Lampedusa (Italia)
Había una época en la que Lampedusa no era conocida mundialmente por la cuestión migratoria. Será a finales de los años ochenta cuando empezarán a llegar los primeros pequeños barcos procedentes de Túnez. Por aquel entonces, la familia Maraventano tenía una pequeña trattoria, un mesón de cocina tradicional a base de pescado. Al principio, cuando el fenómeno de las migraciones arrancó tibiamente, aquí no había ningún centro de acogida. Pero hoy, algunos todavía recuerdan cómo una joven Angela, entonces veinteañera, sacaba tiempo para atender a los primeros migrantes que llegaban a esta isla siciliana. Les cocinaba y les preparaba bocadillos con atún.
Tres décadas después, Angela Maraventano (San Benedetto Del Tronto, 1964), contra todo pronóstico, lleva más de 25 años como líder de la Liga de Salvini en Lampedusa. Entrevistada por Público desde el balcón de su restaurante con vistas al puerto, aunque asegura que "salvar la vida humana en el mar es importante", defiende que "habría que hundir a los barcos de las ONGs que operan en el Mediterráneo" porque es un "negocio de carne humana". Ella, quien fue senadora por la Liga entre 2008 y 2013 y quien asegura "haber luchado por la inmigración clandestina", cree que la izquierda italiana es "buenista" y defiende que hay un "complot" contra Italia en la cuestión migratoria "para que el país no crezca".
"Estamos hablando de un tráfico de carne humana que hay que bloquear"
Siempre que Lampedusa vuelve a ser el centro mediático del Mediterráneo debido a las rutas Libia-Italia, "la más peligrosa del mundo para los migrantes", según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM); surge de nuevo el debate acerca de la importancia de salvar la vida humana en el mar, tal como prevé el derecho internacional del mar. ¿Es así para la Liga en Lampedusa?: "Esta obligatoriedad es importante", explica Maraventano, "pero estamos hablando de un tráfico de carne humana que hay que bloquear. No hay otra solución que poner barcos militares para impedirlo. Un patrullaje serio, no tonterías". Y añade: "No quiero ser dura, porque estamos hablando siempre de pobre gente. Pero no quiero ser una falsa buenista".
Para ella, los "buenistas", son la izquierda italiana en su conjunto: "Tanto el Movimiento 5 Estrellas (M5E) como el socialista Partido Democrático (PD)". Por no hablar de las organizaciones humanitarias: "No creo que haya personas que de verdad puedan ganarse la vida como lo hacen las ONGs", dice Angela. Y añade: "Además, creo que hay suficientes medios militares como para afrontar este fenómeno. Soy muy escéptica, entre otras cosas porque nunca he creído en las asociaciones o en el voluntariado", confiesa. "Para mí el de las ONGs es sólo un negocio que surge a partir de un tráfico de personas". Y va más allá: "No entiendo si las ONGs son oficialmente los salvadores de esta pobre gente. O sus traficantes".
"Luego, hundiría sus barcos para evitar, de forma inmediata, que dejen de operar en sus rutas"
La solución, para Maraventano, se resume en "detener" a todas las tripulaciones de las ONGs y "hundir" sus barcos: "Habría que incautarlos y entender quiénes están detrás, quién los paga y por qué hacen este tipo de trabajo", resume Maraventano. Y remarca la idea del hundimiento: "Luego, hundiría sus barcos para evitar, de forma inmediata, que dejen de operar en sus rutas. Porque, de otro modo, si tenemos que esperar a que llegue el magistrado para que secuestre el barco, en 15 días las ONGs vuelven al mar", explica. "Yo detendría enseguida a toda la tripulación. Así evitaríamos que otros traficantes siguieran haciendo lo mismo", aclara. Y vuelve, de nuevo, la idea del hundimiento: "Los barcos, deberán hundirse frente al puerto de Lampedusa".
"No soy una racista"
Ante tanta dureza, surge natural preguntarle acerca de los migrantes, qué protección deberían tener: "Hay que permitir el desembarque de esta pobre gente. Pero tendrán que ser repartidos, con acuerdos, entre varios países europeos". Para contextualizar un poco más su idea migratoria, aclara: "No soy una racista, no quiero que estas personas mueran en el mar. Hay que salvar a esta pobre gente. Pero hay que salvarla en sus países. Si nosotros queremos salvar a esta pobre gente y darles una dignidad seria, habría que resolver el problema en origen. Buques militares aquí y empezar a entender lo que está ocurriendo en Libia. Si Italia y Europa son efectivamente unas potencias económicas para ayudar a África y a estas personas, que lo hagan allí".
