El primer ministro escocés Alex Salmond (Lin-lithgow, Escocia, 1954) está eufórico por haber ganado las recientes elecciones autonómicas. Su Partido Nacional Escocés (SNP, en inglés) ha pasado de 23 a 69 escaños de los 129 del Parlamento regional. Hace unos días, viajó a Londres a pedir al Gobierno británico una lista de competencias, predominantemente fiscales, para que le sean transferidas. No obstante, sus objetivos no acaban con listas de pedidos, sino con un referéndum sobre la independencia en 2014.

¿Cuál es el calendario para el referéndum y el enunciado de la frase que se les preguntará a los escoceses?

'La familia real es más popular en Escocia que en otras partes del reino'

Lo organizaremos en la segunda parte de la legislatura porque ahora la prioridad es salir de la crisis. Además, así está establecido en el programa electoral. No por haber ganado abrumadoramente las elecciones lo vamos a adelantar. Respecto a la frase, ya la daremos a conocer en su momento.

Las encuestas apuntan a que los escoceses no apoyan la independencia. ¿No le importa perder la consulta?

Lo convocaremos para ganarlo. Cuidado con las encuestas: en las recientes elecciones no nos daban como ganadores y, sin embargo, los resultados han sido tajantes. Es harto sabido que, cuando se pregunta a los ciudadanos sobre si quieren más poder político en temas económicos, de política exterior o defensa, la respuesta siempre es a favor de más competencias y más poder de decisión. Nuestro trabajo será encontrar la forma de amalgamar el deseo por estas políticas individuales al concepto de un objetivo mayor de carácter institucional.

'Los vascos y los catalanes tienen más poder tributario que nosotros'

Su proyecto de independencia pretende mantener la monarquía británica como cabeza de un futuro Estado escocés. ¿Cómo se compatibilizará este acuerdo?

De la misma forma que los miembros de la Commonwealth reconocen la corona. Será Isabel II, reina de los escoceses. Y después el duque de Rothesay [título escocés del príncipe Carlos] le sucederá como rey de los escoceses. El duque de Rothesay y la familia real en general son populares en Escocia, incluso creo que son más populares en Escocia que en algunos otros lugares de su reino. Nos los podemos quedar como monarquía constitucional.

Exige al Gobierno británico más autonomía fiscal; el impuesto de sociedades, los aranceles de aduanas, la gestión de los recursos naturales, la capacidad para adquirir deuda pública y una larga lista de demandas. ¿Cree que se lo concederán todo?

Yo ahora hablo con un claro mandato democrático. Hasta Margaret Thatcher, la más hostil a Escocia, respetaba la voluntad de los escoceses. Yo pido el modelo noruego de fiscalización para el petróleo y el gas del mar del Norte, que son nuestros principales recursos, aunque tenemos muy poco poder de decisión acerca de cómo gestionarlos. En Noruega aplican impuestos bajos en la etapa de inversión y altos en la de explotación. Al contrario de lo que hacen aquí. Ahora nuestra prioridad es vencer la crisis, para ello necesitamos las transferencias fiscales. Según los académicos de la Universidad de Aberdeen, si cambiamos el sistema impositivo, podemos generar 10.000 puestos de trabajo. Esa cifra sale de profesores independientes, no de mí. Los vascos y los catalanes tienen más poder tributario que nosotros.

¿Con 10.000 kilómetros de costa y 800 islas (130 habitadas), qué papel tienen las energías renovables en la economía escocesa?

Estamos en el camino de conseguir el paraíso: un tercio de nuestra energía hoy ya sale de las renovables. Nuestro objetivo es producir energía para exportar, por eso somos los más entusiastas en la construcción de una red europea de suministro de electricidad a la cual Escocia aportaría una sustanciosa proporción. Hablo de cantidades impresionantes. En el último año, tres de los productores de turbinas más importantes del mundo, Gamesa, Mitsubishi y Doosan, han anunciado proyectos en Escocia.

El Gobierno británico tuvo que rescatar el Royal Bank of Scotland con 42.000 millones de euros. Algunos ingleses se quejan de que tienen que subvencionar a los escoceses ¿Una Escocia independiente estaría en banca rota?

El Gobierno americano ha salvado a sus bancos en mayores proporciones de lo que lo han hecho aquí. Ellos, el ministerio de Economía británico, crearon el problema; ellos han tenido que solucionarlo. No estaríamos en banca rota. La independencia y el trato entre iguales acabarían con las quejas de todos. Unos hablan del rescate de los bancos; sin embargo, no podemos hacer nada sobre los casi 300.000 millones de euros que en los últimos 30 años nos han esquilmado con el petróleo del mar del Norte. Aceptamos también esta pérdida como una realidad histórica.

¿Han ganado las elecciones por su gestión en el Gobierno autonómico?

Por eso y por otras razones. Los partidos unionistas [partidarios de la unión con Inglaterra y Gales] han hecho una campaña negativa contra nosotros que les ha ido en su contra. Su mensaje era el del miedo. En Escocia ha habido un cambio psicológico desde 1999 cuando se formó el Parlamento autonómico; en 2007 hubo el primer Gobierno del SNP, en minoría, y ahora somos la primera fuerza política. Tres siglos de unión no son fáciles de romper. Escocia quiere cooperar con el resto del mundo en base a la igualdad, como buen vecino y como miembro soberano del mundo. ¿Es mucho pedir?

¿Podrán cumplir el programa electoral?

Hemos cumplido todos los compromisos de la última legislatura. La situación económica actual es difícil y requiere austeridad; sin embargo, hemos introducido medidas que permiten la gratuidad de las matriculas universitarias, la eliminación de peajes en los puentes o las ayudas al cuidado de ancianos.