Militares vs civiles en Guerguerat: así reanudó Marruecos la guerra en el Sáhara Occidental en 2020
Uno de los protagonistas de la protesta de los saharauis en otoño de 2020 relata a 'Público' con todo detalle lo que sucedió. Un grupo de la sociedad civil cortó una carretera ilegal, según la ONU, que estaba construyendo Marruecos. Los militares marroquíes intentaron abrir nuevos pasos en el muro y el Frente Polisario consideró que eso violaba el alto al fuego.
Campamento Saharaui De Dajla (Tinduf, Argelia)--Actualizado a
Tras más de 30 años de alto el fuego, Marruecos y el Sáhara Occidental reanudaron la guerra el pasado mes de noviembre de 2020. Tras más de dos años, el reino alauita no se ha referido prácticamente de forma directa al conflicto armado. Todo lo contrario que el Frente Polisario, que hace precisamente bandera de esta estrategia. De hecho, intensificar la lucha armada ha sido el lema del XVI Congreso de esta organización. La situación comenzó en una zona llamada Guerguerat. Una serie de acontecimientos precipitaron los ataques. Público ha hablado en el campamento saharaui de Dajla con una de las personas que participaron de forma directa aquellos días.
Luali tiene 40 años y es miembro del Secretariado Político del Frente Polisario. Tiene formación militar, como muchos saharauis, pero pertenece a la pata política de la organización. "La idea comenzó a construirse en la mente de los saharauis cuando a partir de 2017 los militares marroquíes cortaron el paso mientras construían la carretera", recuerda. Según la propia ONU y los acuerdos del alto el fuego de 1991, la zona de Guerguerat, al sur del Sáhara Occidental y fronteriza con Mauritania, es una "zona tapón" o "zona de separación" que no puede ser usada por ninguno de los dos bandos.
El paso de Guerguerat estaba abierto desde el año 2000 por razones humanitarias, principalmente para que los saharauis que viven en los territorios ocupados por Marruecos pudieran viajar hacia Mauritania ocasionalmente. Pero en 2017 los marroquíes comenzaron a construir una carretera allí, convirtiendo la zona en un paso fronterizo para intercambios comerciales y de todo tipo de mercancías, incluso el narcotráfico, según denuncian los saharauis. También son habituales los camiones de empresas españolas por la zona. Todo esto, claro, sin contar con el consentimiento de la población saharaui.
"Nosotros estábamos pensando como sociedad civil en cortar este paso, pero pacíficamente, sin armas. Brahim Gali estaba recientemente elegido (desde 2016) como secretario general del Polisario, tenía la intención de no estar quieto. Quería responder de forma inmediata hacia lo que estaban haciendo. Pero los militares no podían desplazarse a la zona sin violar los acuerdos internacionales", recuerda Luali.
Fue en el XIV Congreso del Polisario en 2019 cuando surgió formalmente la idea. "En julio de 2020 empezamos a alzar la voz, con el consentimiento de nuestro pueblo y del Polisario. Se recibió como una magnifica idea que había que apoyar. En octubre nos pusimos en marcha, salimos un grupo bien organizado desde los campamentos de Tinduf, 65 personas, mujeres y hombres de todas las edades. El primer día construimos jaimas encima del camino que estaban usando para los camiones y los coches que pasaban por ahí. El día 23 a las 7 de la mañana fue cuando cerramos el paso", recuerda el saharaui.
Una vez cortado el paso, con camiones bloqueados en la carretera, los saharauis desplazados comenzaron a organizar diferentes concentraciones con banderas de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). "Los primeros días, Marruecos se quedó en silencio, pensando que nos íbamos a cansar e ir. Pero al cabo de una semana empezaron a soltar toda la migración que estaba atrapada en sus fronteras por coronavirus. Las abrieron y les dijeron que fueran hacia Mauritania para que hubiera un choque entre nosotros y población civil que eran principalmente migrantes de África. Nos pusimos delante suyos, les registrábamos y mirábamos su pasaporte. Si tenían identidad marroquí les hacíamos volver. Los demás pasaron y les ayudamos con nuestros coches de una frontera a otra", explica el saharaui.
También apareció por allí una delegación de la MINURSO, la misión de la ONU para el Sáhara Occidental. "Se presentaron desde el primer día diciendo que les teníamos que dejar pasar. Pero les dijimos que no porque era una brecha ilegal donde no debían estar. Si querían pasar a las zonas liberadas sabían las brechas en el muro que podían usar dentro de su misión"; afirma Luali. A la MINURSO les presentaron diariamente una carta con sus quejas y reivindicaciones. "No nos hicieron caso ni obtuvimos respuesta", añade.
A los 14 días los marroquíes empezaron a moverse, según Luali. Fueron dos tuneladoras grandes las que aparecieron. "Nos quejamos a la MINURSO, pero lo negaron, dijeron que no vieron nada. Pero luego se presentaron 18 más. Querían abrir nuevas brechas en el muro", destaca Luali. El saharaui también recuerda que se enteraron de que Marruecos quería organizar una manifestación de saharauis procedentes de los territorios ocupados con banderas marroquíes. "No les salió la jugada porque la ciudadanía la rechazó. No llegaron a ir. No quisieron formar parte de ese chantaje". También afirma que trajeron fuerzas y policías militares hasta la zona. "Estos militares se negaron a salir con sus armas porque los que tenían delante éramos civiles", afirma Luali.
Las brechas en el muro
Según el relato de Luali, el día 12 de noviembre a las 19.30 vieron que empezaron a abrir brechas en el muro para pasar. Presenciaron entonces material militar como artillería, lanzamisiles, cañones, hammers, radares, etc. Tras abrir dos nuevas brechas en el muro, de madrugada "se organizaron en formación de ataque". A partir de ahí se encargó ya el Frente Polisario de la situación. En los días previos advirtieron que cualquier nueva brecha en el muro sería ilegal y significaría el comienzo de la guerra y el fin del alto el fuego. Los civiles saharauis entonces se fueron. "Hicimos una retirada inteligente y rápida", afirma Luali.
"Sentimos mucho orgullo por la respuesta del Polisario", añade el saharaui. Los ataques entonces comenzaron. Brahim Gali declaró el estado de guerra mientras los protagonistas civiles de la acción de protesta regresaban a los campamentos de población refugiada en el territorio argelino de Tinduf. "El pueblo nos recibió como si fuera la independencia. Había gente llorando, gritando, con banderas... fue increíble. Lo que sentía es que tenía en mi espalda la independencia del pueblo saharaui. Fue algo que nunca en mi vida había vivido", destaca Luali.
Poco después, el presidente de EEUU, Donald Trump, sorprendió con una de sus últimas decisiones. Cuando ya había perdido las elecciones presidenciales, anunció que reconocía la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Lo hacía a cambio de que el reino alauita retomara las relaciones con Israel. En paralelo la guerra continuó y el conflicto volvió a tomar fuerza mediática y política con la decisión histórica de Pedro Sánchez.
Como otros dirigentes del Polisario, considera Luali que las fortalezas de los saharauis en el combate son claras. Una "guerra de guerrilla" para provocar también desgaste económico. "Han tenido muchas bajas pese a que las nieguen. Marruecos habla con los caídos en sus filas y les dicen que no tienen que decir que han muerto en la guerra", afirma. Los saharauis, en cambio, consideran "mártires" a los muertos en combate. Tiene claro su objetivo: "El pueblo saharaui no tiene más opción que el Sáhara sea libre e independiente o que sea un cementerio a visitar. No hay otra", concluye.
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