Austria abre un nuevo frente a la UE al encaminarse a un Gobierno con un partido fundado por nazis, euroescéptico y prorruso
El Partido Popular (OVP) se salta su propia línea roja y se abre a negociar con la formación de extrema derecha, una realidad creciente a lo largo del bloque comunitario.
María G. Zornoza
Bruselas-
La participación de la extrema derecha en la vida política europea ha pasado en apenas un cuarto de siglo de ser algo residual a marcar el ritmo y la agenda. A comienzos del milenio, la llegada al poder del ultra FPO en Austria se saldó con un aislamiento por parte de sus 14 socios europeos, que inmediatamente le impusieron sanciones y cortaron relaciones políticas. Esas misma formación, fundada por excomandantes nazis, se prepara ya para asumir las riendas del país por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
Esta semana, el presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, ha encargado la formación de un nuevo gobierno al líder del Partido de la Libertad (FPO), Herbert Kickl, el vencedor de las últimas elecciones generales. Las negociaciones prevén prolongarse durante varias semanas. Se anticipan toscas pero tienen muchas probabilidades de prosperar después de que el Partido Popular (OVP) haya aceptado sentarse a negociar. El partido ultraderechista ya ha formado parte del Gobierno austriaco en ocasiones pasadas, pero esta sería la primera vez en la que lo lidera y no es el socio de coalición minoritario.
El FPO austríaco es uno de los partidos más radicales de la UE. Fue fundado en la década de los 50 por un alto cargo militar del SS. Tras ser la formación más votada en su país en las pasadas elecciones europeas de junio, se unió a los Patriotas por Europea de Víktor Orbán y Marine Le Pen. Su previsible llegada al poder ya ha sido contestada por decenas de miles de ciudadanos, que salieron esta semana a las calles para repudiar la llegada de la extrema derecha a la cancillería austríaca.
Para la UE supone otro golpe de efecto en un momento complicado dentro y fuera de sus fronteras. El partido ultra defiende las buenas relaciones con Rusia y es profundamente euroescéptico. Quiere crear la “Austria Fortaleza” y tiene un discurso incluso más radical que el ya instalado en el bloque comunitario con respecto a la inmigración. Los Estados miembros tienen hasta verano de 2016 para implementar el Pacto de Asilo y Migración.
Entretanto, lo que ocurre en Austria escenifica a la perfección una realidad que lleva años consolidándose en territorio comunitario: la extrema derecha está fagocitando al Partido Popular Europeo. En Hungría, Italia, Bélgica o Austria son las opciones más votadas. En Países Bajos o Finlandia juegan un papel crucial en el Gobierno. En Francia y Alemania, las ultras Marine de Le Pen y Alice Weidel son la segunda opción preferida. El primero celebrará elecciones presidenciales en 2027, pero para los comicios del motor germano resta poco más de un mes. El empuje de la extrema derecha está provocando en la inmensa mayoría de Estados miembros que los partidos centristas adopten discursos más a la derecha, algo especialmente palpable en los discursos migratorios. El contexto global tampoco ayuda. La llegada al poder de Donald Trump en Estados Unidos es un paraguas para mandatarios como Orbán, Meloni o Kickl para fortalecer su postulados.
La normalización e institucionalización de la extrema derecha es uno de los acontecimientos a destacar que deja la pasada legislatura. La gran confirmación llegó con el triunfo de Giorgia Meloni, que alzó a Italia como el primer país fundador de la UE liderado por un Ejecutivo de extrema derecha. La líder de Hermanos de Italia fue casi de inmediato recibida con alfombra roja en Bruselas bajo el pretexto de que es “pro-Ucrania”, “pro-Estado de Derecho” y “pro-OTAN”. Ahora, Von der Leyen copia su modelo migratorio y Pedro Sánchez le concede la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Durante sus primeros meses en el Gobierno, redujo los derechos de las parejas homosexuales, declaró el estado de alarma para contener la inmigración o acorraló a las ONG que ayudan y rescatan a refugiados. Ahora defiende a Elon Musk, que ha dejado más que patentes sus intenciones de debilitar a la UE.
Mientras el Partido Popular Europeo, el más importante en la UE, sufre en este reequilibrio de fuerzas manteniendo bastiones como Polonia y recuperando Alemania -se prevé que Friedrich Merz de la CDU gane las elecciones germanas el 23 de febrero-, la socialdemocracia europea también atraviesa un momento de debilidad. Las fuerzas progresistas han sido incapaces de convencer a los votantes con alternativas a estas propuestas cada vez más radicales. En estos momentos, España es el país en manos socialista más importante entre los Veintisiete, donde los Gobiernos de este color se limitan a Malta y Dinamarca.
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