Este artículo se publicó hace 12 años.
EEUU e Israel no esconden la posibilidad de un ataque a Irán
El secretario de Defensa de EEUU, Leon Panetta, cree que Israel está dispuesta a bombardear las instalaciones nucleares iraníes
La posibilidad de que EEUU abriera un nuevo escenario bélico en Irán flota desde hace muchos años en el aire de la comunidad internacional. Ayer, en un artículo publicado en The Washington Post, el columnista David Ignatius aseguró que el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, cree que Israel podría atacar Teherán la próxima primavera.
Según dicha información, los israelíes temen que para entonces el régimen de Mahmud Ahmadineyad haya conseguido acumular en sus instalaciones nucleares subterráneas el suficiente uranio enriquecido como para fabricar una bomba atómica. Y EEUU encabezaría las operaciones.
Esta mañana ha sido el general israelí Aviv Kochavi el que se ha atrevido a decir que Irán ha está enriqueciendo uranio a una velocidad suficiente para conseguir cuatro bombas atómicas en breve.
Por su parte, el ayatolá Ali Jamenei, no ha mostrado ningún tipo de temor y avisó de que "amenazar a Irán con un ataque no hará más que perjudicar a EEUU. Las sanciones no tendrán ningún tipo de impacto en nuestra determinación de continuar nuestro programa nuclear. Nosotros tenemos nuestras propias amenazas como respuesta al embargo de petróleo y la guerra y las usaremos en el momento adecuado".
"No tengo duda de que apoyaremos y ayudaremos a cualquier nación o grupo que se enfrente al régimen sionista", dijo. Hoy, el diario israelí Haaretz, informaba de que Irán habría comenzado a preparar una ofensiva en respuesta a los asesinatos de científicos nucleares de los últimos años, de los que siempre ha responsabilizado a la inteligencia israelí.
Hace unos días era The New York Times el que en otro artículo aseguraba la predisposición de las autoridades iraníes a llevar a cabo ataques contra intereses de EEUU como respuesta.
En los últimos cuatro años la tensión ha ido oscilando con las noticias sobre la nueva construcción de plantas nucleares o de centrifugadoras para enriquecer uranio por parte de las autoridades iraníes.
Puede ser una casualidad, pero esta última escalada coincide con el embargo al petróleo procedente de Irán y las amenazas de Teherán con cortar el grifo del crudo a Europa durante varios años.
Amenazas que, por otra parte, han sido tan frecuentes en todo este tiempo como los vientos de guerra en el Golfo.
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