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Actualizado:El puesto fronterizo de Medyka, en Polonia, es desde el jueves un pequeño hervidero de autobuses, vehículos particulares, maletas y bebés cogidos en brazos por sus madres. Se trata de una de las ocho pasarelas entre Polonia y la convulsa Ucrania. Desde que el país vecino despertó el jueves con el estruendo de sirenas y misiles rusos, esta pequeña localidad de apenas 2.800 habitantes se ha convertido en el trampolín hacia la paz para miles de familias ucranianas a quienes la invasión de Vladimir Putin les pilló por sorpresa.
Nadie imaginaba que la invasión rusa, de la que EEUU llevaba semanas alertando, iría más allá de la oriental región del Donbás, que vive en guerra desde 2014. Menos se esperaba aún que en apenas 24 horas las tropas del Kremlin entrarían en Kiev, la capital ucraniana. Pero es lo que ha ocurrido; y ahora, además del desafío geopolítico y económico que implican las sanciones a Rusia, la comunidad internacional ha de gestionar un reto humanitario, el de la acogida de hasta cinco millones de refugiados ucranianos, según calculan las Naciones Unidas para el peor de los escenarios posibles, el de una guerra total y prolongada en el tiempo.
Por el momento, la huida es manejable, apuntan. Según datos de ACNUR facilitados a Público, unas 50.000 personas han salido de Ucrania, tras la invasión, hacia países vecinos del oeste. A ellos hay que sumar otras miles que han huido hacia la propia Rusia desde las regiones ucranianas del Donbás. Y la estación central de trenes de Kiev ha estado atestada durante la tarde y la noche del viernes. Miles de personas intentan embarcar el alguno de los trenes que les lleve hacia la frontera polaca. La ciudad de Leópolis, a unos 70 kilómetros del país vecino, se ha convertido en lugar de tránsito hacia lo más lejos posible de las bombas.
La Comisión Europea anunció este viernes que está coordinando la ayuda de emergencia facilitada por países de la Unión Europea para Ucrania, entre ellos España, y que está lista para asistir a los Estados miembros fronterizos en la acogida de ucranianos. Tras la petición de Kiev, Bruselas ha activado el Mecanismo de Protección Civil de la UE para Ucrania, que incluye ofertas de Eslovenia, Rumanía, Francia, Irlanda y Austria con asistencia adicional de Croacia, Alemania, Italia, Lituania, España, Dinamarca y Suecia.
En paralelo, el comisario de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, ha hablado con los ministros de las vecinas Rumanía, Polonia, Hungría y Moldavia para discutir cómo la UE puede asistirlos en la recepción y protección de ucranianos que huyen de su país.
Incluso la Hungría del ultranacionalista, xenófobo y aliado de Putin, Viktor Orbán, ha aceptado recibir a la diáspora ucraniana o residente en Ucrania temporalmente.
Los ministros del Interior de la UE mantendrán una reunión de emergencia este fin de semana para tratar cuestiones como el "flujo migratorio excepcional" que empezó el jueves tras los primeros bombardeos. Mientras, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) ya está elaborando planes de contingencia y se ha decidido reactivar el plan diseñado para la crisis de refugiados que sacudió Europa entre 2015 y 2016 como consecuencia de la guerra en Siria. Un fracaso que todavía sigue sin haber cumplido las cuotas de acogida fijadas.
30.000 refugiados al día en Polonia
En la aduana polaca de Medyka, el fotógrafo de la agencia alemana DPA inmortaliza el abrazo de Iván a su nieta Diana y a su hija Olena. Acababan de cruzar la frontera la mañana del viernes desde la localidad ucraniana de Shehyni. Como ellos, cientos de compatriotas eran recogidos por conocidos que llevan tiempo instalados en Polonia, aunque otros son recibidos por anónimos que han acudido a la frontera a echar una mano, según informan varias agencias internacionales. En Polonia residen más de un millón de ucranianos oficialmente, aunque otras estimaciones elevan el número hasta los dos millones.
Polonia es el país que más kilómetros de frontera comparte con Ucrania y, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, también será el país vecino que más exiliados reciba. Hasta tres millones de ucranianos podrían buscar cobijo en esta nación. Por el momento, explica el Gobierno polaco, el éxodo es tal y como esperaban. El jueves recibieron a 29.000 personas llegadas de Ucrania a través de sus pasos fronterizos y esperan que arriben un promedio de 30.000 al día a partir de ahora, y si la situación no empeora.