A nivel mediático, según Angela Maraventano, Italia y en el Viejo Continente están "demasiado atentos" a la cuestión migratoria: "Parece que no hay algo más importante que seguir en Europa. Hay alguien que quiere que este fenómeno prevalezca sobre otros problemas que vivimos tanto en Italia como en el resto del continente". Maraventano lamenta que, no obstante el actual protagonismo de las ONGs, "siguen llegando pequeños barcos de madera que no se pueden interceptar en medio del mar".
"Hay que salvar a esta pobre gente. Pero hay que salvarla en sus países"
Según ella, otros países tiene más margen de maniobra para contrarrestar el fenómeno migratorio: "¿Por qué Malta puede decir que no?", dice Maraventano a la hora de explicar cómo, a menudo, La Valletta rechaza dar puerto seguro a barcos humanitarios si no hay un acuerdo previo de redistribución entre países de la Unión Europea. Ella, quien asegura que "hay demasiada presión mediática por la cuestión migratoria" a la vez considera que, en el Tercer Milenio, la actual situación es "vergonzosa tanto para Italia como para Europa".
Antes del liderazgo del soberanista Matteo Salvini dentro de la Liga, el partido se llamaba Liga Norte, porque el objetivo de la formación, durante casi 30 años, fue la separación del Norte del resto de Italia. De hecho, para los leguistas, la gente del Sur de Italia objeto de insultos y desprecios incluso racistas. ¿Y cómo una sureña de Lampedusa, la última isla siciliana, quiso entrar en la entonces Liga Norte, liderada por el histórico líder separatista Umberto Bossi? "Cuando yo entré en el partido muchos me decían que los leguistas eran racistas", dice Maraventano, sin recordar que el eslogan de Bossi, durante décadas fue "Roma ladrona". Y explica: "Me hice leguista no por la cuestión migratoria, sino por los problemas de Lampedusa: sanidad, educación, agua potable".
"Creo que Salvini podría ser más duro con la cuestión migratoria"
En todo momento, Maraventano recuerda su fidelidad política a Umberto Bossi, fundador de la Liga a finales de los ochenta. Del mismo modo que no esconde algunas críticas para el actual líder, hoy soberanista: "Creo que Salvini podría ser más duro con la cuestión migratoria. Si un día gobernara solo, este problema estaría totalmente resuelto". Volviendo de nuevo al nuevo soberanismo leguista que apunta a levantar la voz de Italia contra la UE, Maraventano cree que "al menos en el Sur, se trata de una oleada de visibilidad. Saben que Salvini arrastra mucho y se quieren aprovechar de la coyuntura de éxito", hoy que la Liga anda en torno al 35% según las encuestas en Italia. "Yo, sin embargo, siempre creído en las ideas de la Liga, desde hace más de 25 años".
"Aun así, espero que Matteo Salvini consiga arreglar las cosas por el bien del país", asegura Maraventano mientras fuma su último cigarro con la mirada en el puerto de Lampedusa. Ella, quien fue senadora en Roma desde el año 2008 al 2013 –donde los adoquines le reventaron los pies, acostumbrada a ir en sandalias–, al reflexionar acerca de la Liga de Salvini y la Bossi, comenta: "Son eras diferentes y es lógico. Por el momento, Salvini ha continuado con el proyecto leguista. Esto no tiene nada que ver con aquello de que no seguí como parlamentaria, a mi los sillones no me interesan. ¡Tengo ya mi sillón aquí!", dice entre risas desde una de la mesas de su restaurante. "Si me necesitaran de nuevo, estaré disponible. Mientras tanto, trabajaré desde aquí para expresar mis ideas".
En las últimas elecciones europeas la Liga de Salvini ganó en Lampedusa con el 45% de las preferencias, pero votaron sólo el 24% de los que tenían derecho. Lo cierto, igualmente, es que en esta isla siciliana la Liga en versión soberanista es el primer partido, como en el resto de Italia. Sin embargo, a nivel municipal, los de Maraventano no tienen ni un solo concejal, "porque se votan a las personas". Pero ella asegura: "Si mis conciudadanos me dieran la oportunidad, me encantaría ser la alcaldesa de Lampedusa. No será fácil, porque tengo pocos familiares. Pero bueno, también tengo muchos amigos".
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