Este artículo se publicó hace 5 años.
BrexitEl día que Boris Johnson perdió el respeto por todo y por todos
Que son “egoístas” y “cobardes’”, que dicen “patrañas” y que la ley anti-brexit duro es una “rendición”. El lenguaje utilizado por el primer ministro británico contra la oposición en la Cámara de los Comunes ha despertado una indignación sin precedentes. Johnson, que no ha respetado ni el asesinato de la diputada laborista Jo Cox, no se ha disculpado.
Cristina Casero
Londres-
Los diputados van y vienen, pero John Bercow lleva los últimos diez años siendo el presidente de la Cámara de los Comunes (y los 12 anteriores como diputado) sin perderse una sola sesión, salvo causa mayor. Por eso, que él diga hoy que el ambiente en el Palacio de Westminster el miércoles por la noche fue “el peor que he visto en mis 22 años en esta sala”, lo dice todo.
"Ayer esta Cámara se desprestigió a sí misma”, ha asegurado el speaker, que ha recurrido a términos como “cólera”, “furia” y “tóxico” para definir el ambiente que se llegó a respirar.
Cómo sería que este jueves en Reino Unido por primera vez en mucho tiempo los titulares no hablan de brexit sino de eso, del lenguaje con el que los parlamentarios se hablaron anoche. Y aunque Bercow ha instado a los diputados “de uno y otro lado” a "tratarse mutuamente como oponentes y no como enemigos”, nadie puede ignorar que las palabras más irrepetuosas salieron de boca del primer ministro, Boris Johnson.
En su primera intervención después de que la Corte Suprema concluyera que la suspensión que decretó del parlamento fue ilegal, Johnson acusó al tribunal de “estar equivocado” y al Parlamento de “boicotear el brexit”. Llamó “egoístas” y “cobardes” a la oposición, calificó sus palabras de “patrañas”, definió la Ley anti-brexit duro aprobada por el Parlamento como “la ley de la rendición” y aseguró que nunca había escuchado “tantas tonterías en mi vida”.
Y aunque varios diputados le pidieron que moderada su lenguaje “peligroso” e “incendiario”, Johnson rechazó hacerlo y continúo.
Lo que hizo rebosar el vaso fueron sus palabras sobre Jo Cox, la diputada laborista partidaria de permanecer en la UE que asesinada en 2016 durante la campaña del referéndum por un radical de extrema derecha que la disparó y apuñaló en repetidas ocasiones.
La primera alusión a Cox había venido de la también laborista Paula Sherriff, que recordando lo sucedido, pidió a Johnson que moderada un lenguaje que fomenta el odio en la calle. “Muchos de los que estamos aquí sufrimos amenazas de muerte y abusos todos los días”, aseguro.
Pero lejos de dar marcha atrás, Johnson se encendió más que nunca, vio la autopista despejada y aceleró. Sostuvo que “cumplir con el brexit es la mejor manera de honrar la memoria de Jo Cox”. La indignación y e malestar de la oposición alcanzó su límite.
La hermana y el marido de Cox han contado que se quedaron “atónita” y "en shock”, respectivamente, y que “lo último que Jo querría es que su nombre se utilice para silenciar el debate”.
La preocupación por lo que ocurrió anoche en la Cámara es tanta que la oposición ha planteado este jueves una pregunta urgente al primer ministro para poder abordar el tema. Pero, aunque a esa hora Johnson se encontraba en el Palacio de Westminster, no ha aparecido por allí y ha mandado a uno de sus ministros a responder por él. Nada de disculpas.
Una “táctica para fomentar el odio”
Por boca de la diputada laborista Lisa Nandy, la oposición se ha mostrado convencida de que la actitud y el lenguaje de Johnson son una “táctica trabajada y diseñada por alguien para alimentar el odio y la división en nuestro país. Y está funcionando”.
De hecho, no todos lo condenan. Desde la bancada del gobierno hubo aplausos a alguna de las intervenciones de Johnson el miércoles por la noche. Y hoy le han recibido con vítores y golpes en la mesa cuando ha entrado en la sala en la que se ha reunido con el grupo parlamentario conservador. Hay quien asegura que sólo procedían de un mitad del grupo, que la otra ha permanecido en silencio. Quizá abochornada.
Y nueva derrota para Johnson en una votación
Con el ambiente caldeado como una olla, hoy también ha habido nueva votación en la Cámara de los Comunes y nueva derrota para Boris Johnson; la séptima derrota en siete votaciones. Los diputados han rechazado que se produzca un receso de tres días en la actividad del parlamento la próxima semana. El gobierno la había pedido con motivo del Congreso Nacional del Partido Conservador, que comienza este próximo domingo.
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