Las autoridades polacas ya han levantado ocho puntos de atención para refugiados, uno por cada paso aduanero. En ellos se facilita orientación y, en caso de necesidad, se les proporciona alojamiento temporal, además de "comida caliente, bebidas, asistencia médica básica y un sitio donde descansar", puntualizaba este viernes a la emisora polaca Radio Plus el portavoz del Gobierno Stanislaw Zaryn.
A diferencia de lo ocurrido con otros refugiados —sobre todo procedentes de África y Oriente Medio que cruzaron desde Bielorrusia hace apenas un par de meses—, a los ucranianos no se les retiene ni se les devuelve a su país. "Si están escapando del conflicto armado serán admitidos en Polonia", especifica la web que el Ejecutivo polaco ha puesto en marcha en las última horas.
El país más pobre de Europa abre sus puertas
La agresión rusa también ha movilizado la acogida en la vecina Moldavia. Con solo tres millones de habitantes, el país más pobre de Europa se mostraba este viernes dispuesto a recibir a todos los refugiados ucranianos que lleguen.
"Aunque en los próximos días el flujo de personas de Ucrania crezca, recibiremos a todos los que nos pidan ayuda", dijo la presidenta moldava, la reformista y pro-occidental Maia Sandu, en un discurso televisado a la nación.
En un día han llegado más de 16.000 personas, detalló. La mayoría tienen familiares o amigos en el país, pero la presidenta garantizó que el Estado ayudará con alojamiento y manutención a quienes no tengan a nadie. "Ayer por la mañana nos despertamos en un mundo más violento, más incierto, más inestable; un mundo en el que la guerra no provocada es posible y causa víctimas cerca de nuestras fronteras", aseguró Sandu.
Moldavia también sabe lo que es vivir bajo la amenaza rusa. De hecho, tras su independencia durante el derrumbe de la URSS, a principios de los 90, la región de Transnistria se rebeló y, con apoyo de Moscú, se declaró una república independiente, como en 2014 hicieron las ucranianas Lugansk y Donetsk. Allí hay desplegados unos 2.000 militares rusos de forma permanente y los expertos temen que Moscú pueda activar este contingente militar contra Ucrania.
A pie hacia Rumanía
El Gobierno rumano, al igual que el polaco, ha eliminado este viernes la cuarentena obligatoria por covid-19 para todas las personas procedentes de Ucrania, después de que miles de ciudadanos de las zonas fronterizas buscaran cobijo el jueves en Rumanía ante la invasión armada por parte de Rusia.
En Rumanía, desde el día que comenzó la guerra, las mayores aglomeraciones de refugiados se producen en el puesto fronterizo de Tereblecea-Siret, que conecta el oblast ucraniano de Chernivtsi con la provincia de Suceava del noreste de Rumanía. Miles de ucranianos, entre ellos numerosas mujeres con niños, hacían cola en pasos fronterizos para cruzar a pie a territorio rumano.
Imágenes ofrecidas por la agencia pública de noticias rumana, Agerpres, muestran una riada de personas que cargan maletas y bolsos, y en la que también se ven niños pequeños o bebés. Según una publicación en rumano de Chernivtsi, ciudadanos ucranianos hacen cola en una oficina de reclutamiento del Ejército ucraniano para sumarse a la resistencia contra la invasión rusa.
Hungría cambia su ley para recibir al éxodo
Incluso la xenófoba y antimigratoria Hungría, gobernada por el ultra Viktor Orbán, se ha mostrado disputa a acoger a los ucranianos que sientan que sus vidas corren peligro en sus casas. El Gobierno de Budapest ha emitido un decreto que determina que los refugiados que lleguen desde Ucrania recibirán un estatus de asilo temporal, sean de ese país o de otros pero que vivan en Ucrania.
Orbán se vio obligado a complementar la ley actual, aunque sea de forma temporal, ya que hasta ahora los refugiados solo podían pedir asilo en las embajadas húngaras en Belgrado y Kiev, y no en la frontera tras llegar al país.
La ley fue aprobada después de que Bruselas obligara en mayo de 2020 a Hungría a cerrar las llamadas "zonas de tránsito" en sus fronteras donde los solicitantes debían permanecer hasta el fin de sus procedimientos de asilo.
Orbán, uno de los principales aliados de Moscú dentro de la Unión Europea (UE), fue el último líder comunitario que ayer condenó el ataque ruso contra Ucrania.
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