Este artículo se publicó hace 11 años.
Italia vota para liberarse de las ataduras del berlusconismo
El Partido de Demócratico de Pierluigi Bersani parte como favorito en los comicios que demostrarán si los italianos están preparados para superar los 19 años de régimen de Il Cavaliere. En el Senado está
"Empiezo a pensar que hay algo de verdad en la sana amenaza de ese proverbio que dice: Un pueblo tiene el Gobierno que se merece". Deber ser totalmente cierto porque de otro modo no habríamos votado a aquellos que, desde Andreotti (y seguramente incluso antes) no han hecho otra cosa que destruir el bel Paese". Es en esta frase de Adriano Celentano, otrora termómetro electoral en Italia, en lo que se resume la prueba a la que se someten los casi 50 millones de italianos que están llamados a participar en las elecciones generales que comienzan este domingo.
Porque más allá del razonamiento simplista y egoísta que se trata de imbuir desde Bruselas, a saber, la vuelta de Silvio Berlusconi sería catastrófica para la Unión Europea y los mercados, lo que está en juego es el futuro de un país raptado, domesticado y hundido moral y psicológicamente por ese al que tanto temen las instituciones europeas. La opción no es Berlusconi sí, Berlusconi no. La opción es liberarse o seguir atados a la autocomplacencia que, de algún modo, el régimen berlusconiano ha proyectado en la mente de cada ciudadano durante los últimos 19 años.
El propio Cavaliere se encarga de demostrarlo en cada declaración que hace. Ayer mismo, violando la jornada de reflexión, Berlusconi dijo recién aterrizado en su helicóptero para presenciar un entrenamiento del Milan: "Aquí la magistratura es peor que la mafia siciliana". Se siente perseguido por los jueces y fiscales. Pero si es perseguido, no es porque la Justicia tenga una especial fijación con él, sino porque toda su vida gira en torno a la ilegalidad y a la impunidad.
En la mente de la mayoría de los italianos ese mecanismo funciona, como en la cabeza de Berlusconi, echando siempre la culpa a los demás y regocijándose en sus penurias como si no hubiera una solución. Pocos de ellos reconocen haber votado a Il Cavaliere, los que le votaron, fueron los otros, razonan. Sí que hay una solución. Está en sus manos. Con su voto hoy pueden demostrar a todo el mundo que los italianos tienen remedio. Que se han despertado. Que han tomado las riendas de su futuro.
Bersani, en cabezaEl excomunista Pier Luigi Bersani, secretario general del Partido Democrático (PD), tiene la llave para liderar el cambio. Su formación, que se presenta a los comicios en coalición con Izquierda, Ecología y Libertad de Nichi Vendola, encabeza desde hace año y medio todos los sondeos. Los últimos, difundidos en Suiza porque la ley electoral italiana prohíbe publicar encuestas 15 días antes de las elecciones, le dan el Gobierno por una horquilla que va desde el 34% al 38%.
El Partido Democrático puede obtener en estas elecciones entre el 34% y el 38% de los votosEl Pueblo de la Libertad de Berlusconi, de comenzar en el quinto puesto la carrera electoral, ha vuelto a recuperar terreno hasta el segundo gracias a la gran campaña mediática desplegada por el magnate de las comunicaciones. Las proyecciones de voto hablan de un intervalo entre el 28% y el 30%. Il Cavaliere se presenta en coalición con la xenófoba y separatista Liga Norte, eterna socia de viaje hoy liderada por el exministro de Interior, Roberto Maroni.
El tercero en discordia parece ser Beppe Grillo, el polémico cómico al que se le ha puesto la etiqueta de antipolítico por dejar salir de su boca el sentimiento de millones de ciudadanos: lo mejor es mandar a toda la casta política a casa porque han demostrado con creces su incompetencia. El Movimiento 5 Estrellas de Grillo no es un partido tradicional. De hecho, no quieren que se les identifique con un partido político. Se sienten más cómodos en la denominación de movimiento ciudadano que nació, creció y se desarrolló a base de movilizar la conciencia de la gente a través de internet. Sus perspectivas de voto giran en torno al 18% y puede convertirse en una de las claves para formar Gobierno.
El tecnócrata Mario Monti está en cuarta posición con su Lista Cívica, una coalición de partidos conservadores de tradición democristiana que si bien en la Cámara de Diputados tienen pocas opciones -las estimaciones les dan un 14%- jugaría un papel importantísimo en el Senado para garantizar la estabilidad del próximo Gobierno.
La batalla por el SenadoY es ahí donde se juega la gran batalla. El sistema electoral italiano otorga lo que se denomina como premio de mayoría en el Congreso al partido que más votos obtiene. En este caso, el PD, por ganar las elecciones, contaría con un buen puñado de escaños extra de forma inmediata, asegurándose dominar esa Cámara sin problemas. El reglamento para el Senado es distinto ya que se configura dependiendo del voto regional.
La coalición de Monti puede resultar decisiva para que Bersani forme un Gobierno si no controla el SenadoLa zona de Italia con más peso es Lombardía, tradicionalmente berlusconiana y leguista. De ahí que si Bersani no consigue el suficiente apoyo se verá obligado a pactar con Monti para frenar a Berlusconi y evitar así el fiasco de Gobiernos de centroizquierda como los de Romano Prodi.
Cabe una última posibilidad, que es volver a las urnas si Bersani y Monti no llegan a un acuerdo. Opción sabia para el líder del PD si de verdad quiere intentar gobernar en solitario sin las ataduras de la austeridad que impondría el tecnócrata.
Los colegios electorales estarán abiertos desde las 8.00 horas a las 22.00 horas el domingo y de las 7.00 horas a las 15.00 horas el lunes. En estas dos jornadas también se vota para renovar los gobiernos regionales en Molise, Lombardía y Lazio. En estas dos últimas ha sido necesario convocar elecciones anticipadas debido a los escándalos de corrupción.
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