Este artículo se publicó hace 14 años.
Dios y el diablo en el Caribe
El Apocalipsis en Haití
Las cadenas de televisión de todo el mundo no dejan de exhibir las imágenes del Apocalipsis en Haití. Como si no tuvieran la menor idea sobre este país caribeño, los periodistas preguntan, en el mismo corazón de las tinieblas, cómo es que no se presenta la policía para evitar los desmanes y, también, si los haitianos que portan armas tienen licencia para llevarlas. Las cadenas norteamericanas dicen que la ayuda es ahora lo único de lo que hay que hablar. Que todo lo demás es política y sociología.
Los huracanes, tifones y terremotos son desastres de la naturaleza. Pero lo que ya no es un desastre natural, es que los haitianos hayan asistido totalmente entregados a la ira de la naturaleza. El pasado año, los huracanes que asolaron a Cuba y Haití con idéntica fuerza se cobraron un número de vidas muy diferente: 800 haitianos perdieron la vida contra 8 cubanos.
Obama dice que no les abandonará. Tiene razón. Ya lo habían sido.
El reverendo conservador norteamericano Pat Robertson tiene su propia versión de la historia. Algo ocurrió hace mucho tiempo en Haití y la gente no quiere hablar de ello. Estaban bajo el talón de los franceses. Ustedes saben, Napoleón tercero, o lo que sea. Y se juntaron y juraron un pacto con el Diablo. Dijeron, vamos a servirte si nos liberas de los franceses. Y el diablo dijo: okay, es un pacto. Y echaron a los franceses. Los haitianos se rebelaron y obtuvieron la libertad. Pero desde entonces han sido castigados por una cosa tras otra".
Esa cosa tras otra a la que alude Robertson (una pregunta quizá capciosa: ¿le dejarán entrar a éste en la ceremonia Desayuno de la Oración el próximo 4 de febrero en el que Zapatero será el orador extranjero invitado?) ha sido la ocupación de EE.UU entre 1915 y 1934 y la dictadura de Papa Doc y Baby Doc, los Duvalier, entre 1957 y 1986, con respaldo norteamericano, y ya en tiempos más recientes la calculada ambigüedad, para decirlo suavemente, de los ex presidentes Bill Clinton y George W. Bush ante el presidente Jean-Bertrand Aristide.
El presidente Obama dijo nada más conocerse la Apocalipsis haitiana: "No os abandonaremos". Tiene razón. ¡Ya habían sido abandonados antes del terremoto!
La dictadura de los Duvalier, de 1957 a 1986, tuvo respaldo norteamericano
No le ha ido a la zaga a Robertson en España el obispo de San Sebastián, monseñor Munilla, para quien "existen males mayores que los que sufren los pobres de Haití", por ejemplo, "nuestra pobre situación espiritualmales más graves que el que esos inocentes también están sufriendo". En su pretendida rectificación hacía mucho más daño escuchar el tono de Munilla al repetir eso de "los pobres de Haití".
Ha sido curiosa la reacción del PP vasco, quien aconsejó a Munilla "prudencia porque debe ser consciente de que sus declaraciones, cualquier cosa que pueda hacer o decir, será en este momento analizada con lupa". El PP, por lo que se advierte, teme verse comprometido por la barbaridad inaugural de monseñor Munilla.
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