Este artículo se publicó hace 15 años.
Más revolución, pocos cambios
El discurso de Raúl Castro elogia la obra de Fidel y usa las palabras que éste empleó en 1959
La revolución es más fuerte que nunca". "Resistir ha sido la palabra de orden". "Los próximos 50 años serán de permanente lucha". No hubo más metáforas de las necesarias. Ni los verbos pirotécnicos en los que solía apoyarse Fidel en sus maratonianos discursos. Tampoco llegaron sorpresas ideológicas ni el más mínimo atisbo de acontecimientos futuribles para Cuba. Raúl Castro, en apenas 40 minutos de discurso, cumplió las previsiones más austeras. Y se limitó a repetir en Santiago de Cuba, la noche del 1 de enero, arropado por la plana mayor del partido, lo que ya confesó en una entrevista televisiva el último día de 2008: más revolución, más resistencia. Y pocos cambios para el año entrante, el 51º de la revolución.
La carambola oratoria con el discurso pronunciado hace 50 años, el 1 de enero de 1959, fue tan grande que Raúl sacó de la chistera revolucionaria muchas frases textuales del discurso que Fidel Castro pronunció desde el mismo balcón de la plaza Parque Céspedes de Santiago: "No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en adelante todo sea más difícil".
De hecho, la sombra del Comandanteque algunos cubanos pensaban que iba a aparecer en Santiago fue, como era de prever, alargada. Un gigantesco cartel de un Fidel de uniforme verde oliva en una cima de la Sierra flanqueó la tribuna del Parque Céspedes. Además, un pequeño documental en homenaje a la revolución, con múltiples imágenes del líder cubano, calentó el ambiente antes del discurso.
Vida y obra de FidelRaúl, vestido de verde oliva, rescató constantemente la vida y obra de su hermano: "Un individuo no hace la historia, lo sabemos, pero hay hombres imprescindibles capaces de decidir su curso de forma decisiva. Fidel es uno de ellos, nadie lo duda", dijo.
Raúl lanzó sus dardos contra EEUU y denunció su "odio enfermizo"El militar de palabra escueta que nunca tuvo mucha fama como orador parafraseó a su hermano hasta para enarbolar la autocrítica. "Que no se aparten jamás de nuestros obreros, campesinos y el resto del pueblo, que la militancia impida que destruyan al partido. Aprendamos de la historia", afirmó tras recordar las palabras de Fidel Castro, que en 2005 advirtió sobre la posibilidad de que los propios cubanos pudieran destruir la revolución.
Hasta para vaticinar un futuro difícil, Raúl rejuveneció palabras con medio siglo de vida. "Los problemas no se van a resolver fácilmente", dijo citando otra vez a Fidel, "y nos podemos equivocar una y muchas veces. Lo único que (el pueblo) no podrá decir jamás de nosotros es que robamos, que traicionamos".
El discurso, tal como dictaba el guión y la inercia de 50 años, hizo constante mención a los enemigos de la revolución. Estados Unidos fue el centro de los dardos. Raúl denunció su "odio enfermizo y vengativo" y acusó a Washington de haber fomentado y apoyado crímenes "en su tozudo empeño de apagar a cualquier precio la luz de justicia y decoro que significó la alborada del primero de enero".
Prometió que el pueblo cubano "sabrá dar la pelea". Que los "próximos 50 años serán de permanente lucha". Entonó algún tímido mea culpa ("no hemos dudado en dilucidar deficiencias y errores públicamente"). Felicitó al "pueblo heroico". Y no dio recetas económicas, augurios políticos o fórmulas mágicas-salva-islas-bloqueadas.
La plana del partido y algún invitado extranjero, como el ministro de Asuntos Exteriores de Venezuela, Nicolás Maduro, aplaudieron a rabiar. Pero la lista VIP del medio siglo de revolución estuvo desinflada. De hecho, algunos fieles habituales, como el escritor Gabriel García Márquez, no fueron a Santiago. El Nobel colombiano, en el vestíbulo de un hotel de La Habana, confesó a Público que la Revolución está viva y que "Cuba siempre enseña algo".
Algunos ausentes enviaron leales mensajes de felicitaciones. Evo Morales (Bolivia), Daniel Ortega (Nicaragua), Hu Jintao (China) y Dimitri Medvédev (Rusia), entre otros. Fidel Castro, como si fuese uno más, se limitó a enviar un escueto mensaje a la prensa oficial. "Al cumplirse en pocas horas el 50 Aniversario del Triunfo, felicito a nuestro pueblo heroico" (31 de diciembre, 19.00 horas). Raúl, al terminar su discurso, por si todavía quedaban dudas de su célebre apellido Castro, concluyó anteponiendo a su predecesor a los 50 años de celebración: "¡Viva Fidel! ¡Viva la Revolución!".
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