones que jamás conducen a ninguna parte y que sistemáticamente exoneran al ejército. Solamente tres soldados que participaron en la operación han sido acusados por delitos menores y nadie por crímenes de guerra.
El pasado mes de junio, Israel anunció la próxima construcción de un muro de más de 50 kilómetros que correrá a lo largo de la frontera con la Franja de Gaza. Será un muro de varios metros de altura y de varias decenas de metros de profundidad con el fin de impedir que los milicianos construyan túneles subterráneos. Todavía no se sabe cuándo empezarán las obras del muro aunque sí se sabe que su coste será de 570 millones de dólares.
El problema más grave de Gaza es el bloqueo. De hecho, el principal objetivo de las milicias en la guerra de 2014 fue acabar con el aislamiento impuesto por Israel. En las negociaciones que las dos partes mantuvieron durante la guerra, se habló de su levantamiento pero de una manera muy vaga que Israel no ha considerado vinculante.
El pasado domingo llegó al puerto israelí de Ashdod un cargamento turco de 11.000 toneladas que contiene paquetes de alimentos, harina, arroz, azúcar y juguetes, y cuyo destino es la Franja de Gaza. Esta idea del presidente Recep Tayyip Erdogan no ha encontrado eco en Europa, cuyo papel en el conflicto consiste en mantener e impulsar la ocupación con dinero que envía mensualmente al gobierno de Ramala.
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