Los rebeldes de Siria dicen que han llegado a Damasco
Las presión sobre la capital siria aumenta mientras el gobierno de al Asad desmiente que el presidente haya abandonado la ciudad.
Idlib--Actualizado a
La alianza de grupos rebeldes sirios aseguró el sábado estar rodeando Damasco, en tanto que el Gobierno negó haberse retirado y desmintió que el presidente Bashar al Asad hubiese abandonado la capital.
"Nuestras fuerzas han comenzado la fase final de cercar la capital, Damasco", afirmó el comandante rebelde Hasan Abdel Ghani, que forma parte de la alianza liderada por el grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham u Organismo de Liberación del Levante, que lanzó la fulgurante ofensiva la semana pasada.
El Ministerio de Defensa negó rotundamente que el Ejército hubiera abandonado sus posiciones cercanas a la ciudad y denunció versiones "infundadas".
La presidencia negó por su parte rumores de que Asad hubiese abandonado la capital.
Los rebeldes sirios luchaban el sábado contra las fuerzas gubernamentales por el control de la ciudad clave de Homs y avanzaban hacia la capital, Damasco, mientras las líneas del frente colapsaban en todo el país, poniendo en juego el gobierno de 24 años del presidente Bashar al Asad .
En un suburbio de Damasco de mayoría drusa y cristiana, decenas de manifestantes derribaron una estatua de Hafez al Asad, padre y predecesor del actual presidente sirio, informaron por teléfono a AFP dos testigos. En otros suburbios algunos soldados estaban desertando hacia el antiguo bastión rebelde de Daraya y Mezzeh, cerca de una importante base aérea, según los residentes.
La situación es difícil de verificar de forma independiente y aunque algunos colaboradores de AFP están en zonas controladas por los rebeldes, la agencia no tiene en estos momentos reporteros cerca de Damasco, donde aseguran estar.
Según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos, las fuerzas gubernamentales perdieron en las últimas horas el control de la provincia de Daraa, en el sur, y evacuaron posiciones en Quneitra, cerca de los Altos del Golán anexados por Israel.
Cerca de Homs, los bombardeos llevados a cabo por las aviaciones del Gobierno y de Rusia mataron el sábado al menos a siete civiles en combates para frenar el avance rebelde, a las puertas de esta ciudad.
Desde la ofensiva lanzada el 27 de septiembre por el Organismo de Liberación del Levante y sus aliados, el Gobierno ha perdido rápidamente el control la segunda ciudad siria, Alepo, en el noroeste, y de Hama, en el centro.
También perdió el control de la provincia y de la ciudad de Daraa, en el sur, cuna de un levantamiento contra el Gobierno en 2011, según los reportes del OSDH, que cuenta con una vasta red de informadores en el terreno.
Un corresponsal de AFP en Daraa vio a miembros de grupos rebeldes locales custodiando edificios públicos.
El conflicto ha provocado al menos 826 muertos, incluidos más de 100 civiles, desde el 27 de noviembre, según el OSDH. La ONU reporta 370.000 desplazados en este periodo.
Las fuerzas de Asad, que cuentan con un importante respaldo militar de Rusia e Irán, nunca perdieron tantas ciudades en tan poco tiempo desde el estallido en 2011 de la guerra civil, que dejó más de 500.000 muertos.
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, consideró "inadmisible" que el territorio sirio caiga en manos de "terroristas". Rusia, principal aliado del régimen, ha instado a sus ciudadanos a abandonar el país, al igual que Estados Unidos y Jordania.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, cuyo país apoya a facciones aliadas del Organismo de Liberación del Levante, expresó su deseo de que Siria encuentre "la paz y la tranquilidad con las que que sueña desde hace 13 años".
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que su país no debe "involucrarse" en el conflicto.
Por otro lado, Gran Bretaña advirtió a Asad de que cualquier uso de armas químicas era una línea roja y que se respondería con "medidas apropiadas".
Los rebeldes pretenden apaciguar a las minorías
En su avance, los rebeldes tratan de apaciguar los temores de quienes viven en áreas ahora bajo su control, en un país con varias confesiones religiosas. Además, aseguraron que tenían el deber de proteger las oficinas gubernamentales, internacionales y de la ONU en Siria.
