Este artículo se publicó hace 2 años.
Hizbolá, el mayor incordio de Israel, incorpora drones a su potencia militar
Las actividades de Hizbolá son una permanente penitencia para Israel. La organización chií posee una creciente capacidad militar con la que practica una disuasión equivalente a la del estado judío. En el incidente más reciente ha lanzado un dron de reconocimiento que durante cuarenta minutos ha recorrido el espacio aéreo enemigo sin que los cazas y helicópteros israelíes fueran capaces de interceptarlo.
Eugenio García Gascón
Madrid-
Hace unos días un dron despegó de la región oriental del sur del Líbano, cruzó la frontera, sobrevoló Israel durante 40 minutos y regresó a Líbano sano y salvo después de completar una prolongada operación de reconocimiento del terreno que el ejército israelí no pudo desbaratar pese a intentarlo repetidamente.
El desafío ha suscitado un debate en el estado judío. Expertos militares pronostican que incidentes como este se repetirán con frecuencia a partir de ahora dado que los drones son armas baratas que están al alcance de cualquiera y han dejado de ser patrimonio de los estados, una tendencia que también se observa en otros lugares de Oriente Próximo.
El general Eitan ben Eliahu, exjefe del ejército del aire, explicó al Canal 12 que existen tres maneras de derribar a un dron: mediante el sistema antiaéreo Cúpula de Hierro, mediante helicópteros o mediante aviones, aunque tanto con helicópteros como con aviones es bastante complicado. Aparentemente Israel utilizó los tres sistemas pero ni Cúpula de Hierro ni los helicópteros ni los cazas consiguieron derribar su objetivo.
Hizbolá se ha convertido en el mayor incordio para la seguridad de Israel
Hizbolá se ha convertido en el mayor incordio para la seguridad de Israel, y su líder, Hasan Nasrallah, aparece regularmente en los medios hebreos, especialmente cuando realiza declaraciones que enervan a la clase política y militar israelí, lanzando amenazas a las que Tel Aviv responde con sus propias amenazas, a la espera de que la situación no conduzca a una guerra, como ocurre con cierta periodicidad.
Después del incidente del dron, Hizbolá aclaró que el aparato penetró hasta una profundidad de 30 kilómetros en el espacio aéreo enemigo. Había despegado a las 11:40 horas de la mañana y, según el mapa publicado por distintos medios libaneses, bajó por la Galilea oriental hasta el mar de Galilea, donde giró hacia occidente, llegó hasta las proximidades de la ciudad de Safed y desde ahí volvió a subir a Líbano.
Para realizar su recorrido, consiguió eludir los avanzados sistemas de alerta temprana que hay a lo largo de la frontera, así como los radares del sistema de defensa aéreo Cúpula de Hierro. Los medios hebreos que informaron sobre el incidente señalaron que esos sistemas no estuvieron operativos probablemente porque el dron era "demasiado pequeño" para ser detectado.
Según Hizbolá, la detección del intruso solo se produjo a las 12:10, es decir media hora después de que hubiera entrado en el cielo israelí, cuando ya se encontraba a 30 kilómetros de la frontera, aunque según Israel, la detección ocurrió a las 11:52, y a las 11:58 el sistema Cúpula de Hierro disparó un misil que no alcanzó el objetivo.
El ejército dijo que varios helicópteros y cazas despegaron para hacer frente a la amenaza una vez que el misil de Cúpula de Hierro no logró derribar el aparato. Pero tampoco los helicópteros y los aviones pudieron hacer nada. Hizbolá dijo que los cazas F-16 viajaban demasiado rápido para detectar el dron.
Mucho más tarde, a las 12:47 el ejército anunció que había perdido contacto con el dron después de que Cúpula de Hierro disparara el misil. Y tuvo que pasar otra hora y media para que los militares confirmaran que el dron había regresado a Líbano.
Al día siguiente Hizbolá reveló que el aparato operaba en una misión de reconocimiento, si bien no explicó si había estado grabando el territorio israelí, algo que tampoco los israelíes fueron capaces de determinar.
El mismo miércoles, Hasan Nasrallah señaló que desde hace tiempo Hizbolá está fabricando sus propios drones. "Hemos estado fabricando drones en Líbano desde hace mucho tiempo, y quien quiera comprarlos puede hacer un pedido", dijo desafiante.
Hasan Nasrallah señaló que desde hace tiempo Hizbolá está fabricando sus propios drones
En enero Nasrallah manifestó que Hizbolá posee tecnología que le permite destruir los drones que regularmente envía Israel a Líbano, de manera que Israel ha tenido que suspender la mayoría de esos vuelos. El ejército hebreo no se refirió a esta circunstancia aunque algunos responsables confirmaron que Hizbolá ya dispone de capacidad antiaérea para derribar drones.
Distintos medios hebreos refirieron que el ejército está preocupado por las acciones de estos drones, algunos de los cuales realizan operaciones de vigilancia, pero otros, más avanzados, son capaces de realizar "ataques complejos" incluso usando explosivos.
Según el diario Haaretz, tanto los responsables militares como los responsables políticos son conscientes de la singularidad de Hizbolá en relación con el conjunto de los países de Oriente Próximo, y admiten que la situación no es fácil de gestionar.
Fuentes militares estiman que Hizbolá dispone de "cientos de miles" de cohetes y misiles que cada vez son más avanzados, una circunstancia que actúa como elemento de disuasión y hace que Israel se lo piense dos veces antes de lanzar un ataque contra la organización chií, especialmente porque podría desencadenar una guerra que aunque Israel ganaría, le causaría enormes pérdidas.
La evolución de los hechos ha creado una situación en la que las dos partes poseen una capacidad de disuasión equivalente, un cuadro que no tiene comparación con otros países que Israel considera enemigos, como Siria o Irán, donde los israelíes operan con mayor libertad que en Líbano.
Frente a Hizbolá, Israel se halla en una posición incómoda puesto que no puede utilizar su superioridad militar ya que una guerra abierta sería bastante costosa para el estado judío. En lugar de ello, prefiere agitar la política libanesa lanzando contra Hizbolá a las fuerzas antichiíes que cuentan con el respaldo de países como Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.
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