Putin tiende la mano a Trump y espera que dé un paso para poner fin a la guerra de Ucrania
Moscú espera que Trump haga una propuesta para acabar con la guerra de Ucrania, pero duda de que este proceso vaya a ser tan rápido como prometió en campaña.
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El presidente ruso, Vladímir Putin, ha tardado en felicitar a Donald Trump por su victoria en las elecciones presidenciales estadounidenses, pero finalmente lo ha hecho con muchos parabienes. Ha alabado incluso la "valentía" de Trump tras el atentado que sufrió y le ha propuesto recuperar el diálogo entre Moscú y Washington. De momento en materia nuclear, porque sobre la guerra de Ucrania, el Kremlin espera que sea el presidente electo quien dé el primer paso.
Según dijo Putin en la noche del jueves en un foro celebrado en Sochi, en el mar Negro ruso, el "deseo" de Trump de "restablecer las relaciones con Rusia" y "contribuir a poner fin a la crisis" de Ucrania "merece, como mínimo, atención". Como muestra de buena voluntad, el presidente ruso anunció que Moscú está dispuesto a hablar con Estados Unidos sobre estabilidad estratégica y desarme atómico.
Putin tiende así la mano a Trump para recuperar el diálogo nuclear, enfangado por la confrontación en torno a Ucrania y recuerda la intención de Moscú de negociar sobre la guerra, aunque en determinadas condiciones que ahora no se cumplen. En todo caso, el presidente ruso se mostró dispuesto a alcanzar un "arreglo a largo plazo", con la meta de que Ucrania sea un "estado independiente y soberano".
Claro está, independiente de la influencia occidental y soberano en el territorio que no ha sido anexionado por Rusia. En los cuarteles de la OTAN y la Unión Europea en Bruselas, estas palabras han hecho que más de uno se remueva en su asiento.
Moscú no cree en la promesa de Trump de concluir la guerra en 24 horas
El Kremlin duda de que Trump vaya a finiquitar la guerra de Ucrania en 24 horas como anunció el líder republicano y expresidente estadounidense ya en 2023 y que reiteró muchas veces en la campaña de las elecciones que le dieron este martes la victoria.
"Evidentemente, fue en cierto modo una exageración cuando dijo que lo hará en una noche", comentó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. En todo caso, agregó el vocero de Putin, Rusia da por hecho que Trump "tiene previsto proponer algo para la solución de la crisis ucraniana antes de su investidura" el 20 de enero. Peskov no descartó que Trump llame a Putin próximamente.
El presidente ruso sabe que juega con ventaja. Rusia lleva la iniciativa bélica y muchos políticos republicanos exigen en el Congreso estadounidense el fin del conflicto y de la sangría económica que cuesta armar a Ucrania.
Además, Moscú cada día recauda más apoyo en el Sur Global, como se comprobó en la reciente cumbre de los BRICS en la ciudad rusa de Kazán, y sus crecientes lazos militares con China y Corea del Norte preocupan mucho a Washington.
Las elecciones estadounidenses "cierran un capítulo"
Y no menos importante, en Europa cunde la disensión en torno al apoyo a Kiev, especialmente si EEUU se baja del carro. Este viernes, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, fue muy elocuente al señalar en un mensaje radiofónico que Trump "no inicia guerras" y "odia la guerra", porque "es un hombre de negocios".
Orbán insistió en que EEUU puede poner fin al conflicto de Ucrania, pues "Europa no puede financiar esta guerra sola". Vaticinó que aumentará el número de países en la OTAN y la UE que se adapten a "la nueva situación" y rechacen seguir enviado dinero a una contienda que "está perdida" para Ucrania.
Según el primer ministro húngaro, muy cercano a Putin y contrario a las sanciones impuestas por Occidente a Moscú, la victoria de Trump ha cambiado la situación política internacional y reforzado a la "gigantesca" mayoría de países que piden la paz en Ucrania.
"Con las elecciones de EEUU se ha cerrado un capítulo", sentenció Orbán.
Zelenski, despistado por el Trump más impredecible
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en declaraciones a la prensa el jueves por la noche en Budapest, donde participó en la cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE), dijo que Trump no le había informado, cuando le llamó para felicitarlo un día antes, sobre posibles planes de negociar el fin de la guerra con Rusia. Pero insistió en que un "final rápido" a la contienda supondría "pérdidas" para Ucrania.
Actualmente, Rusia controla casi una quinta parte de Ucrania y no parece que el ejército de Kiev vaya a reducir en el campo de batalla esas "perdidas" territoriales que, según Zelenski, habría en caso de negociarse un armisticio.
En las últimas semanas la ofensiva rusa en el este de Ucrania se ha saldado con la toma de nuevas plazas que van despejando el camino al ejército del Kremlin para hacerse con toda la región del Donetsk, uno de sus objetivos militares. También se avanza en dirección a la estratégica localidad de Kupiansk, la puerta hacia Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania.
