Francia calienta el debate para enviar tropas europeas a Ucrania

Es una máxima en política que muchos líderes, cuando están debilitados en casa, ponen el foco en la dimensión exterior para sacar músculo. Es el caso de Emmanuel Macron. El presidente francés está buscando un papel protagonista en las negociaciones entre Ucrania y Rusia sobre el devenir del conflicto, como demuestran sus recientes encuentros con Volodimir Zelenski y Donald Trump en París. Las intenciones del mandatario galo serían, según publican varios medios, desplegar una misión militar cifrada en unos 40.000 soldados en la línea de frente en Ucrania para garantizar la hipotética viabilidad de un alto al fuego. Pero sus socios europeos enfrían la idea.

La iniciativa de desplegar tropas extranjeras en Ucrania está tomando fuerza. El propio Macron ya la deslizó en febrero pero es ahora, a poco más de un mes de la llegada de Trump a la Casa Blanca, cuando está más presente. Hace unos días, el periódico polaco Rzeczpospolita reveló que el inquilino del Elíseo había puesto sobre la mesa de diferentes líderes europeos la idea de desplegar cinco brigadas con un total de 40.000 soldados en la línea de contacto entre Ucrania y Rusia bajo con un contingente dirigido por Polonia. Este país comparte frontera con Ucrania, ha sido uno de los más activos en su ayuda a su vecino y asumirá la Presidencia rotatoria del Consejo de la UE el 1 de enero con la seguridad en lo más alto de sus prioridades.

En este contexto Macron mantuvo un encuentro el jueves en Varsovia con el primer ministro polaco, Donald Tusk, que acogió con frialdad la oferta de París. “Quería aprovechar esta oportunidad para poner fin a las especulaciones sobre la posible presencia de tropas de un país u otro en Ucrania una vez que se haya acordado un alto el fuego o la paz. El presidente [francés] lo sabe, lo hemos discutido. Cualquier decisión sobre las acciones polacas se tomará en Varsovia y sólo en Varsovia. Por ahora no planeamos tales acciones”, zanjó en la rueda de prensa conjunta.

“Se trata de una fuerza mayor que todos los despliegues avanzados de la OTAN en Europa del Este y supondría una carga enorme para los aliados. Es una gran tarea y probablemente imposible sin una importante ayuda estadounidense”, advierte Shashank Joshi, editor de Defensa de The Economist.

La idea está todavía poco madura. No hay un plan ni detalles, pero ha pasado de ser un tabú y una línea roja a estar en el centro de la discusión política. Y así es cómo ha comenzado cualquier paso más allá que los europeos han dado en su apoyo a Ucrania. Desde el envío de tanques hasta el de cazas de combate o misiles de largo alcance. El único consenso es que de llevarse a cabo tomaría la forma de una misión de mantenimiento de la paz. Una fuente diplomática asegura que, para la Unión Europea, lo más importante en estos momentos es garantizar el apoyo instantáneo a Kiev, que atraviesa uno de sus peores momentos desde el inicio de la invasión, además de buscar las fórmulas para que Ucrania supere el invierno. La OTAN advierte de que será el más complicado desde 2022.

“El alto al fuego está cada vez más presente en el debate. Pero hay que ver cuáles son las opciones, estudiar si puede tener éxito y ver si poner efectivos en el terreno para ver si las condiciones se cumplen. Pero no hay un plan detallado de quién contribuiría, cuántos soldados serían necesarios ni quién asumiría el control de mandos. Por lo pronto se trata de un debate más conceptual. No sabemos qué quiere Trump pero es evidente lo que Putin no quiere”, afirma.

Desde Alemania aseguran que están analizando todos los posibles escenarios, pero subrayan que dada la sensibilidad de la materia estas conversaciones se desarrollarán de forma confidencial. Polonia ha puntualizado que medidas de tanto alcance en el plano militar deben ser adoptadas en el marco de la OTAN. “En primer lugar, se necesita la paz en Ucrania para poder tener misiones de paz, y para eso necesitamos que Rusia deje de bombardear, cosa que no está haciendo", manifestó recientemente desde Berlín Kaja Kallas, la recién estrenada jefa de la diplomacia europea. "Hasta entonces no tenemos nada de qué hablar. Y, por supuesto, cada país europeo debe decidir dónde y cómo utiliza sus tropas", sentenció. Los líderes europeos abordarán este tema en la cumbre que celebran la próxima semana en Bruselas.

El nerviosismo europeo llega a pocas semanas de que Trump asuma la presidencia de Estados Unidos por segunda vez. El republicano asegura tener en mente un plan para poner fin a la guerra en Ucrania “en 24 horas”, aunque poco ha trascendido más allá de sus amenazas con poner fin al apoyo a Kiev. Según ha publicado Reuters, la estrategia que está tejiendo junto a sus asesores pasaría por forzar a Kiev y Moscú a sentarse en la mesa de negociaciones. El primero debería estar dispuesto a ceder parte de su territorio y aceptar que no entrará en la OTAN, aunque mantendría la puerta abierta de la UE. Por su parte, Putin tendría que aceptar las condiciones en un momento de superioridad en el terreno y aceptar una hipotética presencia europea en la línea de contacto para supervisar que el alto al fuego se está respetando.

Otra de las personas que buscan un sillón protagonista en la mesa de negociación que todo apunta que se abrirá en 2025 es el húngaro Víktor Orbán. Esta semana mantuvo una conversación con Putin de más de una hora. A lo que un molesto Zelenski respondió: “Esperamos que Orbán al menos no llame a Al Asad a Moscú para escuchar sus charlas de una hora (...) Nadie debe potenciar su propia imagen a costa de la unidad; todos deben centrarse en el éxito compartido. La unidad en Europa siempre ha sido clave para lograrla. No puede haber discusiones sobre la guerra que Rusia libra contra Ucrania sin Ucrania”. Por su parte, el líder del Fidesz le recriminó haber rechazado un alto al fuego en Navidad y un intercambio de prisioneros a gran escala.