Este artículo se publicó hace 13 años.
Un nuevo baño de sangre enturbia la ficción de la estabilidad en Siria
Una manifestación contra el régimen de Bashar al Asad en la ciudad de Duma acaba con seis muertos
Las vagas promesas de reformas del presidente sirio, Bashar al Asad, no han traído consigo el final de la sangría en Siria. De nuevo, una protesta para pedir reformas, en esta ocasión en Duma, una localidad muy cercana a Damasco, derivó ayer en una carnicería.
Seis personas murieron (algunos medios de comunicación elevan esta cifra a doce basándose en testigos oculares), y decenas de ellas resultaron heridas en la manifestación que empezó tras el rezo del mediodía. Según la agencia Associated Press, los asesinos fueron francotiradores de las fuerzas de seguridad del Estado que, apostados en los tejados, dispararon contra los civiles que protestaban en las calles de Duma.
Damasco atribuye las muertes a "grupos armados desconocidos"
Una versión que las autoridades niegan. La televisión nacional siria atribuyó a grupos armados desconocidos la matanza. Según esta versión oficial, los sicarios abrieron fuego contra los ciudadanos y la Policía desplegada en Duma. Este procedimiento se repitió, según la emisora estatal, en la ciudad de Homs, en el este del país, lo que le costó la vida a una joven.
La sureña región de Derá, donde comenzaron las protestas hace 19 días, tampoco quedó ayer a salvo de la violencia. Miembros del Ejército se enfrentaron a tiros con "jóvenes armados", al menos según la versión de los medios locales. Varias personas resultaron heridas en el tiroteo.
En la Mezquita de Al Rafai, en Damasco, cientos de personas se concentraron también para exigir la puesta en marcha urgente de las reformas. El parlamentario Jaled Al-Abuud, quitó hierro al asunto al afirmar que estas protestas "incluyen el sentir del pueblo sirio y los objetivos del Gobierno y no representan ningún conflicto".
En Derá, la cuna de las protestas, se han reproducido los tiroteos
Mientras muchos libios muestran su descontento para con el régimen, a veces dejándose en ello la vida, otros muestran su adhesión al sistema. Junto a la mítica Mezquita de Los Omeyas, también en Damasco, miles de personas dieron ayer su apoyo al Gobierno.
Fuera de las zonas donde unos y otros, partidarios y detractores, se manifestaron, la capital siria vivió ayer una jornada relativamente tranquila; eso sí, bajo la atenta vigilancia de un fuerte despliegue policial.
Las muestras de apoyo popular al presidente que se produjeron el pasado fin de semana no se reprodujeron ayer. Quizás para respetar las instrucciones del Ministerio del Interior, que abogó por que no se perturbara la vida cotidiana del país.
La Casa Blanca condena la represión violenta de las protestas
Un deseo que parece estar lejos de la realidad. Las localidades costeras de Banias y Al Hassake, en la zona norte del país y cuya población es mayoritariamente kurda, vivieron también protestas populares para exigir al régimen que salga de su inmovilismo. La periodista local Biruin Ibrahim explicó luego a Público que en esas localidades se habían producido en paralelo "numerosas marchas a favor de las recientes medidas" que anunció el jueves Al Asad.
Las promesas de AsadEl Gobierno sirio anunció ese día la adopción de tres nuevas medidas que, sin embargo, no han conseguido devolver la tranquilidad al país.
La primera es la adopción de una norma antiterrorista que deberá ocupar el vacío que deje la ley de emergencia, en vigor desde 1962. Al Asad se ha comprometido a anular dicha ley antes del 25 de abril.
La segunda medida plantea la formación de un comité de investigación independiente para depurar responsabilidades con respecto a las muertes en Derá y Latakia de ciudadanos y miembros de las fuerzas de seguridad. La tercera medida será una propuesta de solución al problema que padecen muchos kurdos en la región de Al Hassake, en el noreste del país, donde 250.000 personas carecen de nacionalidad.
Probablemente con la intención de calmar las aguas, las autoridades sirias liberaron ayer a Mohammed Marwan, un norteamericano de origen egipcio, detenido la semana pasada acusado de grabar vídeos ilegalmente y enviarlos al exterior.
La Casa Blanca condenó anoche la represión de las manifestaciones en Siria afirmando que la "violencia no es la respuesta". También urgió a Al Asad a adoptar sin demora "reformas significativas".
"El Gobierno sirio tiene una importante oportunidad para mostrarse receptivo a las legítimas aspiraciones del pueblo sirio", declaró Jay Carney, portavoz del presidente Barack Obama.
El Departamento de Estado norteamericano ha recomendado no viajar a Siria. algo que no ha gustado a algunos sirios. "Con esto se intenta demostrar en occidente que Siria ya no es un país estable. Y eso no es cierto", apuntaba el analista político Amin Hatit.
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