Pocos días antes de las elecciones de Estados Unidos, los obreros finalizaron a marchas forzadas una pista que lleva hasta Kogelo, la localidad keniana donde reside parte de la familia de Barack Obama. Horas antes de que proclamaran vencedor al senador de Illinois, la electricidad llegó al pueblo, en concreto a la vivienda de su abuela, Mama Sarah. La anciana que ha viajado a Washington con otros familiares para asistir a la toma de posesión de Obama dispone también desde hace poco de un depósito de agua. Hay planes para construir una comisaría de Policía y un hotel en el pueblo.
'Es uno de los nuestros', dice Samuel Mahero, de 61 años. 'Y si hoy tenemos carretera y electricidad, es porque Obama es quien es. Veo signos de que algo más desarrollo puede llegarnos en el futuro. Este lugar estaba totalmente retrasado', señala.
Kogelo seguirá hoy en directo la ceremonia de Washington a través de una pantalla gigante, cortesía de una televisión local. Bailes africanos y música amenizarán la velada, organizada por el Ministerio de Cultura y a la que se espera asistan más de 3.000 personas ansiosas por ver al hijo de África tomar las riendas de EEUU.
En África, y en Kenia en particular, uno de los retos de Obama puede ser precisamente manejar las enormes expectativas que su llegada al poder ha despertado. Los habitantes de Kogelo saben que no tienen derecho a exigir nada 'es el presidente de EEUU', repiten pero íntimamente esperan que algo les llegue, aunque sea porque el Gobierno keniano no desea sufrir la vergüenza de mantener el lugar originario del padre de Obama en el subdesarrollo en que se hallan muchas zonas del país.
La victoria de Obama ha llenado el continente de euforia. 'En algunos casos, las expectativas africanas son expresiones de orgullo racial. En otras, simplemente son irracionales y nada realistas', opina el camerunés Achille Mbembe, profesor de Historia y Política en la universidad surafricana de Witwatersrand.
'En teoría, fortalecer las instituciones democráticas es uno de los principales objetivos de la política de EEUU en África. En la realidad hay un presupuesto muy limitado para los programas de apoyo a la democracia', explica Mbembe.
La toma de posesión de Obama ha dado lugar a todo tipo de comentarios en la prensa keniana. Oduor Ongwen, el director del Instituto de Información y Negociación sobre Comercio del Sur y Este de África, admitía el domingo que ya le ha escrito una carta a Obama como si de los Reyes Magos se tratara. 'Me gustaría que enseñara a los americanos que África no es un país', escribía.
'También querría que pusiera el caso de África en perspectiva. Necesita hacer entender a los americanos que nuestro empobrecimiento está causado por su prosperidad, que si EEUU y Europa no estuvieran gastando 1.000 millones de dólares diarios en subsidios a sus agricultores, las exportaciones africanas aumentarían por valor de 2.500 millones de dólares', añadía.
El diario Daily Nation sugería el domingo: 'Es prudente que el mundo le exija que transforme América en una nación más humana, más amigable, que no vea el Eje del Mal a la vuelta de cada esquina'. Para el diario, 'Obama debe seguir siendo un rayo de esperanza y un testimonio de que ser negro no es una maldición'.
En plena crisis, y con apremiantes cuestiones de política exterior como Irak, Afganistán y Palestina, 'no parece realista esperar un foco inmediato en África', en palabras del ex diplomático estadounidense David Shinn. '(Obama) será cuidadoso sobre su grado de implicación en asuntos africanos, precisamente por su herencia africana. Pero la Administración es grande. Puede delegar', añade.
En la última de sus tres visitas a Kenia, en 2006, cuando ya era senador, Obama demostró no tener pelos en la lengua a la hora de definir el principal problema del país. 'Kenia está fallando a la hora de tener un gobierno transparente, que rinda cuentas, que sirva a su pueblo y que esté libre de corrupción', dijo. 'El pueblo keniano quiere un cambio de verdad, y el mensaje que envían es su frustración con la continua tolerancia de la corrupción en las altas esferas'. Un año después, los disputados resultados de las elecciones presidenciales y la manipulación política de las tribus hundió al país en una orgía de violencia en la que murieron 1.300 personas.
'Rechazamos el obamamismo cuando permitimos que esos machetes destruyeran nuestros sueños',opina el profesor keniano Wambui Mwangi. 'En el momento en que abandonamos la esperanza en nosotros mismos, salimos de su universo', dice.
Josh Nyamori, un joven de 33 años que trabaja en programas de reconciliación, es más optimista. 'Obama ha dado una visión en la que creer a muchos kenianos que perdieron la esperanza después de lo que pasó tras las elecciones. Les ha convencido de que pueden venir de una posición de privación y lograrlo todo', dice a Público. 'Eso sí, concluye, espero que sea más duro con los políticos kenianos'.
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