La estrategia es clara: las tropas rusas han ocupado cotas ventajosas en torno a los bastiones ucranianos de Chasiv Yar, Pokrovsk o Kurajove, con el objetivo de completar esa conquista de Donetsk. El siguiente paso serían las grandes ciudades de Dnipro y Zaporiyia. Su captura y la amenaza directa que se cerniría sobre Kiev sentenciarían la guerra.
Además, se ha incrementado el bombardeo del sistema energético ucraniano, lo que presagia un invierno muy duro para la población. Tales ataques han disparado en las últimas horas el número de víctimas civiles de las bombas rusas, con la muerte de una decena de personas en la ciudad de Zaporiyia y numerosos daños en Odesa y Járkov.
Por otra parte, según Kiev, las tropas enviadas por Corea del Norte para luchar en esta guerra a las órdenes de Moscú ya han entrado en combate en la región rusa de Kursk, donde las fuerzas ucranianas mantienen aún el control de un pequeño territorio desde agosto. Esta participación norcoreana en el conflicto es un mensaje de Moscú a EEUU sobre el riesgo de que la guerra extienda sus efectos colaterales a Asia, donde China también cierra filas con Rusia.
Putin no renunciará a sus conquistas y quiere a Ucrania fuera de la OTAN
En este contexto hay que situar la posición de Putin, abierto a hablar de armas nucleares (en un ominoso toque de atención para recordar lo que estaría en juego en una confrontación directa entre Rusia y la OTAN) y a negociar una paz en Ucrania, pero sin renunciar a sus objetivos bélicos y geopolíticos.
Entre estos objetivos se incluyen la toma de todo el Donbás (territorio histórico rusófono que agrupa las regiones ucranianas de Lugansk y Donetsk, en su mayor parte ya anexionadas por Rusia) y la renuncia de Ucrania a entrar en la OTAN. La persistencia de la Alianza en abrir los brazos a Kiev fue una de las razones aducidas por el Kremlin para invadir Ucrania en febrero de 2022.
En Sochi, Putin fue contundente sobre cuál debe ser la relación entre Ucrania y la OTAN. "Si no hay neutralidad, es difícil imaginarse algún tipo de relación de buena vecindad entre Rusia y Ucrania", explicó ante el Club de Debate Valdái que se celebraba en ese balneario del mar Negro.
Según el diario estadounidense Wall Street Journal, con fuentes del equipo de Trump, éste podría aceptar que Ucrania retrasara su entrada en la OTAN veinte años a fin de sentar a Rusia a la mesa de las negociaciones.
La tarea de Trump: convencer a rusos, ucranianos y europeos
Trump quiere dejar zanjado antes de que empiece su mandato en enero el conflicto ucraniano, o al menos encaminado en un proceso de negociación. Una tarea harto difícil, pues habrá de convencer a sus aliados europeos que siguen apostando por una guerra que de momento no ha dado muchos frutos para Kiev.
Más importante aún, tendrá que lograr la aceptación de este estado de cosas por parte de Zelenski, sin provocar un conflicto interno en Ucrania, pues tal paso supondría asumir la derrota ante Rusia. Y sin la seguridad de blindarse en la OTAN, cualquier acuerdo que implique la cesión a Rusia de territorio no será aceptable para Kiev.
Una forma de presionar a Kiev podría ser la amenaza de retirar toda la ayuda estadounidense si Zelenski no se sienta a negociar con Putin. Así al menos lo plantearon el verano pasado algunos asesores de Trump.
Más complicado será pretender que Rusia no pida mucho más en la mesa de negociaciones. Hace unos meses, los republicanos creían que se podría presionar a Moscú con la amenaza de disparar el envío de armas a Ucrania. Tal conminación tiene poco sentido en la situación actual, con Rusia imponiéndose en el frente y con su economía de guerra a todo vapor, fabricando armas y munición.
Subiendo la apuesta ante la posibilidad de que Trump opte por imponer la negociación, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia (CSR), Serguéi Shoigú, pidió este jueves a EEUU y Europa que acepten el actual escenario bélico para abordar esa salida negociada al conflicto.
"Ahora, cuando la situación en el teatro de operaciones militares no favorece al régimen de Kiev, Occidente se enfrenta a una disyuntiva: continuar financiándolo y matando a la población ucraniana, o reconocer la realidad actual y comenzar a negociar", aseveró el exministro de Defensa y hombre de confianza de Putin.
A la espera de que Trump mueva ficha, solo parece clara una cosa: Putin le ha designado como su interlocutor, mientras deja de lado a Zelenski. Las próximas semanas serán, así, claves para el futuro de la guerra y de la propia Ucrania. En todo caso, tal y como expresó en un análisis el canal estadounidense CNN, conocedor de las salidas impredecibles de Trump, "el camino que le espera a Kiev es extremadamente duro".
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