Este artículo se publicó hace 2 años.
Kiev se encierra durante dos días tras los últimos ataques rusos contra objetivos civiles
El alcalde de la capital decreta un toque de queda total hasta el jueves. Por segundo día consecutivo, la artillería ha caído sobre varias zonas residenciales matando a cuatro personas.
Jairo Vargas Martín
Enviado Especial A Kiev-Actualizado a
"El pueblo está muriendo y sufriendo sin razón. Si las negociaciones no dan resultado la gente se quedará desnuda y descalza. Yo misma he salido hoy casi desnuda de mi casa". Kalyna, de casi 80 años, pide paz después de 20 días de una invasión rusa que ha llevado la línea del frente a menos de 20 kilómetros de su barrio.
Ahora, ya cubierta por un abrigo canela que le ha prestado una vecina, relata el motivo de los pequeños cortes que tiene en la cara. Los cristales de su ventana se le cayeron encima mientras dormía, alrededor de las cuatro de la madrugada. Fue cuando un proyectil impactó en la entrada de su edifico generando un incendio que los bomberos han tardado más de 12 horas en sofocar.
Kalyna vivía en el distrito de Sviatoshyn, en la periferia oeste de Kiev, a unos 15 kilómetros del centro. Ahora tendrá que buscar cobijo en casa de algún familiar, vecino o en un refugio municipal. Vivía en el sexto piso del bloque de 17 plantas que todavía escupe humo negro y llamas. En la parte trasera del edificio, bajo la atenta mirada de vecinos y varios policías que descansan en un balancín para niños, los bomberos dejan en el suelo dos cadáveres en bolsas negras. Algunas horas antes había rescatado otros dos cuerpos sin vida.
Kiev se despertó el martes sobresaltado, con más bombardeos en zonas residenciales y más víctimas civiles en su periferia. Y se acostó totalmente confinada por orden del alcalde, Vitali Klitschko, y con la aceptación del presidente, Volódimir Zelenski, de que Ucrania no ingresará en la OTAN, aunque sin ninguna certeza sobre el final del conflicto o de un alto el fuego producto de sus negociaciones con Rusia.
Maria, ucraniana: "Ni mis amigos ni mis familiares en Rusia confían en las imágenes que les envío para que vean lo que hace Putin"
Poco antes del último encuentro telemático, en el que no ha habido avances, las bombas rusas golpeaban otros dos objetivos civiles a pocos kilómetros del centro. No ha habido más víctimas, aunque el Ayuntamiento ha decretado un toque de queda general durante 36 horas desde las ocho de la tarde de este martes. El alcalde Klitschko considera que la capital vive un momento difícil y peligroso. El lunes visitó el barrio de Obolón, donde murieron varios civiles víctima de bombardeos rusos, y este martes también se ha acercado al de Sviatoshyn para dar declaraciones a la prensa, ánimo a los vecinos y, sobre todo, a mostrarse en público después de un prolongado pero lento asedio que parece recrudecerse cada día.
Mientras tanto, una mujer de cara lívida deambula alrededor del edificio en llamas con la foto de una adolescente en la pantalla de su teléfono. "Mi hija", dice en el único inglés que maneja, y señala el fuego que sale de las ventanas. Nadie la ha visto. Tampoco es ninguno de los cuerpos enfundados en las bolsas. La madre sigue buscando y pregunta un anciano que sacude la ceniza de los abrigos salvados de las llamas. Tampoco ha habido suerte y cada vez quedan menos gente a la que preguntar.
Pero estas escenas, dice Maria, en la treintena, son imágenes que no salen en la televisión. Y no es que no lleguen, matiza. "Lo peor es que no se las creen. Ni mis amigos ni mis familiares en Rusia confían en las imágenes que les envío para que vean lo que está haciendo Putin. Ya no nos hablamos", asegura junto a una carpa de la Cruz Roja para atender a los vecinos. "Además de este desastre, eso es lo que más me preocupa. Puedes preguntar a cualquiera, casi todos tenemos a gente en Rusia con la que nos llevábamos bien y que ahora dicen que mentimos, que las tropas de Putin solo vienen a protegernos y a liberarnos", afirma.
Las tropas ucranianas aún resisten como pueden en Irpin
Pero también le preocupa el estruendo de la artillería que se siente en Sviatoshyn. "Así llevamos casi todos los días desde que empezó la guerra", comenta la treintañera. La localidad de Irpin queda a solo 18 kilómetros, y es allí donde las tropas ucranianas resisten como pueden la embestida rusa. Este martes, el Ejército informaba de que había conseguido aplacar el último intento ruso de romper las líneas que les permitirán llegar a Kiev por tierra desde el norte.
A esta ciudad que resiste ya 20 días a los bombardeos y a un cerco parcial, a una urbe de la que ya ha huido más de la mitad de su población, han llegado en tren desde Polonia el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki y sus homólogos checo, Petr Fiala; y esloveno, Janez Jansa. Los tres líderes de países miembros de la Unión Europea prevén reunirse este miércoles (sin el visto bueno de la Comisión ni del Consejo Europeo por razones de seguridad) con Zelenski para presentar un paquete de apoyo al país.
"Aquí es donde se hace historia, en la Kiev devastada por la guerra. Aquí es donde la libertad lucha contra el mundo de la tiranía. La UE apoya a Ucrania, que puede contar con la ayuda de sus amigos", aseguraba en su cuenta de Facebook el primer ministro de Polonia pasadas las once de la noche. Los kievitas habrán podido escuchar el mensaje entremezclado con el ruido de las bombas.
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