"Pedimos que se se sientan seguras todas las confesiones (...), porque la era del sectarismo y la tiranía se ha ido para siempre", aseguró el comandante rebelde Abdel Ghani en un mensaje en Telegram. Las minorías han sido a menudo perseguidas a lo largo de la guerra civil siria.
El predecesor del Organismo de Liberación del Levante, un grupo entonces llamado Frente Al Nusra, vinculado a Al Qaeda, lanzó en Homs al comienzo del conflicto ataques contra la minoría alauita, a la que pertenece al Asad.
La guerra civil de Siria, que estalló en 2011 como un levantamiento contra el régimen de Asad, arrastró a grandes potencias externas, creó espacio para que militantes yihadistas planearan ataques en todo el mundo y envió a millones de refugiados a estados vecinos.
La caída de Homs pondría contra las cuerdas al régimen sirio
Desde que los rebeldes invadieron Alepo hace una semana, las defensas del Gobierno se han derrumbado a una velocidad vertiginosa a medida que los insurgentes tomaron el control de una serie de ciudades importantes y se levantaron en lugares donde la rebelión parecía haber terminado desde hacía tiempo.
Las amenazas gemelas a la estratégicamente vital ciudad de Homs y a la capital, Damasco, ahora plantean una amenaza existencial a las décadas de Gobierno de Asad en Siria y a la continua influencia allí de su principal aliado regional, Irán.
Un residente de Homs y fuentes del Ejército y de los rebeldes dijeron que los insurgentes habían violado las defensas gubernamentales desde el norte y el este de la ciudad. Un comandante rebelde dijo que habían tomado el control de un campamento del Ejército y de aldeas fuera de la ciudad.
La televisión estatal informó que los insurgentes no habían penetrado en Homs, aunque dijo que estaban en las afueras de la ciudad, donde, según dijo, los militares los estaban atacando con artillería y aviones no tripulados.
Los insurgentes se han apoderado de casi todo el suroeste en 24 horas y han avanzado hasta 30 kilómetros de Damasco mientras las fuerzas gubernamentales retrocedían, dijeron los rebeldes.
El ritmo de los acontecimientos ha sorprendido a las capitales árabes y ha suscitado temores de una nueva ola de inestabilidad regional.
Rusia, Turquía e Irán, parte del conflicto
Los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Irán y Turquía, principal aliado de los rebeldes, se reunieron el sábado y acordaron la importancia de la integridad territorial de Siria y de reiniciar un proceso político, dijeron.
No obstante, no hubo ninguna indicación de que hubieran acordado medidas concretas, ya que la situación dentro de Siria cambia cada hora.
El apoyo militar ruso, crucial para el régimen en 2015, se ha reducido debido a la guerra en Ucrania, mientras Irán y el movimiento islamista libanés Hizbulá, debilitado por el conflicto con Israel, han enviado refuerzos limitados.
Asad había confiado durante mucho tiempo en sus aliados para someter a los rebeldes, con bombardeos de aviones de guerra rusos, mientras que Irán envió fuerzas aliadas, incluido Hizbulá del Líbano y milicias iraquíes, para reforzar al Ejército sirio y asaltar los bastiones insurgentes.
Rusia tiene una base naval y una base aérea en Siria que no sólo han sido importantes para su apoyo a Asad, sino también por su capacidad de proyectar influencia en el Mediterráneo y África.
Moscú ha estado apoyando a las fuerzas gubernamentales con intensos ataques aéreos, pero no estaba claro si podría intensificar fácilmente esta campaña.
Irán ha dicho que consideraría enviar fuerzas a Siria, pero cualquier asistencia adicional inmediata probablemente dependería de Hizbulá y las milicias iraquíes.
Las milicias iraquíes apoyadas por Irán están en alerta máxima y tienen miles de combatientes fuertemente armados listos para desplegarse en Siria, muchos de ellos concentrados cerca de la frontera. "Irak no busca una intervención militar en Siria", dijo el viernes un portavoz del Gobierno.
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