Este viernes, por primera vez desde que comenzó la invasión de Rusia a Ucrania, se han visto civiles cargados con kalashnikov al hombro en las calles del centro de Kiev, mientras miles de residentes decidían huir; pero también muchos de los que se han quedado han optado por resistir a la ofensiva rusa. El principal objetivo del Kremlin sería capturar al presidente Volodímir Zelenski y derrocar a su gobierno, así como apoderarse de los principales centros de poder, como el Parlamento. Pero para alcanzar esos objetivos, las tropas rusas aún deben atravesar unos nueve kilómetros de terreno urbano, donde el combate, calle a calle, apunta a que podría ser muy violento.

Público es testigo de cómo muchos ciudadanos de Kiev han tomado la decisión de defender la capital frente a la agresión rusa. Sus habitantes, que pasan su tercera noche en vela, están acosados por la incertidumbre, las alarmas que avisan de posibles ataques y el temor a apagones, en refugios antiaéreos.

Mientras la OTAN dirimía sus posibles movimientos, el ejército ruso entraba en Obolon, distrito urbano del norte de Kiev, alrededor de las 9.40 horas de la mañana. Apenas veinticuatro horas de avance militar bastaron para llegar a la capital, donde aún permanece el presidente Zelenski. 

Aunque la llegada a la capital fue fugaz, y en cuestión de horas, en esta nueva fase se podría rebajar el ritmo de avance ruso. En campo abierto, el Ejército ucraniano no puede competir, pero en el teatro urbano, más reducido y con civiles por medio, el panorama cambia drásticamente. 

La guerra iniciada por Rusia ha tardado tan solo 48 horas en tener rostro humano. El segundo día de guerra ya cuenta con hasta 100.000 ucranianos desplazados según ACNUR, que hacen todo lo posible por abandonar el país, mayoritariamente rumbo a Polonia. O al menos lo intentan, ya que los hombres de entre 18 y 60 años deben permanecer para combatir al invasor. Según la última actualización, se contabilizan al menos 137 muertos desde el primer ataque ruso, aunque la cifra no tardará en aumentar. Parte de la ciudadanía rusa ha respondido con manifestaciones solidarias en contra de la guerra, que se han saldado con unos 1.800 detenidos. 

Con sus tropas en Kiev, Putin y su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguraron que recuperarían la vía diplomática siempre y cuando Ucrania depusiera las armas. De hecho, el presidente ruso, sin ambages, incitó a los militares ucranianos a dar un golpe de Estado porque así "será más fácil llegar a un acuerdo". El jefe del Kremlin quiere a Ucrania de rodillas. Solo una llamada de China ha calmado su ánimo beligerante, que tras una conversación con la potencia asiática se ha mostrado abierto a reunirse en Minsk con el Gobierno de Ucrania, aunque Lavrov afirmaba que esto solo será posible "tras la restauración del orden democrático en Ucrania".

Europa anuncia sanciones contra Putin

Aunque todos los expertos dan por hecho que el mandatario ruso contaba con este movimiento de Europa, las sanciones contra el Gobierno de Putin han aumentado. "El Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea acaba de aprobar un segundo paquete de sanciones, la congelación de activos incluye al presidente de Rusia y su ministro de Exteriores. Prepararemos el tercer paquete", escribió en Twitter el jefe de la diplomacia de Letonia, Edgars Rinkēvičs.

Alrededor de las 19.00 horas del viernes, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció el despliegue de la Fuerza de Respuesta por tierra, mar y aire. "Vamos a hacer lo que sea necesario para defender a todos los aliados en cualquier territorio", declaró.

El fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, ha recordado a Rusia que tiene jurisdicción para juzgar crímenes de guerra y de lesa humanidad. "Cualquier persona que cometa tales delitos, ya sea ordenando, incitando o contribuyendo de otra manera a su comisión, puede ser procesada ante la Corte", ha manifestado en un comunicado.

Además, el Comité de Ministros del Consejo de Europa suspendió "con efecto inmediato" la participación de Rusia en todos sus órganos tras la "agresión armada contra Ucrania", al aplicar a este país el artículo 8 del Estatuto de la organización.

Durante toda la jornada del viernes uno de los focos estuvo en SWIFT, el botón clave contra Rusia. Europa analiza si excluye a Rusia de este sistema de mensajería interbancario formado por un conglomerado de entidades financieras, con efectos en la economía. Sin embargo, aún no se ha tomado ninguna decisión sobre este asunto porque naciones como Italia o Alemania también se verían perjudicadas por los efectos colaterales. 

Ucrania negociaría su renuncia a pertenecer a la OTAN 

La entrada de Ucrania en la OTAN, planteada por primera vez en 2008, ha sido uno de los elementos claves en esta guerra. Ante la escalada de tensión y guerra, Zelenski puso sobre la mesa la posibilidad de discutir el estatus del país, con lo que Ucrania renunciaría a su aspiración a ingresar en la OTAN.

El siguiente capítulo lo protagonizó la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, cuando amenazó con represalias en el caso de que Suecia y Finlandia amaguen con acercamientos hacia la Alianza. 

Dentro de un reguereo de declaraciones contradictorias, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que Rusia negociará si Ucrania acepta ser "un país neutral", a la par que sostuvo que "Ucrania debería ser liberada y limpiada de nazis".

La guerra por Ucrania

Ígor Konashénkov, portavoz de Defensa de Rusia, anunció a media tarde del viernes la captura del aeródromo de Hostomel, ubicado a unos 35 kilómetros al noroeste de Kiev, lo que aseguraba el bloqueo de la capital. Asimismo, se anunció que fueron "aniquilados unos 200 nacionalistas de la unidades especiales de Ucrania" en una operación en la que las fuerzas rusas "no sufrieron bajas", siempre según el Kremlin.

Tras dos noches de máxima tensión, se prevé una tercera aún más dura porque el estado de las defensas aéreas de Ucrania pueden estar muy comprometidas tras el fuego ruso, a lo que se suma el temor a los apagones y las sirenas que anuncian ataques aéreos. 

Lejos de la capital, en Donbás, el portavoz remarcó que las unidades prorrusas de Donetsk y Lugansk continúan, "con el apoyo de la fuerzas armadas rusas", su ofensiva contra la posiciones ucranianas. Habrían avanzado hasta 12 kilómetros.