Este artículo se publicó hace 13 años.
La izquierda francesa mira al Elíseo
Los aliados tradicionales del Partido Socialista, inmerso en unas complicadas primarias, dan impulso a la carrera a la Presidencia
La izquierda francesa, a la que los sondeos dan por segura vencedora de las presidenciales y las legislativas de 2012, ha lanzado estos días las primeras maniobras para intimidar a la derecha y adelantar sus peones. Aunque en el Partido Socialista (PS), todavía noqueado por el caso Strauss-Kahn, las elecciones primarias para designar a un candidato presidencial empezaban a envenenarse, sus dos aliados tradicionales, Los Verdes y el Frente de Izquierdas, lanzaron las primeras andanadas para descolocar a la derecha.
La candidata presidencial verde recién designada, la exjueza Eva Joly, se convirtió en la estrella de las fiestas nacionales del 14 de julio, aniversario de la toma de la Bastilla. Aprovechó la tribuna de los Campos Elíseos, frente al desfile militar, y el momento en que Francia lamentaba seis muertos en Afganistán en sólo 48 horas tras una visita relámpago de Nicolas Sarkozy al país en guerra, para cargar contra el aire marcial que está tomando París con sus intervenciones en Libia, Afganistán, Costa de Marfil y Chad.
Joly, una franconoruega que habla francés con un bonito acento nórdico, recordó que ahora el desfile militar del 14 de julio recuerda "una Francia guerrera y colonialista", por lo que propuso reemplazarlo por un desfile ciudadano.
Esta propuesta sacó de sus casillas a la derecha. Pero lo interesante llegó pocas horas después cuando el socialista Jean-Luc Mélenchon, candidato del Frente de Izquierdas (que integra al PCF y a otras fuerzas), y hombre que está captando intenciones de voto gaullistas por su defensa del modelo social francés, intervino. Apoyó a Joly parcialmente, al reconocer que sería necesario "un desfile ciudadano" al lado del desfile militar. Aunque subrayó que el desfile militar tiene su importancia porque "recuerda a toda potencia extranjera lo que le costaría si intentara atacar a Francia y a su República".
La candidata de Los Verdes ha sido la estrella de los fastos del 14 de julio
Diana. De inmediato, los notables conservadores saltaron desquiciados a primera línea, con el primer ministro Fillon a la cabeza, para intentar calificar de "anti-Francia" y de "enemigos de la unidad nacional" a Eva Joly y a quien se permita cuestionar el desfile militar. Fillon, desde Abidjan, calificó a Joly de "esa dama que no tiene una cultura muy antigua de las tradiciones francesas, de los valores franceses, de la historia francesa".
Una derecha retrógradaLas primeras escaramuzas lanzadas por el Frente de Izquierdas y Europa Ecología Los Verdes tuvieron la virtud de recolocar a los conservadores en su perfil retrógrado, seguros de ser ellos quienes encarnan el concepto de "Francia profunda", cosa que les separa del perfil moderno que, en 2007, había conseguido darles en apariencia Sarkozy. Pero la ofensiva tiene una segunda virtud: mantiene la iniciativa de la izquierda, en el preciso instante en que el PS empieza a empantanarse en su largo proceso de primarias para designar un candidato presidencial, proceso que no terminará hasta octubre.
No arrancan bien las primarias del PS. No ya por el caso Strauss-Kahn, el exmesías social liberal durante largos meses mimado por sondeos manipulados, y ahora excluido de las primarias por su procesamiento por intento de violación en Nueva York, y por una querella por el mismo delito en París. El mal es más profundo. Seis candidatos se disputan la nominación del PS y entre ellos dos, los ex primeros secretarios Martine Aubry y François Hollande, que se han enzarzado en una guerra de trincheras pese a defender líneas muy similares.
Mélenchon recaba votos con su defensa del modelo social francés
Aubry efectuó esta semana una maniobra curiosa. Se aferró a unos viejos rumores que circulan desde hace diez años en su región, la ciudad norteña de Lille. Unos rumores poco conocidos; bulos como el supuesto islamismo de su esposo (es un abogado, miembro de la Liga de Derechos Humanos, que ha defendido a islamistas). Y Aubry saltó a primera línea para desmentir vehementemente esos rumores, a sabiendas de que un desmentido no hace más que dar publicidad al rumor en sí.
Otro factor que complica las primarias del PS es la presencia, además de una tercera en discordia, Ségolène Royal, de tres microcandidatos dispuestos a romper la baraja, uno de ellos desde la derecha, y otro desde la extrema izquierda.
Manuel Valls, derechista que ha votado en momentos clave del Parlamento más con Sarkozy que con la izquierda, ha anunciado que para él "habrá un fracaso de las primarias" si se le priva de un debate con los pesos pesados. Por su parte, un microcandidato de extrema izquierda dentro del PS, el brillante Arnaud Montebourg, está complicando mucho el juego de Martine Aubry, al cargar contra la corrupción existente en la cúpula de la Federación de los socialistas de la región de Marsella. Una federación que ha apoyado a Aubry, y que ha recibido la protección de esta.
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