A partir de este viernes Italia tiene cinco días clave para salir de su crisis de Gobierno. Tras las dimisiones presentadas el pasado jueves por el primer ministro transalpino, Mario Draghi, el país con forma de bota tiene dos opciones radicalmente opuestas: seguir con otro Ejecutivo protagonizado nuevamente por el expresidente del Banco Central Europeo o encaminarse hacia unas nuevas elecciones anticipadas. Unas urnas en las que el bloque ultraderechista sería un muy probable vencedor, que rozaría cómodamente la mayoría absoluta.

La crisis política desatada por el Movimiento 5 Estrellas (M5E) de Giuseppe Conte, socio de mayoría del Ejecutivo transalpino, al no querer votar el jueves la moción de confianza en el Senado; ha empujado al todavía jefe del Gobierno italiano, Mario Draghi, a presentar sus dimisiones ante el jefe del Estado, el presidente de la República, Sergio Mattarella. Pero, de forma inesperada, a última hora de la tarde, la máxima figura institucional de Italia decidió rechazar las dimisiones de Draghi, forzando, así pues, a que éste compruebe y busque una nueva mayoría parlamentaria el próximo miércoles antes las Cámaras.

El rechazo de las dimisiones de Draghi por parte de Mattarella ha sido el evento clave para que, en los próximos cinco días, la clase política transalpina decida si darle una nueva oportunidad a Super Mario hasta marzo de 2023 o pasar página definitivamente dando por zanjada la legislatura después de tres Ejecutivos: uno soberanista (2018-2019), otro europeísta (2019-2021) y uno de unidad nacional (2021-actualidad).

¿Draghi Bis o elecciones anticipadas? Por el momento está todo en el aire, porque a priori, excepto el Movimiento 5 Estrellas, todos los socios de Gobierno de Draghi, por dispares que sean entre ellos, volverían a apoyarlo; pero tampoco rechazan la idea de adelantar nueve meses las elecciones generales y así actualizar el arco parlamentario transalpino. El momento es delicado y hay mucho en juego: empleo de los fondos de recuperación europeos, guerra en Ucrania, crisis energética e inflación; y donde la figura de Mario Draghi tranquiliza a los italianos, a la Unión Europea y a los mercados.

Los socialdemócratas de Enrico Letta (Partido Democrático, PD), por ejemplo, preferirían darle un nuevo impulso a Mario Draghi. "La decisión del Movimiento 5 Estrellas nos divide", asegura el secretario general del PD que intuye la considerable dificultad de formar una coalición antiderechista con unos "grillinos" no sólo tan débiles en las encuestas, sino capaces de dinamitar un Ejecutivo por razones puramente estratégicas y electorales. No sólo el M5E está en horas bajas, sino también la coalición de izquierda que debería intentar oponerse a una cómoda victoria de la ultraderecha de Giorgia Meloni y Matteo Salvini.

Los centristas de Matteo Renzi (Italia Viva, IV) confirman estar ya trabajando para un segundo Gobierno presidido por Mario Draghi. Todo ello, además, con el objetivo deseado de lograr un Ejecutivo sin un Movimiento 5 Estrellas que boicotee regularmente la acción del Gobierno haciendo valer su 32% en las generales de 2018, pero consciente de su actual 11% en los sondeos. "Draghi ha hecho bien las cosas, mientras que los grillinos han hecho daño al país", asegura Renzi. "Estamos trabajando para un Draghi Bis", confirma el ex primer ministro transalpino entre 2014 y 2016, quien provocó la caída de Giuseppe Conte como jefe del Gobierno en febrero de 2021 para favorecer la entrada de Mario Draghi como nuevo inquilino del Palacio Chigi.

Los actores que marcarán realmente la diferencia para un Draghi Bis son dos y están dentro de las filas de la derecha: el líder de la euroescéptica Liga, Matteo Salvini; y el ex primer ministro y magnate italiano, Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia (FI), la única formación de derecha moderada dentro del Parlamento transalpino. ¿Por qué ellos dos? Son los dos líderes de derechas que son actuales socios del Gobierno de Mario Draghi. "Sin el M5E se vuelve a las urnas", confirmó antes de ayer Matteo Salvini.

Oficialmente, Draghi aseguró hace unos días que su Ejecutivo "no tiene razón de ser" sin el Movimiento 5 Estrellas porque el suyo es un Gobierno de unidad nacional; de hecho es el razonamiento que ha provocado su dimisión. Pero, de cara a las mociones de confianza en las Cámaras dentro de cinco días; lo cierto es que si Salvini, Berlusconi, Letta y Renzi acuerdan darle una segunda oportunidad a Draghi, es difícil que el actual primer ministro no acepte un nuevo mandato donde ya tiene el visto bueno del jefe del Estado, Sergio Mattarella, partidario del agotamiento natural de la actual legislatura.

Es muy probable que, por razones de responsabilidad institucional hacia su país, Draghi se rinda al deseo de Mattarella reconsiderando la idea de continuar al frente del Palacio Chigi: con una simple remodelación de Gobierno tras la salida de los "grillinos" o más fotográficamente con la creación de un nuevo Ejecutivo que permanecería operativo hasta marzo de 2023.

Salvini y Berlusconi, así pues, tendrán que decidir si seguir en el actual Ejecutivo de unidad nacional u optar definitivamente por unas elecciones anticipadas. Por el momento, la posición de ambos es ambigua: a la vez defienden a Draghi; pero tampoco descartan un adelantamiento electoral. Dicha indecisión se verá resuelta de aquí al momento de las mociones de confianza del próximo miércoles en la Cámara de los Diputados y el Senado.

Giorgia Meloni, líder de la ultraderechista Hermanos de Italia (HDI), por su parte, en las últimas 48 horas ha reiterado siempre el mismo concepto: "elecciones ya", sabiendo que en los sondeos es el primer partido del país, con más del 22%. Y es que Meloni, Salvini y Berlusconi, unidos en un mismo bloque derechista, según los sondeos podrían alcanzar el poder con el 45% de los votos. Es cuestión de conocer en qué fecha pretenden lograrlo.