Washington
Una semana antes que los republicanos, el Partido Demócrata celebró entre el lunes y el jueves pasado la convención en la que designó oficialmente a Joe Biden y Kamala Harris como candidatos a presidente y vicepresidenta de Estados Unidos. El partido se agarró a dos fórmulas para desbancar a Trump de la Casa Blanca el próximo 2 de noviembre: exhibió su músculo y unidad e hizo una llamada al voto en su búsqueda por dos tipos de votantes: el indeciso (el que les acabó fallando hace cuatro años) y el republicano descontento con Donald Trump.
La convención se realizó de forma virtual debido a la pandemia de coronavirus. Dentro de este formato encorsetado y sin público, la semana de actos, discursos y vídeos por doquier transcurrió con fluidez, dentro de lo encorsetado de la fórmula obligada. Con todo, no despertó una expectación enorme entre los estadounidenses: en sus dos primeras noches la audiencia bajó un 40% respecto a la convención de 2016, según informa el medio de Washington The Hill.
La media de encuestas elaborada por la web RealClearPolitics, seguía dando el jueves, último día de la convención, una clara ventaja a Biden (49,9%) respecto a Trump (42,3%); en concreto, una diferencia de 7,6 puntos. Tras la cita demócrata, como sucede tras cada convención, es esperable que Biden repunte un tanto, cosa que también debería suceder con Trump tras la cita de su partido la semana que viene, así que habrá que esperar unas dos semanas para ver qué efecto han tenido ambas en los candidatos y qué diferencias mantienen en el inicio de la recta final hacia el 2 de noviembre.
Aun así, a Trump no le gustó lo que fue viendo y estuvo toda la semana contrarrestando la cita demócrata, lo que acaso contribuyó a difundir aún más, incluso entre sus votantes, los mensajes del partido de Biden. Aunque también, fiel a su estrategia, fue una manera de permanecer siempre en el centro de atención y más en la semana clave del partido de la oposición. El presidente estuvo muy activo en Twitter toda la semana (donde atacó muy especialmente a Biden y a Harris), concedió una entrevista con el canal ultraderechista Fox la noche del jueves (el día de cierre de la cita demócrata) y criticó en comparecencias públicas a Biden, Barack Obama y el excandidato demócrata a liderar el partido y exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg.
Las reacciones de Trump quisieron contrarrestar también dos polémicas que juegan en contra del presidente. El bloqueo de Trump a la empresa pública de correos, clave para el voto por correo que el presidente quiere impedir, y la detención el jueves del ideólogo de extrema derecha populista y director de su campaña en 2016 Steve Bannon. Trump, por si fuera poco, llegó a afirmar el miércoles en una competencia pública que "si los demócratas ganan las elecciones, es porque están amañadas".
Obama carga contra Donald Trump
A pesar de esto, los demócratas siguieron a lo suyo. Exhibieron su músculo y su unidad y centraron sus mensajes en dos ejes: son un partido unido y sin estridencias que quiere acoger y unir a todo el país para, y éste es el segundo eje, derrotar a Donald Trump y evitar un segundo mandato suyo en la Casa Blanca. Trump fue constantemente definido durante la convención como "amenaza". Los más duros con él fueron el exministro de Exteriores John Kerry y Barack Obama.
El expresidente fue la primera vez que se refirió a Trump de forma explícita y además con una dureza inusitada para un expresidente con su sucesor y persona que ocupa el cargo en ese momento. Obama alertó que se debería esperar que "un presidente custodie nuestra democracia, deberíamos esperar", añadió, "que, al margen de egos, ambiciones o creencias políticas, el presidente preserve, proteja y defienda las libertades y los ideales por los que tantos estadounidenses marcharon y fueron a la cárcel, por los que tantos lucharon y murieron".
"Donald Trump podría mostrar cierto interés en tomarse el trabajo en serio, en que podría llegar a sentir el peso del cargo y descubrir cierta reverencia por la democracia que ha sido puesta bajo su cuidado, pero nunca lo ha hecho. Durante casi cuatro años", aseguró Obama, "no ha mostrado ningún interés en hacer el trabajo, en encontrar un terreno común, en usar el asombroso poder de su oficina para ayudar a nadie más que a sí mismo y a sus amigos, ningún interés en tratar la presidencia como algo más que un reality show más que poder usar para conseguir la atención que anhela. Donald Trump no se ha puesto a trabajar porque no puede".
En cuanto a Kerry, afirmó: "Cuando este presidente va al extranjero hace el ridículo. Rompe con nuestros aliados y escribe cartas de amor a los dictadores. Estados Unidos merece un presidente que sea admirado, no uno del que se rían".
Además de nombres como Obama o Kerry, en ese músculo que exhibió el partido hubo más nombres: los expresidentes Jimmy Carter, un hombre de 95 años muy querido por el votante americano de cualquier signo, y Bill Clinton; Hillary Clinton, la presidenta de la Cámara de los Representantes, Nancy Pelosi; Michelle Obama; y, por supuesto, el ala izquierdista del partido: Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Alejandra Ocasio-Cortez.
No tuvieron ninguno de los tres momentos especialmente estelares (Ocasio-Cortez apenas participó en un vídeo de un minuto), quizás en un giro para no destacar esa parte izquierdista en una convención que quiso mostrar un partido sin estridencias y con el afán de atrapar voto indeciso o republicano descontento. De hecho, varios de los momentos claves de la convención fueron protagonizados por políticos republicanos que pidieron el voto para Joe Biden. Entre ellos, el exsecretario de Estado de Bush, Colin Powell; el exgobernador de Ohio, John Kasich; o Cindy McCain, la mujer de John McCain, líder republicano detractor de Trump fallecido en 2018 y candidato a la presidencia de Estados Unidos en 2008 contra Barack Obama.
