Este artículo se publicó hace 12 años.
El huracán 'Sandy' deja 98 muertos en Estados Unidos
Obama reanuda la campaña electoral. El presidente recibe los elogios del alcalde de Nueva York por su gestión durante la crisis provocada por el huracán
Desde Staten Island, en Nueva York, a las playas de la costa de Jersey, los equipos de rescate aún se enfrentan este viernes al desolador rastro que ha dejado tras su paso el huracán Sandy: la cifra de muertos se eleva ya a 98 sólo en Estados Unidos, 168 en todo el continente americano. En Nueva York 40 personas murieron, la mitad de ellas en Staten Island, uno de los cinco distrito de la ciudad, donde los vecinos se sienten abandonados por las autoridades.
El recuento oficial ha aumentado después de que las autoridades de Nueva York elevaran a 48 la cifra de fallecidos, tras el hallazgo de nuevos cadáveres en Staten Island, entre ellos los de dos niños de dos y cuatro años de edad. En Nueva Jersey las víctimas mortales son 13. De las 36 víctimas mortales restantes en Estados Unidos, once se han registrado en Maryland, otras tantas en Pensilvania, seis en Virginia Occidental, cuatro en Connecticut, dos en Virginia y dos en Carolina del Norte.
La costa este de Estados Unidos y sobre todo Nueva York intentan recuperar la normalidad a cuatro días de las elecciones presidenciales. Cerca de 4,5 millones de hogares y negocios en 15 estados todavía están sin electricidad, a la baja desde un máximo histórico de casi 8,5 millones.
En Nueva York el metro ha abierto parcialmente, pero sólo hasta la calle 42. Poco a poco, la energía eléctrica está volviendo, aunque aún hay amplias zonas de la ciudad sin luz y otras zonas que permanecen aún inundadas. Las escuelas siguen cerradas y también los túneles, aunque los aeropuertos y los trenes de cercanías han vuelto a funcionar. Hay problemas de abastecimiento de agua y comida.
En Staten Island, la zona de la ciudad más golpeada por Sandy, los vecinos están indignados con las autoridades, a las que acusan de ignorarlos. "Se olvidaron de nosotros", dijo Theresa Connor, de 42 años y vecina de Staten Island, "nuestro vecindario ha sido aniquilado". "Y [el alcalde Michael] Bloomberg dijo que Nueva York está bien. ¡La maratón está en marcha!", agregó. Y es que la furia ha ido en aumento en Nueva York por la decisión de Bloomberg de proceder con la mayor maratón del mundo el domingo, prometiendo que el evento —que atrae a más de 40.000 corredores— no desviará recursos de las víctimas de la tormenta.
Staten Island, que se encuentra al otro lado de la bahía de Nueva York desde el sur de Manhattan, alberga a cerca de 500.000 habitantes, muchos obreros cuyas familias han vivido allí durante generaciones.
En Nueva Jersey, barrios enteros de ciudades costeras fueron arrasados por las aguas y el paseo marítimo de Atlantic City quedó destrozado. Al menos 13 personas murieron en Nueva Jersey y el coste no sólo ha sido financiero, sino también emocional.
"No hay nada más precioso para la gente que sus casas. Allí es donde están sus familias, sus recuerdos y las posesiones de sus vidas, y también hay una sensación de seguridad en el hogar. Esa sensación de seguridad fue violada con el agua entrando a las casas de la gente a una gran velocidad y con la gente teniendo que literalmente nadar, trepar y saltar para salvar la vida", dijo el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, a última hora del jueves.
El coste económico de la tormenta puede ser exorbitante. Se habla incluso de 50.000 millones de dólares.
Elogios de BloombergPese a que las dificultades aún persisten, los elogios hacia la gestión del presidente Barack Obama durante la crisis provocada por el huracán son casi unánimes: hasta el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, alabó la actuación presidencial, lo que supone un claro espaldarazo electoral.
El presidente reanudó el jueves sus actos de campaña tras una pausa de cuatro días para atender la crisis de Sandy. Obama destacó la necesidad de ayudar a los damnificados por el ciclón y subrayó que en crisis como ésta el país logra unirse.
Obama, lanzó el jueves nuevos ataques contra el "cambio" que ofrece a los electores su rival republicano, Mitt Romney, y prometió que, si gana la semana próxima, luchará por las familias de clase media "todos los días". "Yo he luchado por el cambio. Tengo las cicatrices y el pelo gris para demostrarlo", afirmó Obama en la Universidad de Colorado en Boulder, donde recibió un baño de multitudes, en la última parada de una gira que también lo llevó por Wisconsin y Nevada.
Con la voz casi ronca, Obama nuevamente pidió la ayuda de los electores, esta vez en Colorado, para ganar el próximo 6 de noviembre, y los instó a votar por adelantado mañana y "tocar puertas" para alentar a otros. En su alocución antes unos 10.000 estudiantes, Obama repitió prácticamente su discurso combativo de una parada anterior en Las Vegas (Nevada), al indicar que los ricos "no necesitan a un paladín en Washington" porque "siempre tendrán acceso e influencia".
Para Obama, los que sí necesitan a un defensor en Washington son los trabajadores de servicios, los maestros en hacinadas aulas, o los niños pobres. En ese sentido, afirmó que "nuestro trabajo aún no está terminado" cuando no se han creado suficientes empleos o cuando aún hay niños que viven en la pobreza.
Mitt Romney al igual que Obama ha multiplicado sus visitas a los nueve estados clave en la contienda. El candidato republicano se presenta como un agente de "cambio" para el país, algo que repitió en un acto electoral en Doswell (Virginia). Pero, según Obama, las propuestas de su rival "no son cambio" cuando implican cederle más poder a los bancos, dejar a "millones" sin seguro médico al revocar la reforma sanitaria de 2010, recortar los impuestos a los ricos, o poner el sello a las ideas del movimiento conservador Tea Party.
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