Powell: “Biden no adulará a dictadores”
"Joe Biden será un presidente al que todos estaremos orgullosos de aplaudir. Con Joe Biden en la Casa Blanca nunca dudará nadie que estará con nuestros amigos y se enfrentará a nuestros adversarios, y no al contrario. Confiará en nuestros diplomáticos y en nuestra comunidad de inteligencia, no en la adulación de dictadores y déspotas", afirmó Powell.
Y aquí comenzó Powell a definir a un Joe Biden apto para todos los públicos, en la línea con la estrategia demócrata: "Los valores que aprendí al crecer en el Sur del Bronx y al servir en uniforme", dijo Powell, "fueron los mismos valores que los padres de Biden le inculcaron en Scranton, Pennsylvania. Apoyo a Joe Biden para la presidencia de los Estados Unidos porque esos valores aún lo definen, y necesitamos restaurar esos valores en la Casa Blanca. Nuestro país necesita un comandante en jefe que cuide de nuestras tropas como lo haría con su propia familia. Para Joe Biden, eso no necesita enseñanza. Viene de la experiencia que comparte con millones de familias de militares, que enviaron a su amado hijo a la guerra y rezaron a Dios para que regresara a casa sano y salvo".
Joe Biden es un buen tipo y un estadounidense más, ésa es la estrategia comunicativa y electoral demócrata, más centrada en la forma que en el contenido. En cuanto a éste, la convención se centró en los temas troncales del programa demócrata (inmigración, cambio climático, sanidad) pero siempre exponiéndolos desde un punto de vista moderado. Por ejemplo, en cuanto a la apuesta por la sanidad, no se apostó por la salud gratuita para todos de Bernie Sanders sino por "una atención sanitaria de calidad y asequible", como señalaba el vídeo expuesto sobre este asunto.
La estrategia del partido pasa por mostrar a las personas que están detrás de estas posturas izquierdistas más que dar la matraca sobre el contenido de dichas propuestas, que pueden espantar al votante republicano, que es el que Biden necesita cazar. Y no sólo está en juego la presidencia, también hay elecciones al Senado, donde el partido quiere tener mayoría porque un presidente sin el Senado de su partido tendrá las manos atadas. El objetivo es Biden en la Casa Blanca y Sanders y Warren liderando la mayoría demócrata en el Senado. Estos últimos, ambos senadores, saben que ese escenario es su única oportunidad de empezar a introducir políticas progresistas en Estados Unidos.
Entretanto, las ideas fuerza que irá lanzando el partido de aquí a las elecciones serán el de la unidad y el de un candidato, Joe Biden, como candidato de todos y un tipo con sentido común, un americano medio. Por este motivo, el lema general de la convención ha sido "Uniendo Estados Unidos" y el particular de cada noche: Nosotros, el pueblo (el lunes; es la fórmula con que comienza la Constitución); "El liderazgo importa" (el martes); "Una Unión más perfecta" (miércoles; en referencia a la segunda frase de la Constitución); y "Uniendo a los Estados Unidos" (jueves).
El reto será que el votante republicano olvide que Biden es establishment puro del Partido Demócrata. Empezó su carrera como Senador en 1973 y desde entonces ha hecho carrera en Washington. Para contrarrestar esto no dejó de lanzarse una idea durante la convención: "Joe no tendrá que aprender el trabajo de presidente, llegará a la Casa Blanca aprendido". Hay que hacer de la necesidad, virtud.
Biden: “Hay que aprovechar esta oportunidad para unir”
Y esa fue la línea que exploró Biden en su discurso final el jueves ya como candidato del partido. "Unidos podemos, y lo haremos, superar esta temporada de oscuridad en América. Escogeremos la esperanza sobre el miedo, los hechos sobre la ficción, la justicia sobre el privilegio. Soy un candidato demócrata, pero seré un presidente estadounidense. Ése es el trabajo de un presidente: representar todos, no sólo a nuestra base o a nuestro partido. Éste no es un momento partidista. Debe ser un momento americano", dijo.
"Todas las elecciones", advirtió, "son importantes pero todos sabemos en nuestros huesos que ésta es una de las más relevantes. Estados Unidos está en un punto de inflexión, un tiempo de peligro real pero de extraordinarias posibilidades. Podemos elegir la senda de más enfado, menos esperanza y más división, la sombra de la senda y la sospecha, o podemos elegir una senda diferente, aprovechar esta oportunidad para curar las heridas, para renacer, para unir. Una senda de esperanza y luz".
En cuanto a Kamala Harris, también su discurso fue muy esperado. Al contrario de lo que había venido haciendo hasta ahora, optó por hablar de su vida y de asuntos personales, de su infancia como hija de inmigrantes, padre negro y madre asiática, en California, para después destacar, como Biden, que "estamos en un punto de inflexión, vemos un caos que nos hace sentir a la deriva, la incompetencia nos produce miedo". A partir de aquí, destacó el papel de la inmigración en el desarrollo de Estados Unidos, "una nación donde todos son bienvenidos, no importa qué parezcamos, de dónde venimos o a quién amemos, un país donde lo importante es que estemos unidos en la creencia fundamental de que cada ser humano tiene una valía infinita y merece compasión, dignidad y respeto. Juntos", apostilló, "ese país se ve lejos. La carencia de liderazgo de Donald Trump ha costado vidas y recursos".
Con esto, quedó zanjada la apuesta demócrata para las elecciones de noviembre. La convención republicana, también virtual, será la semana que viene. El partido no ha dado a conocer apenas detalles de la misma, pero sí uno: Donald Trump dará su discurso de aceptación de la candidatura desde la misma Casa Blanca. Así que ya está sobre la mesa el primer punto de polémica. Justo el terreno en el que el presidente se mueve con más soltura.
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